as experiencias de encierres prolongados indican que si un planteo de alimentación en confinamiento en Argentina supera los 300 animales, el diseño de los corrales y de todo el movimiento alrededor, tanto del alimento como de los efluentes es conveniente que sea pensado previamente, planificado y diseñado. En particular, imaginar el escenario y las soluciones ante inclemencias climáticas persistentes como lluvias y vientos.
La ubicación del sitio y el posterior diseño de las instalaciones requieren de varias de- finiciones previas que en primer lugar involucran a la escala (cantidad de animales) y en se- gundo lugar a la hidrología de lugar y sus eventuales externalidades (efectos posibles sobre el agua, el aire y aspectos sociales o culturales; ej. proximidad a centros urbanos, paisajes, etc.). El sitio debe permitir la ubicación del sistema de contención y tratamiento de efluentes. Se debe contar con espacios para la construcción de los canales colectores y las lagunas de decantación, evaporación y almacenamiento de efluentes, y de sectores para el apilado del estiércol. Sería conveniente que el sitio ofrezca una superficie adicional para utilizar los efluentes líquidos recolectados en riego (por gravedad o por bombeo). El área para riego deberá contar con un tamaño mínimo de acuerdo a la escala del feedlot y las condiciones ambientales y edáficas. Entre los aspectos centrales a tener en cuenta para la ubicación y diseño de las instalaciones se deben considerar: a) el régimen hídrico, la profundidad a la primera napa, la tectura del suelo y la topografía de la región, b) proximidad a recursos hídricos superficiales y áreas sensibles, y c) incidencia de los vientos.
Son preferibles regiones de baja precipitación anual y de lluvias de baja intensidad. En regiones de 600 mm o menos la evaporación anual es altamente eficiente para reducir los volúmenes de líquidos efluentes del área del feedlot. La estructura de manejo de efluentes resulta más simple que en regiones con precipitaciones mayores, pudiendo plantearse sistemas aeróbicos solamente. Por encima de los 1200 mm anuales, el manejo de efluentes se torna complejo y poco factible. En las regiones con precipitaciones intermedias (entre 800 y 1200 mm) la instalación es más factible, pero debería tenerse en cuenta la magnitud de las mismas en años húmedos y dimensionar el sistema.
Se recomienda ubicar el feedlot en sitios con baja probabilidad de anegamiento natural, por combinación de buen drenaje natural y muy baja probabilidad de precipitaciones intensas. Se sugiere como de baja vulnerabilidad a los sitios donde el anegamiento es improbable o su probabilidad sea inferior a 1 evento cada 50 años. Una probabilidad de un evento cada 20 a 50 años sería aceptable si el diseño contempla el manejo de tal situación en su estructura de contención de flujo de líquidos. Un sitio con probabilidad de anegarse cada 20 años o menos no sería recomendable.
La profundidad mínima de la freática es un componente discriminante a nivel de sitio. La tecnología de acondicionamiento de suelos y la manipulación de la escala (concentraciones bajas de animales) permite reducir la tasa de infiltración y lixivación de nutrientes pero en corrales con piso de tierra, conveniente descartar sitios con profundidades inferiores a 1 m a la primera capa de agua, dado los riesgos de contaminación a los que se expone al lugar. En suelos poco profundos, sin un horizonte petrocálcico u otro impedimento a la infiltración es imposible en la práctica controlar y evitar el enriquecimiento de la napa con nitrógeno (en sus diversas formas) y azufre.
El sitio de contención del escurrimiento no debería ser un bajo sin salida, sino un sec- tor donde el almacenamiento tiene posibilidad de desborde en una dirección que no compro- meta a sectores sensibles o recursos hídricos. La instalación en lugares bajos o inundables debería ser desestimada por el riesgo de la acumulación de efluentes, el anegamiento y la contaminación de napas.
El escurrimiento superficial puede contaminar cuencas hídricas. Se sugieren distancias de al menos 1 km, aunque la calidad del suelo, el tamaño del feedlot, la cantidad e intensidad de las precipitaciones y las pendientes son variables a tener en cuenta. Para incrementar el margen de seguridad, particularmente en regiones con pendientes pronunciadas y suelos de escasa retención hídrica sería conveniente superar los 2 km de distancia en feedlots de hasta 5000 animales y los 5 km para los de mayor capacidad.
Se sugieren distancias superiores a los 8 km para evitar conflictos con centros urbanos, áreas recreativas o rutas de alto tránsito debido a olores y polvos. El riesgo es considerado alto y de ubicación no recomendable cuando las distancias son inferiores a 5 km. A esas distancias, las alternativas prácticas para la remediación de efectos o para la adecuación de instalaciones resultarían insuficientes. Distancias entre 8 y 5 km pueden considerarse aceptables cuando se incluyan estrategias de minimización de emisiones (particularmente suelos secos) en áreas de bajo riesgo (regiones secas) y no se arriesguen recursos hídricos superficiales o sub-superficiales.
La distancia a vías de alto tránsito está asociada a la seguridad pública y al concepto de paisaje. Los movimientos de animales y camiones próximos a una ruta incrementan los riesgos de accidentes por imprevistos o distracciones. La implantación de cortinas forestales se sugiere frecuentemente para reducir la vista de corrales muy expuestos sobre rutas, pero la mejor opción es la instalación del feedlot a una distancia prudencial de las rutas asfaltadas, sugerida de al menos de 3 km. Distancias menores deberían contemplar estrategias para mejorar la imagen y la seguridad ante los movimientos e imprevistos (escape de animales, accidentes de camiones, dsitracciones).
La producción de olores desagradables en el feedlot puede reducirse pero es imposible de eliminar. La ubicación dependerá del sentido de los vientos predominantes y su frecuencia, pero se recomienda que se mantenga una distancia de al menos 5 km desde poblaciones urbanas y 1 km desde cascos de campo. El sentido deberá permitir que los vientos mas frecuentes alejen los olores de los centros poblados. Se recomienda también que se implanten cortinas forestales en la periferia del feedlot, particularmente del lado de las poblaciones para desacelerar el movimiento de vientos en esa dirección.
En feedlots instalados en climas secos, el movimiento permanente de los animales re- mueve suelo en sectores de poca compactación, El movimiento de polvo pueden ser una molestia intolerable y hasta poner en riesgo la salud de personas y animales. Para reducirlo es conveniente limpiar los corrales. El riego por aspersión de corrales es también eficiente e incluso para ayudar a bajar la temperatura corporal de los animales en días de mucho calor.
Los bovinos son más eficientes para producir carne o leche en climas templados y secos que en climas cálidos y húmedos (Church, 1988). Están más preparados para adaptarse al frío que al calor. Por ello, de tener elección, en el mundo la instalación de feedlots de gran escala ocurre en climas templados a templado fríos y semiáridos o áridos. Además, de ser posible, el grueso del engorde debería ocurrir durante los meses de otoño, invierno y primavera, tratando de reducir el tamaño de los encierres en verano. En regiones subtropicales y tropicales también se realizan engordes a corral pero la adecuación a las condiciones ambientales exige de mayores costos e impone menor eficiencia económica.
Los sistemas e instalaciones son diversos. En lugares con poco espacio y proximidad a áreas pobladas o de alta fragilidad ambiental, los corrales se diseñan dentro de galpones, con pisos de cemento acanalados y recolección de liquidos subsuperficial con lavado diario, y con recolección en piletas para su tratamiento y digestión. Estos planteos asignan entre 3 y 4 m2 por animal y requieren de cama de paja, cuya remoción es semanal. El costo y características de esos sistemas los hace poco competitivos en Argentina. Como alternativa, los diseños utilizados son de menor infraestructura y se basan en pisos de tierra compactada y mayor superficie por animal, localizados generalmente en ambientes más secos. Los sistemas con corrales de piso de tierra han proliferado en los principales países productores de carne (EEUU, Canadá, Brasil y Australia). Este es el tipo de estructura de feedlot en la que se centra esta publicación.
En la elección del sitio en el predio sería conveniente considerar primero las posibilidades de captura de efluentes, drenaje y la colección de efluentes hacia lagunas de decantación y de almacenamiento de efluentes, particularmente en regiones de buena precipitación, o en uso inmediato en riego de superficies que operan de ¨filtros verdes¨, diseñadas para evapotranspirar el agua y absorber en biomasa la mayor cantidad de nutrientes (contaminantes) posible. Luego se procede al diseño espacial de los corrales.
Sería conveniente que en el sector elegido el piso sea de buena compactación o compactible por los animales, en un lugar elevado, con buen drenaje. La pendiente general debe- ría no superar el 4 % en el sentido opuesto a la ubicación del comedero y no ser menor del 2% para que el agua de lluvia y excrementos líquidos tenga una salida rápida del corral. Ello evitará el encharcamiento y el anegamiento. Debe particularmente protegerse el área próxima al comedero incrementando incluso la pendiente en ese sector si existe el riesgo de lluvias fre- cuentes o de alta intensidad. Pendientes inferiores al 2% exigen de alomados en los corrales y remodelado del terreno, alomado en dormideros, para dirigir el escurrimiento y ofrecer sectores altos a los animales. Pendientes superiores al 4% pueden exponer al escurrimiento descontrolado y a la erosión hídrica ante precipitaciones intensas (Nienaber et al., 1974).
El suelo debería se el más firme posible para que los efluentes líquidos movilizados por la lluvia no infiltren o infiltren poco. En primer lugar la infiltración provoca anegamientos y compromete el espacio disponible para el animal, dificulta el movimiento de los animales y expone a afecciones de patas y de prepucio por estar en contacto con ese medio húmedo y sucio permanentemente. El anegamiento afecta además al consumo y a la eficiencia de con- versión. Los animales comen menos y convierten ineficientemente debido a la dificultad y gasto energético para moverse en un medio anegado. En segundo lugar, la infiltración genera lixiviación de contaminantes, transporta elementos excretados en las heces y orina, como el nitrógeno, el azufre, el magnesio, el sodio y en potasio, y se corre el riesgo de contaminar las aguas subterráneas. Es mejor controlar y poder dirigir los efluentes a sitios de evaporación y definir su uso posterior.
Tampoco serían indicadas las superficies demasiado duras como los pisos de cemento o muy endurecidos con piedra o tosca por sus efectos sobre el animal. Las superficies muy pedregosas resultan frecuentemente en patas lastimadas, heridas, problemas de articulaciones de las patas y limitaciones al movimiento. Ese tipo de superficies demandará la inclusión de camas de fibra (henos y pajas) con el consecuente problema de la remosión de ese material.
Se recomienda que los corrales, donde los animales pasan todo su tiempo y son ali- mentados, tengan un espacio mínimo de 15 a 20 m2 por animal para que el confinamiento no los incomode. Superficies mayores no generarían inconvenientes (hasta 40 m2), sin embargo corrales muy grandes exponen a un mayor movimiento y también al desperdicio de superficies. Los corrales de encierre permanente deberían planearse para tamaños de lotes no mayores de 250 animales livianos (novillitos o vaquillonas) y no más de 200 novillos grandes en terminación. Cantidades mayores exponen a problemas de comportamiento grupal, se complica la homogeneidad del consumo y el manejo o extracción selectiva de animales.
Es muy importante armar lotes parejos. De poder planearse la forma, se sugiere que los corrales sean de 60 m de frente por 50 o 60 m de fondo. Ese diseño rectangular o cuadrado de los corrales no es sin embargo una condición excluyente de otros diseños ajustados a la topografía, pudiendo los corrales tomar formas diversas, adecuados a la pendientes siempre que se respete el espacio mínimo necesario de comedero por animal.
Los 60 m de frente de cada corral permiten ubicar el comedero en ese frente, contando con 30 cm de espacio de comedero por animal para un número de 200 a 250 animales. Ese frente mínimo permite que entre el 65 el 75% de los animales tengan acceso simultáneo a los comederos. No sería necesario tener espacio para el 100% de los animales en forma simultánea, ya que no todos intentarán comer al mismo tiempo (a diferencia de la suplementación en pastoreo).
Por motivos de higiene, protección del piso y de funcionalidad en la distribución es importante que los comederos estén sobre uno de los lados del corral y no dentro del mismo. Aunque ello imposibilita que ambos lados del comedero puedan ser utilizados por el animal y exige de una mayor longitud de comedero, los aspectos prácticos de la alimentación lo justifican. Es necesario que los carros de alimentación, mixers o camiones de distribución alimenten de la forma más limpia posible, permanezcan siempre limpios y no sean expuestos a la contaminación con efluentes o excrementos para evitar el traslado o transmisión de enfermedades, contaminaciones, o comprometer la palatabilidad del alimento. En planteos precarios o transitorios, donde se alimenta dentro del corrales, el tractor y mixer han sido el principal factor de destrucción de piso, anegamientos y complicaciones en el acceso de los animales a los comederos, incluso responsables de accidentes con los animales o con los comederos (golpes, quebraduras de patas y costillas, etc.).
Los comederos deberían coincidir con el sector más alto del corral o al menos en un área donde no se corre riesgos de acumulación de agua y formación de barro. En los casos en los que se levanta el centro de los corrales con lomas de tierra para aumentar el área seca en los corrales, debería asegurase que el agua fluya en la dirección opuesta a los comederos.
Aunque la forma y material de los comederos varía en función del costo, algunos elementos que aportan a la funcionalidad e higiene deben tenerse en cuenta. El comedero debe permitir un acceso fácil del animal a la comida y alimentarse sin esfuerzo. Para ello es conveniente que el interior del comedero sea el más liso posible, de caras internas redondeadas, sin ángulos que dificultan la recolección del alimento por el animal o la limpieza rápida. En su exterior es deseable que sea de caras o lados rectos. Ello facilita la limpieza hasta el suelo por los costados, evitando la acumulación de alimento y excrementos debajo del comedero o adherido a sus lados por dificultad de limpieza. Ésto ocurre con comederos demasiado convexos (más anchos arriba que abajo, de sección semicircular o apoyados sobre patas con áreas libres). Es preferible levantar el interior del comedero con mampostería si se estima que quedará muy profundo. En los casos en que los costos obligan al uso de comederos del tipo bandeja, deberían despejarse del piso lo suficiente como para poder limpiar sin dificultad.
En corrales permanentes, el levantado del piso, enriquecido con cemento, arcillas o entoscado, es necesario para soportar la acción de los animales. Si se construye una vereda de cemento, ésta debería permanecer limpia, por lo que se sugiere tenga una pendiente del 10% y un espesor de 12 a 15 cm si se fabrica de cemento. Adicionalmente, sería conveniente construir un escalón de 10 a 15 cm de alto y 30 a 40 cm de ancho, a lo largo de todo el comedero, del lado del corral. Esta estructura desalienta a los animales a pararse en paralelo al comedero por tiempos largos, evitando el acceso de otros al comedero, como también a retroceder y apoyarse, rascarse, golpear o defecar sobre los comederos. Es recomendable compactar muy bien o proveer un piso de cemento o entoscado de al menos 3 m de ancho a la manera de guarda- polvo en todo el largo del frente de comedero. Ese sector será un área de alta presión animal y mucho movimiento de éstos acerándose y alejándose del comedero. En suelos arenosos, ese sector se erosiona rápidamente y se anega luego de una lluvia si previamente no ha sido levantado y preparado para soportar el tránsito animal.
El área de la calle en contacto con la cara externa del comedero debería permanecer limpia. Para ello la calle debe limpiarse con facilidad por lo que es conveniente que la cara exterior del comedero sea plana y vertical en 90º con respecto al suelo, caras apertura hacia fuera o redondas dejan áreas difíciles de limpiar contra el área de contacto del comedero con el suelo. El alimento que se acumula se descompone facilmente y, además de ser un foco de putrefacción y desarrollo de enfermedades, genera olores indeseables que pueden alejar a los animales del comedero y afectar su consumo. Algunas experiencias proponen incluso como conveniente dar una pequeña inclinación hacia el corral a la pared exterior (pared que da a la calle de alimentación) para reducir la posibilidad de contacto con las partes móviles de los implementos de limpieza con la pared.
Los comederos deberán llevar por encima una protección de hierro, madera o alambre que opere de cerco eliminando la posibilidad de que los animales se metan en los comederos, que desperdicien el alimento o que salten por encima. No existen diseños fijos de protectores, lo modernos se hacen de una sola línea de caño o dos de hierro dispuesta por sobre el comedero, del lado del corral o por sobre aproximadamente el centro del comedero a 40 o 50 cm (ajustable si fuera posible) de altura desde el borde interno del comedero. En el caso de doble línea de hierro podría instalarse en forma oblicua (corte transversal), quedando la línea inferior a 35 cm (en línea vertical desde en centro superior del comedero). Ello permite un mejor ac- ceso del animal al alimento y previene el desaprovechamiento del alimento por cabeceo, pero exige de una mayor estructura.
Es posible también la confección con alambre, reforzando la línea más baja con doble hilo de acero. Toda estructura deberá sostenerse de la pared del lado del corral y dejar la exterior (del lado de la calle) sin obstrucciones y limpia para repartir el alimento homogéneamente el alimento. En el caso de los comederos construidos en el mismo sitio, los postes podrán ser embutidos en la misma pared del comedero. Estos postes sostendrán una estructura de material y forma variables, confeccionados muy simples con un solo caño, vigas de madera, alambre, cable de acero o hierro.
El libre acceso al agua limpia y fresca es fundamental para sostener un buen consumo y engorde. El consumo de agua depende de la categoría y tamaño del animal, la dieta y fundamentalmente de la humedad y temperatura ambiente. Se recomienda la instalación de dos bebederos separados dentro de cada corral (con capacidad para 200 a 250 animales). No es conveniente utilizar bebederos muy profundos o de gran volumen. El agua retenida por mucho tiempo permanece generalmente más sucia y menos fresca. Los animales beben mejor de bebederos poco profundos con alto caudal, que renueva rápidamente el agua disponible. Adicionalmente, bebederos poco profundos son más fáciles de limpiar y sufren menos roturas. El frente de bebedero a disponer por animal es muy relativo al caudal y factores antes citados, pero se sugiere utilizar al menos 3 cm de bebedero por animal en un corral para 200 animales.
El diseño de la provisión de agua deberá tener capacidad para ofrecer con seguridad al menos 70 litros por animal y por día en verano y la mitad de ese volumen en invierno, para animales grandes (vacas o novillos en terminación). Frecuentemente se utiliza como referencia el valor de 7 litros por cada 50 kg de peso vivo. La reserva de agua y el caudal deberán preverse para ofrecer el agua demandada diariamente en un período no superior a 8 horas (período que generalmente se inicia con un alto consumo a la hora de ofrecido el alimento de la mañana. En los sistemas que alimentan dos y tres veces por día, el consumo de agua sigue la curva de consumo de alimento, pero se destaca el consumo agua de la mañana luego del primer ofrecido de alimento.
Además de servir a una mejor distribución de los animales en el corral reduciendo la presión sobre los comederos, el alejamiento del comedero evita que los animales lleguen a abrevar con mucho alimento en la boca y ensucien el agua. El bebedero debería localizarse en la mitad del corral más alejada del comedero, al menos 10 metros del mismo y no debería ser compartido entre corrales para evitar presiones sobre los lados del corral. Ello reduce los contactos entre lotes y las posibilidades de agresiones, roturas de cercos y también de contagios. Sería conveniente sea provea de un guardapolvo o vereda de cemento o suelo compactado, preparado para soportar la acción de las patas de los animales, cubriendo un área de hasta 2 m desde el bebedero.
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