En muchas partes del mundo es costumbre tomarse unos minutos para hacer una pausa en la jornada laboral y disfrutar de un café. Sin embargo, en Suecia llevan esa tradición a otro nivel: se trata del ritual fika, que traducido significa “beber café, comer dulces y hablar”.
Es tanta la relevancia que los suecos le dan a la fika durante la jornada laboral que consideran que es igual de importante que enviar mails. Matts Johanson, fundador de Da Matteo, una cadena de cafeterías radicadas en Gotemburgo, expresó que “la mayoría de los suecos hacen la fika varias veces al día, ya sea durante el fin de semana o a lo largo de la semana”.
En la misma línea, manifestó que el propósito “es pasar tiempo con la gente, comiendo deliciosos platos caseros y tomando un estupendo café. Es el equivalente a ir al bar en otros países”. Por ese motivo, en Suecia muchas compañías tienen descansos obligatorios para llevar a cabo el ritual, en los que brindan bebidas calientes a los empleados.
Un gran ejemplo de la importancia que le dan a este ritual es que Ikea, la multinacional número uno de Suecia, le dedica un párrafo en su página web: “Más que una pausa para el café, es un tiempo para compartir, conectar y relajarse con los colegas. Algunas de las mejores ideas y decisiones ocurren durante la fika”.
Lars Akerlund se mudó a Nueva York en 2001. Cinco años después, abrió su primera cafetería, a la que bautizó “FIKA”, cerca de Central Park. Actualmente, ya cuenta con seis locales en la ciudad que nunca duerme.
“Me encantaba Nueva York, pero cuando vine a vivir aquí no podía encontrar ningún buen café fuera de las grandes cadenas”, contó Akerlund, a la vez que reconoció que “la Costa Oeste de Estados Unidos estaba plagada de fantásticos lugares para tomar un espresso”, por lo que veía un enorme potencial. “Vi una gran oportunidad de mercado y pensé que, si lo hacía bien, podía ser otro Richard Branson y convertirme en un multimillonario de la fika”, afirmó.
Pero el objetivo del empresario no era solamente ofrecer un buen café a los neoyorkinos, sino que quería inculcarles la filosofía de vida sueca. “En Nueva York, todo era de comprar para llevar, pero pensé que si ofrecía algo realmente bueno podría cambiar la manera en la que la gente hacía las cosas y lograr que se detuvieran y se relajaran”, explicó Akerlund, al tiempo que subrayó que “con la fika, la idea es sentarte y disfrutar de tu café y de tu torta, aunque sea por diez minutos”.