Manejo del cultivo de damasco

Prácticas para el correcto manejo y desarrollo del cultivo de damasco

Manejo del cultivo de damasco
viernes 06 de noviembre de 2020

Distancia y sistemas de plantación

El damasco es un árbol vigoroso y se expande cuando las condiciones lo favorecen. La distancia de 7 x 7 m es la más aconsejable, pudiendo ampliársela a 8 x 8 m, si se implanta en suelos de gran fertilidad (hasta 300 plantas por ha). Los sistemas de plantación reciben su nombre de acuerdo a la disposición de las plantas en el terreno.

El sistema cuadrado, brinda ciertas ventajas, como mayor distribución, mejor exposición al aire y al sol, facilidad de riego, cosecha, tratamientos, etc. Los otros sistemas utilizados son el quincunce y tresbolillos.

Existen también plantaciones de mayor densidad, con marcos de 5 x 5 o 5 x 6 (301 a 500 plantas por ha).

 

Época de plantación

Los meses de julio y primera quincena de agosto constituyen la mejor época para efectuar la implantación en la zona de producción.

 

Entutorado

Es una práctica que se realiza cuando los vientos predominantes son intensos. La planta en este período aún no ha pasado la etapa de fijación de las raíces, resultando ser sumamente difícil enderezarla con el tiempo.

 

Poda

La poda de plantación o primera poda se efectúa dejando el tallo a 60 cm de altura y en la segunda poda, esa altura alcanza de 60 cm a 1 m. Las ramas anticipadas son eliminadas si no reúnen buenas características de distribución y vigor o si se encuentren lesionadas.

La poda de primavera se realiza durante el período de vegetación, cuando las yemas que se han dejado en el eje emiten brotes. Cuando estos brotes alcanzan una longitud de 10 a 15 cm, sufren una etapa de selección para determinar cuáles serán las futuras ramas principales del árbol. Se eligen 3 o 4 brotes tratando de que sean los nacidos a distintas alturas sobre el tallo y formando en lo posible ángulos de 120º a 90º, según sean 3 o 4 las ramas seleccionadas. Los demás brotes se “pellizcan” en la punta para impedir su rápido desarrollo, no se eliminan totalmente ya que protegen al tronco del sol y sirven para que la cantidad de hojas que se han dejado ayuden al trabajo de conducir los brotes definitivos más vigorosos y mejor formados.

La poda del primer invierno se realiza si las plantas poseen buena adaptación al terreno y clima donde están implantadas, y si la poda de primavera ha sido practicada. En esta poda se eliminan todos los brotes que en la primavera han sido pellizcados, dejando las ramas principales intactas. Se puede admitir un rebaje en las ramas principales sin eliminarlas, en el caso que se encuentren en desequilibrio. Si las ramas primarias no están bien formadas o han adquirido deficiente desarrollo, en esta etapa se rebajan todas las ramas a dos yemas, de las mismas saldrán nuevos brotes que posteriormente se utilizarán como ramas primarias de armazón.

En la poda del segundo invierno, en el segundo año de vida, las plantas adquieren buen desarrollo y las ramas principales que se han dejado en el primer período emiten un gran número de ramas vigorosas.

Las ramas principales no se rebajan (despuntan). En la extremidad de cada una de ellas suelen salir dos o tres ramas en forma vertical; se deja una sola bien ubicada y las demás se eliminan desde la base. Las otras se van raleando. Se rebajan las ramas que alcancen un desarrollo mayor que la principal que forma el esqueleto.

Para la poda de fructificación, hay que considerar que el damasco posee dos clases de yemas, de madera y de fruto. Son simples porque dan flores o brotes y cada yema frutal da una sola flor.

Con respecto a la posición, las yemas suelen encontrarse sobre las ramas, aisladas en grupos de 2, 3 y 5 siendo una de ellas de madera, más pequeña y puntiaguda, y las restantes de fruto, redondeadas y más blandas al tacto. En los grupos de 3 yemas, la del centro es de madera, y de fruto las de ambos lados. Las yemas nacen siempre en la axila de una hoja. Las yemas fructíferas se desarrollan sobre madera del año y sobre dardos.

Las ramas fructíferas del damasco son:

Brindilla: rama de 10 a 20 cm de largo, que posee 1 o 2 yemas de madera en su base, seguidas por yemas de fruto a corta distancia y por una terminal de madera.

Dardo o ramillete: es el principal elemento de fructificación, ya que en el dardo se deposita la mayor cantidad de frutos. Son producciones relativamente cortas (3 a 5 cm), se encuentran sobre la madera de más de un año, poseen varias yemas de fruto y finalizan con una de madera. La duración de estos dardos es corta (3 años).

La poda del tercer invierno y sucesivas son podas que se limitan a efectuar un raleo en ramas para facilitar la entrada de aire y sol. El árbol alcanza mayor altura en menor tiempo aumentando el área en producción por mayor expansión foliar. Se eliminan las ramas secas, las dañadas o las que se entrecruzan, chupones, etc.

 

Raleo de frutos

Esta operación consiste en la remoción de una parte de ellos para beneficio de los restantes.

En los montes de damasco bien llevados, especialmente donde hay variedades cuyos frutos se adaptan al consumo en fresco, es una práctica imprescindible que mejora el tamaño, color, consistencia, sabor y uniformidad de los frutos, mantiene el vigor del árbol y evita la rotura de las ramas.

 

Riego

Las plantaciones comerciales de damasco se realizan habitualmente, bajo riego. En particular después de la plantación y hasta el primer año de vida, el riego juega un rol importante en el desarrollo del árbol, y debe realizarse con eficiencia y oportunamente.

 

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