El damasco o albaricoque es originario de zonas templadas de Asia, Corea del Norte o Manchuria, aunque las primeras referencias sobre su cultivo se remontan al año 3000 a.C. en China. El Imperio Romano lo introdujo en Europa a través de sus conquistas y rutas de comercio con Asia, concretamente desde Armenia.
El principal productor mundial de damasco es Turquía con más del 18 % de la producción, seguido por Irán y Uzbequistán. En Europa los principales productores son Italia, Francia y España. En África se destacan Argelia y Marruecos y en América, Estados Unidos. Otros países productores en Asia son Pakistán, Japón, Siria, Rusia y China.
En Argentina, la fruta de carozo (durazno, ciruela, pelón o nectarina y damasco), representó en 2017, el 8,8% del total de frutas del país. En la mayoría de las propiedades, este cultivo se comporta como secundario de otros frutales o acompañado con vid y frutales.
Características morfológicas
- Árbol: el árbol de damasco puede naturalmente superar los seis metros de altura. En los primeros años su copa es oval, tornándose luego achatada.
- Tronco: es de color castaño o pardo violáceo, agrietado y de madera dura.
- Ramas: Las ramas son rojizas y extendidas cuando son jóvenes. Las yemas latentes son frecuentes especialmente sobre las ramas viejas. Las ramas secundarias son cortas, divergentes y escasas. Durante su evolución, las ramas pueden diferenciarse en: dardos, son brotaciones pequeñas, espinosas con una yema de madera en el ápice. En vegetación, el dardo está rodeado por una roseta de hojas, siendo su longitud de unos 2 a 7 cm. A partir del segundo año aparecen formaciones de yemas de flor, capaces de producir fruta de buena calidad ya que se encuentran situados en ramas gruesas por las que la circulación de savia es intensa. No tienen capacidad de crecimiento. La vida de los dardos es de 2 a 5 años. Se renuevan de forma natural y van secándose y desapareciendo los que están situados en las partes inferiores de las ramas o en zonas del árbol donde la luminosidad es insuficiente, brindillas, son brotaciones cortas, delgadas y flexibles, de una longitud entre 10 y 30 cm, con entrenudos cortos y cuya posición respecto al ramo que la soporta es más o menos inclinado u horizontal. A partir del segundo año, en estas brotaciones, se forman yemas de flor y madera lo que favorece una rápida entrada en producción con fruta de buena calidad. Tienen muy poca capacidad de crecimiento, alargándose y emitiendo por su parte basal nuevas brindillas o coronándose de botones florales, ramos mixtos, son brotaciones largas y vigorosas que pueden alcanzar en un solo año una longitud entre 0,5 y 3 metros. Este tipo de brotación es fundamental para la formación del árbol, producción y reemplazo. Fructifica a partir de dos o más años, dependiendo de su situación y vigor. Tienen capacidad de desarrollar ramos mixtos más pequeños, brindillas o dardos. Producen los frutos de mayor calidad y calibre, ramos anticipados, son yemas de madera de ramos mixtos que evolucionan en el mismo año en que se forman. Dependiendo del vigor y su situación darán lugar a nuevos ramos mixtos, brindillas o dardos. Estos órganos tienen capacidad de formar yemas de flor dando lugar a frutos en la brotación siguiente y chupones: son brotaciones muy vigorosas que pueden alcanzar longitudes de más de 2 m y un grosor de 3 a 5 cm de diámetro. Estas brotaciones se localizan en ramas gruesas donde hay un buen paso de savia, situadas en las zonas centrales del árbol aprovechando la verticalidad, alrededor y en las zonas bajas donde se efectúan cortes importantes de poda, ya que se estimula con éstos las brotaciones de las yemas inferiores al corte. Tienen los entrenudos más largos que el resto de las brotaciones y las yemas que se forman son de madera y tienen tendencia a emitir anticipados. Al entrar en competencia con el resto del árbol por su vigor y cantidad de vegetación, evitan que la savia que circula por ellos alimente a otros órganos que estén situados por debajo de los mismos. Al mismo tiempo impiden el paso de luz a zonas productivas del árbol, por lo que deben eliminarse en verde, antes de que alcancen vigor, salvo que sea de interés para injertar o para cubrir alguna zona despoblada mediante el arqueado o rayado.
- Raíz: emite una raíz principal vertical, bastante profunda en condiciones adecuadas de suelo. Las raíces secundarias son superficiales.
- Hojas: se encuentran arrolladas cuando son jóvenes, son lisas, brillantes, irregularmente dentadas, ovales, algo acorazonadas en la base, de ápice acuminado, de color verde oscuro en el haz y más claro en el envés. El peciolo es largo, con surcos y glanduloso.
- Flores: son de color blanco rosadas, con cinco sépalos y 5 pétalos, un pistilo y aproximadamente treinta estambres.
- Fruto: es una drupa, compuesta por endocarpio aplanado, liso, marginado, mesocarpio carnoso, más o menos adherido al hueso, jugoso y aromático y epicarpio amarillo- anaranjado, rosado o blanquecino, recubierto de una finísima pubescencia y con un surco lateral muy marcado que se extiende desde el pedúnculo hacia el extremo opuesto.
Fenología del cultivo
El damasco requiere entre 200 y 900 horas de frio durante el período de latencia, dependiendo de las variedades. Las flores se desarrollan en primavera antes que las hojas.
Los estados fenológicos, según Baggiolini, son los siguientes:
A: Yema de invierno
B: Yema hinchada
C: Cáliz visible
D: Corola visible
E: Estambres visibles
F: Flor abierta
G: Caída de pétalos
H: Fruto cuajado
I: Fruto tierno
La cosecha se concentra, en la principal provincia productora (Mendoza), en los meses de noviembre y diciembre, siendo así de las primeras frutas cosechadas en el año.
La zona Este presenta un rendimiento promedio de 3,8 tn/ha, y en la zona Sur es de 9,8 tn/ha. A nivel provincial se observa un rendimiento medio de 7,2 tn/ha.
Productos que se exportan: frutos frescos de damasco.
Variedades comerciales: Entre las variedades registradas en el Registro Nacional de Cultivares, llevado adelante por el Instituto Nacional de Semillas, las más empleadas son Bulida, Canino, Modesto, Royal, Royal brillante y Tilton, dependiendo de la zona de cultivo.
Requerimientos del cultivo
El árbol de esta especie es rústico. Propio de climas templados, resiste bien los fríos invernales, así como la sequía. Requiere en cambio de manera indispensable, altas temperaturas estivales y abundante luminosidad para una abundante fructificación y completa madurez de la fruta.
Según variedades, la necesidad de acumulación de horas de frío varía entre 200 y 900 horas.
Se comporta mejor en exposiciones aireadas y soleadas de mesetas y colinas, que en las llanuras.
La mejor altitud para su cultivo es entre 200-500 metros.
En cuanto al suelo, vegeta bien aún en aquellos con baja fertilidad e incluso en suelos pedregosos, pero no tolera el anegamiento o exceso de humedad en las raíces ni los suelos salinos, salvo que sean previamente lavados.
En tierras profundas alcanza un gran desarrollo y los frutos son de buena calidad. En tierras de baja calidad los árboles muestran un menor desarrollo.
SINAVIMO