Esta es la increíble cosmovisión andina detrás de la alpaca

ací rodeado de alpacas. He sido agricultor de alpacas toda mi vida - dice Andrés Choqueluque, presidente de la Sociedad Peruana de Alpacas Registradas de Cusco (SPAR Cusco) - y sé mucho sobre la relación entre estos animales y la cosmovisión andina.

Andrés toma la llamada desde Tocsaccota, en las alturas de Marangani, provincia de Canchis, y está dispuesto a hablar de cómo las alpacas y los seres humanos están vinculados por naturaleza. “Las alpacas son animalitos dulces que forman parte de un ciclo de vida donde todo está unido”, dice sin dudarlo.

Sus palabras merecen una explicación.

Resulta que los agricultores ven el mundo como un gran tejido, donde cada elemento se relaciona entre sí a través de pares recíprocos. “Inti (o el Dios Sol) nos ofrece su luz. Luego crece la hierba. Esta a su vez alimenta a las alpacas, que nos proporcionan su fibra para la ropa”.

En la sierra, la alpaca se considera un miembro de la familia. Si se enferma, todo el mundo sufre. De ahí el cuidado que toman los productores durante la cría y la esquila.

Desde 2014, PROMPERÚ promueve esta forma sostenible y ecológica de preservar la fibra de alpaca a través de la marca industrial Alpaca del Perú, trabajando codo a codo con cientos de comunidades andinas.

Origen legendario

Hay una leyenda poco conocida detrás del origen de las alpacas. Se cree que provienen de la espuma del agua. Los antepasados ??de Choqueluque dicen que el Apu Jaucara estaba enojado con su hija, la ñusta (princesa) Kirma, porque quería vivir con un apuesto joven que la había dejado embarazada.

Para apaciguar el enfado de su padre, a la ñusta se le ocurrió la idea de tejer un poncho gigante, de 100 km de ancho, usando la espuma del agua para esculpir unos hermosos animales llamados alpacas, a los que les dio un soplo de vida. Ella usó esta hermosa fibra para hacer la maravillosa prenda.

Sin embargo, parece que ya era demasiado tarde, porque el padre de Kirma envió a su hija para que la cuidara su hermano, el Apu Ausangate. Al enterarse de esto, el joven pretendiente fue tras su amada, pero el Apu Jaucara lo convirtió en una estatua de piedra, mientras él convertía a su hija en una montaña: la famosa Winikunka, o Montaña Arcoíris, ubicada en el camino al Ausangate.

“Si miras, la montaña tiene los colores del arcoíris, que son los de una sola mujer”, dice Choqueluque. Ya sea verdad o ficción, la leyenda ciertamente nos muestra cómo esta fibra noble, que ahora se exhibe en los escaparates de las tiendas de todo el mundo, nos vincula con la cosmovisión Inca.

En Tonsaccota, los agricultores tienen alrededor de 200 hectáreas de tierra para la cría y producción de fibra de alpaca. El marketing no es todo lo que podría ser en la actualidad, pero Andrés está seguro de que, con perseverancia, vendrán tiempos mejores.

El guardián de las alturas

Kalmex Ramos también creció rodeado de alpacas, llamas y vicuñas, muy cerca del cielo. Nació en la comunidad rural de San Pedro de Racco, en el distrito de Simón Bolívar, en la región de Pasco. A esa altitud -4425 m sobre el nivel del mar- solo sobreviven el cóndor, el hombre y las alpacas, porque la temperatura desciende a -10 ° C.

Desde muy joven, Kalmex se ganaba la vida conduciendo ganado y con la producción de fibra de alpaca junto con su familia. También pudo graduarse como ingeniero zootécnico y aprendió los secretos de la inseminación y la mejora genética del ganado. Hoy es el director de SPAR Pasco.

“El primer recuerdo que tengo de abrazar una alpaca es en la fiesta de la marca andina o carnaval, que es cuando le ponen cintas a las alpacas. La alpaca es como nuestro hermano, es solo un miembro más de la casa”, coincide.

Según Kalmex, en el pasado, el mundo occidental nos enseñó a separar los elementos de la naturaleza, cuando se trata de ver el ecosistema como un todo unificado.

"No dividimos al hombre de los animales, nuestros animales también tienen sentimientos", dice. Sus abuelos dicen que un día una terrible hambruna golpeó la Tierra. Entonces el Taita Inti creó animales, entre ellos la alpaca, para el bienestar de los hombres.

La ley de la gratitud

“Criar alpacas es un asunto recíproco. Cuando comienza la campaña agrícola, por ejemplo, hacemos una ofrenda a la tierra, ponemos dos copas de vino en una mesa, dos velas, dos manzanas, dos naranjas, todo en pares, representando la equilibrio en el que vivimos, porque todos estamos relacionados ”.

Sin embargo, no es una ofrenda a la Pachamama, sino un acto de gratitud. Como cuando vas a visitar la casa de alguien. No tienes que llegar con las manos vacías. Así es en los Andes.

Lo mismo se aplica a los animales. "San Pedro de Racco es el mejor del mundo para las llamas, pero si solo trabajara en la crianza de llamas, sería un error. El pastoreo debe ser complementario. El pasto alto es devorado por las llamas, mientras que el pasto bajo es para ovejas ".

Los animales pequeños dejan abono para el crecimiento de nuevos pastos que servirán de alimento a sus sucesores. Así es como se entrelaza el universo en su conjunto y así es como el ciclo de la vida se renueva cada mañana.

¿Y quién mejor que los agricultores para darnos estas lecciones?

“Somos [todo pudor aparte] los mejores cuidadores del ecosistema. Si no, la luna, el viento y la Tierra tendrían problemas”, dice Kalmex.

San Pedro de Racco es el hogar de 350 agricultores y tiene 200 miembros. Hay 5,000 alpacas, que producen alrededor de 25,000 libras de fibra de la mejor calidad por año. Podría haber más, explica Kalmex, si el principio de reciprocidad se practicara más allá de las montañas.

“No exportamos, suministramos la fibra a los centros de producción. Por eso creemos en la alianza que el Estado promueve con las comunidades campesinas ”, señala el dirigente. Sabias palabras.

Detalles de cierre

Según el Ministerio de Agricultura y Riego (Minagri), hay más de 3.6 millones de alpacas en todo el Perú.

Las principales regiones donde se concentra la producción de alpaca son: Puno (39,6%), Cusco (14,7%), Arequipa (12,7%), Huancavelica (8,3%), Apurímac (5,9%), Ayacucho (2,8%) y Pasco ( 1,8%).

Las exportaciones totales de fibra de alpaca peruana alcanzaron un total de 23 destinos y ascendieron a $ 57 millones 483 mil en 2019.

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