Si estás buscando realizar una pequeña escapada sin salir de Buenos Aires, hay estancias de lujo que brindan alojamiento y son ideales para disfrutar de un descanso reparador, contemplando un paisaje verde y tranquilo. Además, en estos lugares se pueden realizar paseos históricos por el campo en compañía de los anfitriones, que en muchos casos son herederos directos de algunas de las familias más tradicionales de la Argentina. La Fortuna, Cerro de la Cruz, Villa María, La Oriental y El Retiro, son cinco opciones soñadas para realizar un viaje en el tiempo y pasar un fin de semana diferente.
- La Fortuna: en 1897, Don Pedro Estrugamou le solicitó al arquitecto Le Bergere que construyera esta propiedad de estilo francés, que se realizó con materiales que llegaron a la Argentina en barco provenientes de Europa. Tras algunas temporadas abandonada, su dueño actual, el empresario hotelero Massimo Ianni, la transformó en un paraíso rural con servicio de hotel exclusivo.
Desde 2013, es posible pasearse en un auto antiguo por la tradicional Avenida de Plátanos, o disfrutar de un asado criollo servido en bandeja de plata. También se puede viajar en carruaje hasta la pulpería del lugar, disfrutar del sol en la piscina, escuchar una guitarreada acompañado del calor de un fogón o terminar la noche junto al piano de media cola que suena en la bodega.
Cuenta con una master suite, cuatro suites y tres habitaciones en suite con tres camas cada una, perfectamente acondicionadas, lujosas e impecables.
Los precios de La Fortuna arrancan desde los 4.500 dólares más impuestos por la casa completa para hasta 16 invitados, con uso exclusivo de todas las instalaciones y pensión completa. Además, ofrece una modalidad Pop Up Hotel, desde 650 dólares la noche en base doble, con pensión completa, bebida sin alcohol las 24 horas y té o degustación de vinos en la cava por la tarde. En cualquiera de los casos, la estadía mínima es de tres noches.
- Cerro de la Cruz: entre los pliegues de Sierra de la Ventana, se localiza este cálido casco con sello del arquitecto Alejandro Bustillo, que fue propiedad del ingeniero Eduardo Ayerza y su mujer, Gertrundis Herrera Vega. Administrado por su ahijada, Gertrundis Bunge, quien en 1995 decidió abrirlo al público y brindar un hospedaje a partir de siete cómodas habitaciones rodeadas por 33 hectáreas de bosques y arroyos donde el ganado pasta tranquilo, las tierras de esta estancia fueron refugio y cuartel general de las últimas tribus aborígenes que desafiaron la conquista del desierto.
Sobre lo más alto del cerro, hay una cruz de origen desconocido le da nombre al predio. Además de disfrutar de la piscina o jugar un partido de tenis, se pueden realizar paseos a pie, bicicleta, caballo o 4x4 y alojarse en la casa principal –con capacidad para 13 personas- desde 8.500 pesos por día.
- Villa María: un parque proyectado por el ingeniero agrónomo Benito Carrasco, quien fue discípulo del arquitecto francés Carlos Thays, es la antesala de esta gran casona, que en 1919 mandó a construir el fundador de la estancia, Celedonio Pereda, hijo de Vicente Pereda. Diseñada también por Alejandro Bustillo, se despliega alrededor de tres mil metros cuadrados con once habitaciones que desde 2007 reciben huéspedes.
Aquí, se ofrecen muebles señoriales, sábanas de algodón egipcio, galerías de arte, piscina y una arboleda que reúne a más de 300 especies. Además, hay un restaurante, cava de vinos con degustaciones, billar, bar, sala de habanos y clases de polo. Por su parte, el desayuno incluye jugo de naranja, pastelería artesanal, tostadas de campo y huevos preparados a gusto.
La tarifa es de 5.170 pesos por noche en base doble, con actividades y pensión completa. Quienes deseen pasar el día, deberán abonar desde 2.520 por persona (más impuestos) de lunes a jueves.
- La Oriental: a 250 kilómetros de Capital Federal existe un camino arbolado que termina en la imponente estancia de estilo francés que en 1892 mandó a construir Justo Saavedra. Desde hace más de 25 años, la anfitriona del lugar es la decoradora profesional Estela Ocampo de Torello. Ella, no solo se encarga de recibir a los huéspedes de la mejor manera, sino que también procura conservar los muebles y mosaicos originales que cubren los pisos de la casa.
Además, Ocampo de Torello se ocupa día a día que las mesas estén vestidas con un mantel bordado diferente, que haya flores frescas y que cada noche las visitas encuentren chocolatines sobre la almohada.
La estancia cuenta con nueve habitaciones, de las cuales cuatro son señoriales con baños que conservan artefactos originales y antiguos. Por su parte, las cinco restantes se ubican a pocos metros de la casa principal. Durante el día, se puede disfrutar de la piscina, jugar partidos de croquet y realizar cabalgatas entre los cultivos de soja y maíz, o visitar la capilla y hacer un picnic en el muelle sobre la laguna El Carpincho, ubicada a cinco kilómetros, donde el atardecer se asemeja al de una postal.
En verano, las tarifas arrancan desde los 3.400 pesos por persona e incluyen desayuno, almuerzo, cena y actividades.
- El Retiro: es un casco de estilo anglonormando que fue construido en 1904 por el fundador de Sierra de la Ventana, Don Diego (Diedrich) Meyer. Su bisnieta, María Inés Lavalle, es quien se encarga de recibir a los huéspedes en esta enorme casona, que está ambientada con objetos antiguos y muebles de época.
Rodeada por alrededor de 70 hectáreas, el lugar tiene una bellísima arboleda, una piscina, y cuenta con un acceso exclusivo al campo de golf de la localidad. Ofrece siete habitaciones decoradas con camas de bronce y brinda un desayuno con scones y budín de nueces. Además, el menú nocturno se sirve en una loza inglesa en un comedor revestido con boiserie.
La estadía sale 1.900 por persona e incluye desayuno. Si se desea contratar el servicio con media pensión (desayuno continental con cena, plato principal y postre) hay que abonar desde 2.400 pesos.