n grupo de científicos europeos está tratando de crear nuevas variedades modificando ligeramente su ADN.
La achicoria es una planta herbácea muy robusta que ya se cultivaba hace 5000 años en Egipto con fines medicinales. Hoy en día se usa para la producción comercial de inulina, un componente que se extrae de su raíz y se añade a los alimentos con fines dietéticos o como edulcorante. La inulina también funciona como prebiótico y tiene efectos beneficiosos en nuestro intestino y en el sistema inmunitario. Investigadores de la Universidad de Wageningen, en los Países Bajos, están ahora explorando las posibilidades de esta planta mediante el estudio de otros componentes presentes en su raíz.
“La consideramos como una fábrica biológica capaz de producir todo tipo de componentes como medicinas y fibras alimentarios beneficiosas para la salud. Lo que hemos aprendido sobre la achicoria tiene que ver con los terpenos que contiene la planta. Es algo que no se sabe, pero muchos de ellos sirven como medicina natural. Lo que queremos es comprobar si estos terpenos presentes en la achicoria también son medicinales y si podemos extraerlos de estas raíces”, explica Dirk Bosch, coordinador del proyecto de investigación CHIC.
Por el momento solo se extraen las fibras alimenticias, ya que los terpenos se eliminan debido a su sabor amargo. Sin embargo, el objetivo de este proyecto europeo de investigación, denominado CHIC, es estimular y emplear estos elementos tan beneficiosos desarrollando nuevas variedades de achicoria con propiedades específicas. Los científicos están desarrollando nuevas técnicas de cultivo, basadas en pequeños cambios en el genoma de la achicoria.
“La idea es modificar genéticamente estas plantas, para después cultivarlas, y luego estimularlas para reproducir primero las hojas y luego el tejido de la raíz”, cuenta Katarina Cankar, de la Universidad de Wageningen.
Esta técnica de modificación se denomina CRISPR (del inglés Clustered Regularly Interspaced Short Palindromic Repeats) y está muy extendida en agricultura y medicina humana. Con ella, en lugar de introducir material genético exterior como se hace con los transgénicos, aquí solo se modifica su genoma original.Para ello, el proyecto ha contado con el apoyo de una empresa especializada en la mejora de cultivos mediante el uso de técnicas moleculares.
"No añadimos nada, solo mutamos o cambiamos pequeñas partes del AND de la planta, para producir plantas que tengan propiedades beneficiosas para la salud. Es una forma moderna de llevarlo a cabo. Este tipo de técnicas de producción se emplean desde hace mucho tiempo, pero las nuevas tecnologías nos permiten hacerlo de una forma mucho más precisa y rápida", afirma el científico Paul Bundock, del instituto holandés Keygene.
El siguiente paso para los investigadores es verificar el ADN de las plantas, para ver si la modificación genética ha salido bien, y analizar la calidad de los terpenos, compuestos producidos una vez que las raíces han crecido.
"Mi objetivo es que, en lugar de tener una variedad de achicoria, tengamos 20 de las cuales el agricultor pueda elegir entre lo que haya disponible, lo que necesite para los antibióticos, para las fibras alimenticias. Podría cultivarlo y luego extraer el producto que desee”, añade Dirk Bosch, coordinador del proyecto de investigación CHIC.
La variedad de usos posibles de este producto emitido por las raíces de la achicoria es amplia: como antibióticos, como crema para la piel o como conservante natural de alimentos. La última etapa antes de su comercialización será el desarrollo de un procedimiento de extracción de terpenos.
EuroNews