Primo hermano del perejil y del hinojo, el apio pertenece a la familia de las umbelíferas. Se usa como medicina natural desde tiempos remotos y tanto los egipcios como los griegos y los romanos conocían sus propiedades como diurético, depurador de la sangre y desintoxicador del organismo. De hecho, Hipócrates lo usaba en el siglo V a C. como diurético y los chinos también lo empleaban en la antigüedad para tratar distintas afecciones. Pero el máximo interés por sus virtudes se dio en Europa en la Edad Media.
En la actualidad, se cultiva en casi todas las regiones templadas del mundo y cada vez son más las personas que lo consumen por ser un vegetal refrescante y saludable a nivel nutricional y terapéutico.
En general, el tipo de apio más común es el de rama, que a su vez se divide en dos variedades:
El apio es un cultivo de clima templado, que al aire libre no soporta los fríos de invierno en el interior de España. ¿Cómo debes cultivarlo en tu huerto en casa? La siembra se realiza en primavera a través de las semillas y el trasplante se realiza a comienzos del verano. Desde que se planta hasta que se recolecta, pueden pasar aproximadamente unos 4 meses.
Las semillas del apio deben plantarse en bandejas, en hileras que tengan entre sí una distancia de 30 centímetros. Si se opta por utilizar plantines en vez de semillas, los trasplantes deben hacerse con un margen de 30 centímetros entre cada planta para permitir el correcto desarrollo de la planta.
Como ya sabemos, la preparación del suelo a la hora de sembrar es importante, el apio necesita un suelo profundo, fértil y muy húmedo, pero sin exceso de agua. Por eso hay que evitar la formación de charcos o barro en la tierra. Se recomienda agregar compost maduro o estiércol al lugar de la plantación para aportar los nutrientes y minerales necesarios para lograr una cosecha exitosa.
Como ya hemos comentado en un artículo anterior acerca de asociaciones de cultivos, se recomienda que siembres entre medio del apio: lechugas y rábanos, ya que ambos se beneficiarán y hacen buena combinación.
El apio seguramente será una de las plantas que más riegues en tu huerto ya que necesita humedad constante. A modo de parámetro, se recomienda regar el apio como mínimo dos veces por semana.
Cuando está en sus primeras fases de su desarrollo, el riego debe ser abundante y regular, para que la plántula pueda tener un crecimiento continuo. Siempre debes regarla antes de que se seque la tierra, y la cantidad de agua dependerá también de la estación en la que nos encontremos: en verano, por ejemplo, deberás regarla más asiduamente que en primavera.
Como todo cultivo, el apio es víctima de plagas y enfermedades. Estar alerta de la salud de la planta tendrá como resultado una gran cosecha (y un delicioso apio).
Veamos las plagas y enfermedades más frecuentes que afectan al apio:
El apio no es muy amante del sol excesivo por ello es recomendable encontrar un lugar en casa o mesa de cultivo que no le llegue mucho sol. Si bien tolera muy bien lugares con sombra es importante que también tenga algunas horas de luz solar directa para desarrollarse perfectamente.
¿Cuándo debes realizar la cosecha del apio? La recolección se realizará en torno a los 7-8 meses desde la germinación de las semillas. Las plantas se irán desenterrando a medida que se vayan necesitando, ya que lo ideal es consumirlas bien frescas.
Para tener una cosecha exitosa se deben tener en cuenta estos consejos:
Ecohortum