onsiguió dicho logro en su campo ubicado en la comuna de Bulnes, Región de Biobío, Chile. El promedio nacional del cultivo, como referencia, llega a 60 t/ha. No hay una sola variable milagrosa para un resultado así, todo debe hacerse bien, en especial el manejo del agua, lo que en este caso se llevó a cabo con la tecnología de Reinke.
¿Cuál fue la clave para este rendimiento extraordinario? “Es una suma de muchos factores –responde el agricultor–. Usamos un muy buen potrero, son 18 hectáreas (ha) de suelo trumao, franco-arenoso, donde la achicoria siguió en rotación a maíz para semilla y remolacha. Se efectuó una aplicación de cal y de nutrientes para suplir las deficiencias del suelo, se hizo una adecuada preparación del mismo, la siembra fue temprana, en agosto, para aprovechar la humedad de primavera de modo que la plantita se fortaleciera y llegara al periodo de máximo requerimiento de agua en las mejores condiciones. La clave está en hacer bien y oportunamente los trabajos, como son las aplicaciones para el control de malezas, de insectos y enfermedades fungosas. Todo eso se ve facilitado por el respaldo que da la empresa contratante, la cual provee la semilla, entrega la asesoría técnica, financia la compra de insumos o el pago de servicios (que descuenta en la liquidación final) y se encarga de la cosecha”.
La raíz de achicoria se destina a la generación de inulina y oligofructosa, ingredientes naturales procesados en la cercana planta de la empresa Orafti (comuna de Pemuco), vinculada a BENEO y al grupo alemán Südzucker. La compañía cuenta con industrias similares en Bélgica, Alemania e Italia.
La estación seca, en verano, se caracteriza por los días extremadamente calurosos de diciembre y enero. La zona de Bulnes, indica el entrevistado, se apunta con marcas nacionales de temperatura, cercanas a los 40°C.
“Las 18 hectáreas estuvieron con pivote. No hay que aflojarle al riego, hay que estar muy al tanto –explica Villagra–. De hecho, yo lo manejé personalmente. Queda andando día y noche, aunque sea domingo o feriado. Me aseguré de regularlo yo mismo para que entregara la cantidad de agua de acuerdo a las condiciones y a la humedad del terreno. El potrero es un poco disparejo en algunas partes, pero no descuidando el riego se puede superar”.
El productor recuerda sus primeros pasos en la tecnificación del riego: Antiguamente se regaba con riego botado, simplemente. Los primeros equipos que llegaron correspondieron a los carretes, con motores diésel. Después el asunto fue la cobertura [tuberías y aspersores], que es un riego caro. En un momento teníamos bastante remolacha y achicoria, los tubos de aluminio no alcanzaban para cubrirlo todo. Eso significa moverlos de lugar, un trabajo pesado. No solo es un costo adicional en mano de obra; nadie le asegura que el encargado va a cambiar las posturas exactamente como debe hacerlo. Puede que después de seis horas los chorros de agua sigan en la misma parte del potrero porque la persona a lo mejor está durmiendo la siesta debajo de un árbol.
Así con el apoyo de Iansa, en 2011 compró su primer pivote móvil Reinke. De una cobertura comparativamente pequeña, se pensó para tres posiciones distintas, trasladándolo con un tractor. Un año más tarde incorporó otros dos equipos, ahora fijos, de la misma marca. Poseen cinco cuerpos cada uno y trabajan en 180°. En todos los casos el agua se obtiene mediante una bomba desde el río Larqui, para lo cual cuenta con los derechos correspondientes. La evaluación económica resulta fácil, expresa: “En el caso de la remolacha el costo nuestro está bordeando las 90 t/ha. La inversión para sacar esas 90 t/ha es la misma que para obtener 100 o 110 t/ha, pero el resultado económico es muy diferente. En una “caída de agua” las hojas del cultivo se ven botadas en el suelo, parece que se hubieran secado. Si se aplica el riego, en dos días la planta se recupera. Pero cada una de esas caídas, bastante corrientes si uno se descuida un poco, puede significar un par de toneladas menos de producción en la temporada, según los especialistas de Iansa”.
Los pivotes Reinke, de origen estadounidense (Nebraska), se caracterizan por estar construidos con materiales de alta resistencia lo cual se traduce en un menor peso estructural, resultando en mayor flotación, menos roturas del tren motriz y menos atascamiento. Esto es muy importante, en especial cuando los suelos del predio son pesados. Los pivotes Reinke son más eficientes y tienen mayor durabilidad que los sistemas similares en el mercado.
En una entrevista publicada en la revista Grupoagro, el agricultor comentó que en las temporadas anteriores había obtenido primero 80 t/ha de achicoria y luego un rendimiento algo inferior.
¿A qué se debió esta baja y luego una nueva subida a la cifra récord? “Usé un potrero distinto, con suelo más pesado, más tipo gredoso. Se regó en parte mediante cobertura y parte con pivote. En la última temporada quedó el 100% bajo pivote, con lo cual se puede controlar exactamente el riego. Es tan importante el manejo del agua que no basta decir lo que se debe aplicar, sino que verificar que se aplique esa cantidad que necesita el cultivo”.
Andrés Villagra señala que el reconocimiento de su récord fue una grata sorpresa. Estima que tuvo algo de suerte, porque la temporada presentó condiciones favorables, pero sobre todo reafirma su convicción de que los resultados acompañan cuando los trabajos se hacen bien y oportunamente.
“Por las charlas sé que la producción de achicoria en otras partes del mundo es una realidad absolutamente distinta. En Europa no la producen con riego artificial, sino que la achicoria y la remolacha se abastecen en forma natural con las lluvias. Tienen otros costos y otros rendimientos. Acá el riego tecnificado es importantísimo en la productividad de cualquiera de estos cultivos que tienen altos requerimientos de agua. Más la suma de todas las otras cosas” concluyó.
Red Agricola