Tras una charla con unos amigos que acababan de regresar de unas vacaciones en las paradisíacas playas de Bali, Kevin Murphy -el australiano que fundó y dirige la compañía de productos para el cuidado del cabello que lleva su mismo nombre-, tomó la decisión de establecer políticas empresariales más sustentables con el medioambiente y se planteó empezar a desarrollar envases con plástico 100% oceánico.
En 2017, Murphy estuvo conversando con una pareja que había viajado a Bali, que le comentó que cuando iba a la playa por la tarde, la arena estaba cubierta de plástico. Adentrándose un poco más en el tema, descubrió que anualmente llegan al mar hasta ocho millones de toneladas, que lo ensucian y contaminan; y que para 2050 el número de plásticos superará al de peces.
Mientras que los innovadores de todo el mundo están creando formas de desatascar las vías fluviales, Murphy decidió ponerle el cuerpo a la problemática, ya que –después de todo- para hacer las botellas de sus productos se utilizan alrededor de 360 toneladas de plástico.
Luego de establecer un acuerdo con la firma fabricante de envases danesa Pack Tech, se comenzó a buscar plástico oceánico y trabajar con otros socios para limpiarlo y triturarlo hasta el punto de hacerlo utilizable. Sin embargo, los costos son un gran obstáculo, debido a que el suministro de estos materiales es relativamente nuevo y requiere de una cadena de suministro compleja, que va desde la puesta en servicio de los barcos arrastreros, hasta el transporte del plástico a las instalaciones donde se puede tratar y procesar. Según lo que se estima, el costo es cinco veces superior que el del plástico virgen.
“Fue un poco devastador encontrarnos con estos números, pero el equipo financiero de la compañía realizó cálculos y determinó que si el precio de los productos subía un 7%, se podrían absorber los costos sin dañar las operaciones ni afectar drásticamente el presupuesto. Creemos que el problema es demasiado importante para el futuro como para no hacer el sacrificio”, expresa Murphy.
La industria del cuidado capilar, es dominada por grandes empresas como L’Oreal. Sin embargo, Kevin Murphy, con alrededor de cien empleados, está creciendo muy rápidamente, abasteciendo con sus productos a salones de belleza internacionales de primer nivel.
El fundador confía en que los clientes estarán dispuestos a pagar un poco más por los productos que ofrecerá en botellas de plástico oceánico, por lo que lanzó en sus redes sociales un programa que resume los beneficios de esta práctica.
Cabe aclarar que Kevin Murphy no es la primera empresa que integra plásticos oceánicos en sus envases, ya que cerca del 25% del plástico que se coloca en las bandejas que sostienen las computadoras Dell, proviene de un plástico que de otra manera hubiera terminado en el mar. Asimismo, la fundación Lonely Whale, que trabaja arduamente para limpiar los océanos, está en negociaciones con otras compañías para ayudarlas a emplear plástico oceánico en sus cadenas de suministro, mientras que Adidas desarrolló una línea de zapatillas hechas de hilados de residuos plásticos recuperados.
No obstante, Kevin Murphy es la primera marca que se compromete a incorporar el plástico oceánico en un 100%, para servir como mentor para que otras se sumen a la iniciativa.