El norte de nuestro país es un lugar único, donde se combinan de manera perfecta naturaleza, paisaje y cultura. En una escapada por Salta, Jujuy o Tucumán, desde un primer momento los turistas podrán apreciar la belleza y los colores del territorio, mientras degustan algún plato típico preparado especialmente por los pobladores de la zona.
A poco más de dos horas en avión desde Buenos Aires, Salta presenta un cielo azul que invita a soñar y un silencio que se asemeja a la más acogedora sensación de paz. Para disfrutar cada punto de la provincia, se recomienda contratar un servicio de alojamiento en la capital, que facilite todos los paseos.
Hotel Salta es una muy buena opción, ya que se encuentra muy cerca de algunas de las principales atracciones de la ciudad, como el Museo Arqueología de Alta Montaña (MAAM), las tiendas del Paseo Balcarce, la Catedral y la Iglesia de San Francisco. Frente a la tradicional Plaza 9 de Julio, el lugar dispone de parrilla con horno de barro, piscina, gimnasio, conexión Wi-Fi y acceso a las instalaciones del Salta Polo Club.
Por internet se comercializan paquetes de tres días, que incluyen aéreo, dos noches de hospedaje con desayuno y excursiones de día completo por la Quebrada de Humahuaca, donde en el camino se recorren Yala, Volcán, Tumbaya y Purmamarca.
El paseo consta de un trayecto que conduce al patrimonio Natural y Cultural de la Humanidad de Jujuy, a través de pueblos únicos e inolvidables. En él, se accede al mirador del Cerro de los Siete Colores, a las callecitas de la Quebrada de Humahuaca o al mercado artesanal. Además, la jornada se complementa con una visita a las “paletas de pintor” –las montañas de Maimará que parecen pintadas a mano– y Tilcara, donde se ubica el sitio arqueológico Pucará de Tilcara, con construcciones realizadas por los indígenas que habitaban la región.
El itinerario también comprende Huacalera, a 115 kilómetros de San Salvador de Jujuy, donde se puede contemplar el monumento que simboliza al Trópico de Capricornio, o entrar en la iglesia de Uquía y observar las Pinturas Cuzqueñas.
De regreso a la Ciudad de Salta, se puede ir a algún puesto gastronómico y probar cerveza de algarrobo, queso de cabra o algún plato autóctono, como llamas a las hierbas nativas con papines andinos aplastados.
Salta es uno de los distritos andinos que cuenta con mayor cantidad de santuarios en la altura, donde también se localiza uno de los ferrocarriles más altos del mundo, el Tren de las Nubes: una obra de ingeniería a 4.200 metros que fue fundamental para el desarrollo de las comunidades de la puna salteña.
Por último, se aconseja pasar por Colomé, donde está la bodega más alta del planeta y hay senderos y viñedos que posibilitan contactarse íntimamente con la naturaleza hasta el corazón del vino de altura argentino: los Altos Valles Calchaquíes.