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a zona sur de Palermo, hacia Scalabrini Ortiz, se está convirtiendo en la vanguardia palermitana. Con propuestas auténticas y provocadoras, ofrece un recorrido intercontinental por los mejores sabores del mundo en espacios completamente décontractée.
El espacio es el nuevo epicentro de restaurantes a puertas cerradas que se abren, con las esquinas como protagonistas, y el foco puesto en la hospitalidad en ambientes súper distendidos.
En cada cuadra hay un auténtico tesoro: sabores de América, Asia y Europa, tendencias de bares montados en espacios tomados, canillas de cerveza artesanal, buenos pubs que sirven comida de calidad, y las mesas y menús comunales. Con acento tejano, hindú, parisino, british y de Nueva Orleans, la zona entre las 5 esquinas de Gascón y Av. Córdoba está viento en popa y no para de crecer.
Ubicado en Cabrera 4354, es un bar hecho con containers que está revolucionando toda la zona. “Somos 5 socios: Renzo Siciliano, Agustín Nieto, Sebastián y Guillermo Bortolotto, y yo (Nacho Gatica). Buscando lugares siempre pensamos en Scalabrini para este lado porque entendíamos que toda la parte del corredor de Gorriti, que va de Scalabrini hasta Dorrego, ya está abarrotado. Cuando encontramos este predio, a Agustín se le prendió la lamparita y dijo “vamos a usar containers reciclados y armar toda la propuesta en base a eso”, contó Gatica.
Así nace el nuevo bar de los containers, inspirado en edificios tomados y convertidos en bares y centros culturales de Europa del Este. En vez de tomar la vereda, usan su enorme espacio mitad descubierto para que todo quede puertas adentro.
“El lugar está armado con seis containers: uno son los box, otro los baños, otro es la barra de coctelería, la cocina y la barra de cervezas son dos, y después tenés el que está volando apenas entrás”, detalló.
Los chicos de Dársena rápidamente sobrepasaron sus expectativas en un territorio inmensamente descontracturado y acogedor. Además, tienen ciclos de música con Djs invitados que van desde el funk, el R&B y el post punk, hasta la música ochentosa y el rock de garaje.
Son los pioneros de la gastronomía cajún. Nola, diminutivo de Nueva Orleans, es una oda a la influencia franco-canadiense en el sur de Estados Unidos. Dejó de funcionar a puertas cerradas en 2012 para innovar en la filosofía gastropub que distingue la zona y se adueñaron de la cuadra dando vuelta la esquina. Bajo el comando de Liza Puglia, quien nació en Nueva Orleans y trabajó como chef en Nueva York, junto a Francisco Terren, nace Nola, ofreciendo los mejores sabores de Luisiana.
Con cocina abierta especializada en comfort food, comida sencilla que generalmente se hace en casa, preparan platos típicos de la gastronomía cajún, la cocina tradicional de los franco-canadienses asentados en Luisiana. Con ingredientes locales y mucho arroz, ofrecen buenas cervezas artesanales para acompañar sus exquisitos platos rústicos.
A un par de cuadras está Duarte, el bar de los hermanos Bertero que también abrió en 2012 y ya es un clásico del otro lado de la nebulosa palermitana. Detrás de su larga barra invitan con lo mejor de la coctelería para disfrutar en sus mesas altas o desconectando en el jardín. Movidos por la idea de compartir, sus personajes estelares son las jarras Jar-Jar –Jameson, Cynar y pomelo– y Tonic Youth –Gin Apóstoles, Cynar, tónica y limas–. La cocina está abierta hasta bien pasada la madrugada y ofrecen tablas, hamburguesas de cordero y su notable tortilla de papa con chorizo colorado y morrones asados. Ideal para cerrar una noche de excesos.
Lo copado de la gastronomía judía (Gorriti 4015). Benaim, de cocina callejera judía, llegó a la zona de Palermo marcando tendencia y sumándose al auge gastropub y los sabores autóctonos de afuera. En un local recientemente renovado con jardín interno y todo tipo de vegetación, rememoran lo mejor de la cultura sefardí, judíos que vivieron en España y Marruecos hasta 1942 y permanecen ligados a la cultura árabe e hispánica.
Con cocina a la vista y servicio a la barra, tienen mesas comunales y una decoración que combina lo mejor del estilo marroquí y el judío. Entre sus imperdibles tentaciones tienen un súper tierno pastrón en pan pletzalej acompañado con papas fritas, un shawarma de pollo sublime, falafel y kebabs, todo con mucho pan de pita elaborado por ellos mismos. También ofrecen un riquísimo hummus, ensalada Israelí, cocktails y jugos frutales.
Un restaurante en un garaje, con cocina a la vista que está marcando tendencia (Aráoz 1676). Como su nombre lo indica, Proper es lo correcto, el lugar apropiado para deleitarse con sabores frescos y genuinos. Detrás de un portón y dentro de un ex taller mecánico, con cocina abierta, mesas comunales y recepción por orden de llegada, irrumpió en la zona del otro lado de la avenida marcando tendencia.
De la mano de sus chefs creadores, Leo Lanussol y Augusto Mayer, nace este espacio con platos para compartir hechos en su horno de leña, con la materia prima como absoluta protagonista en un ambiente atento y amigable. Cambian el menú semanalmente y entre sus imperdibles están sus panes caseros con masa madre; el hummus de zanahoria morada; la panceta con alcaparrones sumergidos en salmuera por 4 días, ahumados y cocinados a fuego lento durante toda una noche; sus especiales con huevos de ganso; la pizza a la leña; la exquisita corvina y el flan casero.
Comida callejera asiática en un local muy canchero (Honduras 4415). Sumándose al apogeo gastropub y con muy poco tiempo en escena, nace Opio de la mano del chef Diego “Tatu” Rizzi. Inspirado en el street food asiático, con cocina abierta, lámparas colador y mesas comunales, Opio ofrece lo mejor de la comida callejera del continente asiático.
Con aroma a curry y cilantro, sirven sándwiches, sopas, ensaladas, vinos, gin tonics y cerveza artesanal. Los platos recomendados: la sopa khao soi de pollo con caldo claro, fideos crocantes, pollo, leche de coco, cebolla roja, jengibre, curry y cilantro; el sándwich Banh Mi Clásico con pan francés, albóndigas de cerdo, pickle de zanahoria y daikon (típico nabo japonés), cebolla roja y cilantro; el curry de pescado y coco; y de postre, las saludables paletas de miel y especias.
