Aunque a primera vista pueden parecer similares, lo cierto es que el jamón ibérico, el prosciutto y el serrano son muy diferentes, ya que no solo es distinto su origen, sino también la manera de elaborarlos. A continuación, se exponen las características de cada uno.
- Origen: proviene del cerdo ibérico, que se halla en España y Portugal.
- Tratamiento: se cubre de sal para facilitar su deshidratación y poder conservarlo. Luego, se seca por dos o tres meses de forma natural y se cuelga en las bodegas por tres años.
- Color: rojo intenso, mucho más fuerte que el del prosciutto y el serrano.
- Sabor: intenso y aromático.
- Distintivo: el cerdo ibérico se alimenta con bellotas.
- Origen: su nombre hace referencia a las sierras de España, ya que las patas de cerdo de este tipo de jamón son secadas y curadas allí.
- Cría: se crían más cantidad de cerdos en un mismo lugar, mientras que los ibéricos están más sueltos y caminan por las montañas.
- Color: más rosado que el ibérico, pero más intenso que el prosciutto.
- Sabor: más salado y no tan intenso.
- Distintivo: la dieta de los cerdos blancos, de donde se obtiene este jamón, es a base de cereales.
- Origen: es italiano; los más conocidos son San Daniele y de Parma.
- Tratamiento: se cura por un período máximo de dos años.
- Color: rosado.
- Textura: más suave y húmeda que los otros dos.
- Distintivo: su corte es más alargado y es muy versátil, ya que se puede servir con melón o mozzarella, y también en pizzas, ensaladas y sándwiches.