l sorgo es un cultivo agronómicamente perfecto, ya que genera alta producción, pero con mucho menor consumo de agua que otros cereales de verano. Se trata de un cultivo de gran versatilidad de uso y adaptación a diferentes condiciones de suelo, clima y tecnología.
En los últimos años, en el país se puso la mirada nuevamente en incluir gramíneas que permitan diversificar la secuencia de cultivos y estabilizar el sistema de producción en su conjunto.
Por eso comienza a vislumbrarse un panorama más que alentador para el cultivo de sorgo, no solo como granífero, sino también como recurso forrajero y de otros usos alternativos.
Los sorgos Advanta son los más elegidos del mercado porque aportan niveles únicos de productividad, adaptabilidad y estabilidad, producto de más de 40 años ininterrumpidos de investigación en su Programa de Mejoramiento, siendo así el programa más grande y antiguo del país. Además, fue la primera empresa en desarrollar y comercializar semilla híbrida de sorgos tolerantes a herbicidas a nivel mundial, a través de la tecnología Igrowth.
Para lograr un máximo aprovechamiento de las virtudes del sorgo, es fundamental conocer sus requerimientos de nutrientes y agua, ajustar la densidad y fecha de siembra óptima según la zona, fecha de siembra, manejo en la protección del cultivo y productividad de los diferentes híbridos, entre otros factores.
“La siembra óptima sería entre la última semana de octubre y la primera de noviembre, ya que la temperatura del suelo se encuentra entre 16 a 18ºC, siendo ideal para que la semilla germine rápido y el cultivo se establezca en el lote, algo fundamental para el éxito del sorgo”, informó Carlos Desimone del área de desarrollo y servicio técnico de Advanta Semillas.
Desimone brindó recomendaciones de manejo del cultivo para la región agrícola central. “Para producción de granos, hay que apuntar a una densidad de siembra de 15 semillas por metro, a 52 centímetros entre hileras, para lograr unas 180.000 plantas por hectárea, ya que el sorgo tiene bajo coeficiente de logro, del orden del 70%. Para producción de forraje, en tanto, se necesita mayor densidad de siembra, por lo que hay que apuntar a entre 15 a 20 kilos de semilla por hectárea”, explicó.
En materia de fertilización, Desimone dijo que al sorgo hay que tratarlo como a un cultivo de maíz. “Aplicar fósforo como base al momento de la siembra, para que nazca y se establezca rápidamente y luego un repaso en cuarta a sexta hoja con fuente nitrogenada, aunque la doble fertilización al momento de la siembra también es adecuada”, indicó.
En cuanto al control de malezas, recordó la revolucionaria tecnología Igrowth de Advanta, que otorga resistencia a herbicidas de la familia de las imidazolinonas en el cultivo sorgo como rescate, pudiendo utilizarse un herbicida de control total con sorgo nacido.
“Es un manejo que antes no se podía realizar, siendo los sorgos Igrowth una gran solución para lotes muy infectados de malezas”, destacó. “Hoy en el mercado hay una gran disponibilidad de híbridos con esa tecnología y este año sumamos un nuevo material doble propósito de ciclo más largo, para silo de planta entera o cosecha de granos”, apuntó.
Por lo tanto, Desimone, manifestó que “para esta campaña de sorgo 2019/2020, nuestras expectativas son muy importantes, ya que se espera que aumente el área de siembra un 20%, aprovechando, el productor, ambientes quizás más marginales donde no pensaba producir, generando más productividad en su campo”.
En ese sentido, subrayó que “aún en años complicados, el productor encuentra en el sorgo un cultivo muy confiable como alternativa para alimentar a los animales, y más aún con el nuevo material doble propósito con tecnología para controlar malezas. Además, se debe tener en cuenta todo lo que se vendrá en un par de años, ya que se sumarán materiales forrajeros con Igrowth, y el cultivo de sorgo tendrá cada vez más posibilidades de seguir conquistando ambientes de producción”.
El ABC Rural