San Luis se pone al día con la genética en cabras

l Programa Producción Agropecuaria y Arraigo Rural, que depende del Ministerio de Medio Ambiente, Campo y Producción, adquirió un plantel de cabras de la raza Anglo Nubian, reconocidos por su doble propósito, ya que proporcionan leche y también buena carne. La semana entrante llegará otro lote de la raza Boer, que son animales exclusivamente carniceros, directamente desde una cabaña de la provincia de Chaco.

El motivo fundamental por el que se hace la renovación de los planteles caprinos es para evitar la cruza entre padres e hijos, lo que atenta contra los índices productivos. Por eso las adquisiciones deben hacerse cada cuatro años y forman parte de las técnicas de buenos manejos en la producción de cabras, en busca de conservar una buena genética. El veterinario Juan Pablo Rey, quien forma parte del programa, habló para dar detalles de la tarea que se hace exclusivamente pensando en los pequeños productores puntanos, ya que los animales son utilizados para la reposición de ejemplares enfermos dentro del Plan Provincial Caprino. “Los pequeños productores conocen los problemas que trae no renovar los animales cada cierto tiempo. La forma en que generalmente lo hacen es a través del intercambio de padrillos entre ellos, lo que puede ser peligroso para la sanidad de los rodeos, ya que lo hacen sin estudios que ayuden a detectar enfermedades preponderantes como son la brucelosis o la artritis”, apuntó Rey.

“Lo que puede ocurrir con la cruza de consanguinidades es la pérdida de eficiencia productiva, no tanto en fertilidad sino en el tamaño de los animales producidos, que tienen menos peso al nacer, un detalle que no se soluciona al destete. Si en el tiempo siguen esa conducta, pueden dar crías con deformaciones o híbridos que sí podrán alcanzar buen peso y buen porcentaje de convertibilidad, pero no serán fértiles”, agregó.

El jefe del Programa Producción Agropecuaria, Martín Rodríguez, remarcó la importancia de adquirir nuevos animales dentro del módulo productivo ubicado en el predio de la escuela experimental Sol Puntano. “El recambio de sangre y de genética que hacemos aquí es parte del programa que compartimos con los pequeños productores de la provincia. Por eso siempre priorizamos la reposición del macho. El productor después hace por su cuenta la reposición de madres de las crías que van naciendo. Eso produce que en el tiempo se genere el problema de la consanguinidad”, dijo, y agregó sin ser alarmista que el problema no se da de un año para otro sino que lleva un tiempo: alrededor de 3 o 4 años. Es una de las razones por las que el Gobierno decidió renovar sus planteles.

“Lo que buscamos con el asesoramiento a los productores es incorporar nuevas técnicas de manejo que pueden darle mayor eficiencia, que tengan más carne y más leche para su pequeño negocio. La parte sanitaria incluye un manejo adecuado de la alimentación, que varía según la edad. También la incorporación de genética con la línea que requieran, ya sea para la producción de carne, de leche o ambas.

La mayoría, en San Luis, son productores de carne, por lo que buscamos razas que sean útiles a ese propósito. Pero no sólo nos incumbe ese factor, buscamos que además tengan rusticidad, que puedan adaptarse perfectamente a los campos de la provincia, que no son fáciles ni en cuanto a suelo ni tampoco al clima y a la vegetación”, afirmó Rodríguez. 

Las nuevas adquisiciones

La compra se concretó a un grupo de productores de Chaco, que pertenecen a la Sociedad Rural de Pampa del Infierno. Trajeron 10 hembras y un macho de la raza Anglo Nubian. “La característica morfológica de esta especie, que viene de África, es la de poseer orejas largas que funcionan como radiadores de calor. De todas las razas que existen es la que más variedad de colores tiene. Están las overas, que son las de manchas blancas; las zainas con líneas negras sobre el lomo; y las bayitas, que son las de pelaje claro. La clásica es la que tiene una línea negra en el lomo, con una cruz en las paletas del mismo color y de cara marrón con anteojeras  negras o marrones”, detalló Rey.

La próxima adquisición también vendrá desde Chaco. Serán 15 hembras y un macho, en este caso de la raza Boer. “Las que vienen ahora son de color blanco con la cabeza negra. También hay algunas marrones. Sirven exclusivamente para la producción de carne. La adquisición la hicimos de una cabaña que se llama El Impenetrable.

El módulo de producción de Sol puntano ya cuenta con un plantel de animales bien provisto desde hace varios años. “Éstos vienen a reforzar lo que ya tenemos disponible. Hay tres razas: Anglo Nubian, Boer y Saanen, más una tipificada por el INTA de Villa Mercedes como la Criolla sanluiseña, que es la que más prolifera en los establecimientos locales. Tenemos 19 madres y un chivato Anglo Nubian que ahora será reemplazado; de raza Boer sólo tenemos 7 madres y un macho, por eso compramos una cantidad que nos permitirá llegar a los 20 ejemplares”, indicó Rey, mientras paseaba por los corrales de las flamantes cabras.

La Criolla sanluiseña ha sido preparada y pensada para los campos del interior. “Hemos comprado los animales en distintos establecimientos locales. Con todas las que reunimos hemos hecho una especie de pool. Así cruzamos estos machos puros con hembras criollas para obtener animales de media sangre. La local no la abandonamos porque es la que está adaptada a San Luis. Es decir, está acostumbrada a la alimentación de la zona, sobre todo a la de los montes. Con la cruza le damos un plus de producción debido a la genética que la criolla pura no puede conseguir”, explicó el veterinario, quien aseguró existe un proyecto para hacer inseminación de parte del Gobierno. 

“La idea de ampliar las funciones del Laboratorio del Campo y hacer inseminación artificial está pensada para ahorrar en cantidad de machos, porque la tecnología permite congelar el semen durante largos períodos. Además el procedimiento permite acelerar los tiempos de mejoramiento genético”, contó.

“La cruza se hace con servicio dirigido a corral natural. Es decir, encerramos al macho y a la hembra en el mismo corral para incidir en el cruzamiento. El ciclo del celo de los caprinos es de 21 días. Sólo tres de esos días la hembra está lista para recibir al macho”, detalló Rey sobre los trabajos que se hacen dentro del módulo, que cada año aumenta la influencia sobre el crecimiento de la actividad caprina en la provincia.

El Diario de la Republica