esde todos los eslabones de la cadena apícola coinciden en unirse para dar el siguiente paso hacia un mayor consumo en el mercado interno y aumentar las exportaciones con mayor agregado de valor.
Las ramas de los eucaliptus dibujan sombras en el pasto, y el aroma de sus flores perfuma el rinconcito de este lote agrícola, muy cerca de Esperanza. Allí donde la sembradora de trigo no alcanzó a entrar, los apicultores consiguieron el permiso del dueño para ubicar unas 40 colmenas, que se aprestan a “pasar el invierno”.
“Ya terminó la zafra y ahora estamos invernando las colmenas”, explica Alberto Cainelli, apicultor y técnico de la Cooperativa Cosar. Mientras recorremos los cajones de madera ente el zumbido generalizado de sus moradoras, destaca que, a pesar de la pandemia, estas colmenas llebaban un mes y medio sin ser las revisaba, pese a lo cual el estado sanitario es muy bueno y con buena población de abejas. Además, se puede apreciar que la reserva energética que han elaborado también es muy buena y están en excelentes condiciones para pasar el invierno”.
El trabajo de Cainelli forma parte de una escala en una de las tantas colmenas que la Cooperativa posee en la región, y que implica el monitoreo general y la confección de las planillas correspondientes.
“Comenzamos allá por el año 1996 con los programas Cambio Rural capacitando a los productores. Si bien la parte técnica y el manejo de las colmenas estaba resuelto, faltaba la parte comercial. Y decidimos conformar una Cooperativa para comercializar y exportar nuestra propia miel”, recuerda Héctor Curtis, ex presidente de la entidad, mientras echa humo para “tranquilizar” a las abejas.
Allí nació COSAR; una entidad de 140 productores del centro norte provincial que vende a 7 países. “Es una miel con alta calidad y contenido de minerales, comparada con otras”, afirma y explica que dentro de la provincia tenemos distintos ámbitos, por el origen floral que genera distintas mieles. “Las praderas, en el centro oeste y norte de la cuenca lechera, que genera una miel muy clara y apreciada por los fraccionadores europeos y japoneses. En la parte de la costa (que nosotros le decimos que es el este provincial), con mieles más oscuras, con otras cualidades, pero que también se venden muy bien en el exterior”.
Curtis destaca que instalaron una fraccionadora en la sede de la Cooperativa en el parque industrial de Sauce Viejo, con el desafío de poder envasar para vender al exterior en recipientes de kilo y de medio kilo, “con todos los requisitos del comercio internacional”, afirma.
Se conmemoró un vez más “la semana de la miel” en Santa Fe, por lo que la provincia organizó una serie de eventos de capacitación, que por efecto de la pandemia se tuvieron que realizar mediante la modalidad virtual. Abel Zenclussen, director de lechería y apicultura del Ministerio de la producción, se mostró entusiasmado con el tema, luego de terminar una teleconferencia con algunos referentes del sector.
“Se invitó en el marco de la semana de la miel y del día de la abeja a promocionar la actividad escuchando a los principales referentes”, agregó. “Por eso desde el Ministerio queremos promocionar la actividad apícola por su rol ambiental”. El funcionario también destacó la mirada de ASSAL, entidad que trabaja para remarcar la importancia del producto como alimento saludable en estos momentos de pandemia.
En este sentido, remarcó que la idea es promocionar el consumo, que es muy bajo en nuestro país, a pesar de la calidad (algo más de 200 gramos por año por habitante). Finalmente, Zenclussen adelantó que en el mes de julio se quiere conformar una Mesa Apícola “para empezar a trabajar con el respaldo legal y el apoyo de la provincia, incluyendo a los jóvenes. “Tenemos una de las mejores calidades de miel con una gran diversidad por nuestra geografía. Si bien puede haber bajos rendimientos en algunas zonas (por el impacto de los fitosanitarios), queremos mejorar con las BPA, porque la abeja es uno de los agentes más importantes del campo, por eso la idea es hacer una producción amigable con el medio ambiente. En el norte y en las islas, la miel orgánica anda muy bien. La exportación también anda muy bien; queremos mejorar e incrementar el consumo local diferenciado”.
Mónica Gaggiotti es referente apícola del INTA, y apuntó a reforzar la calidad y la caracterización de mieles. En coincidencia con sus predecesores, sostuvo que la provincia por sus características puede producir mieles con diferentes características. “En el norte, el centro o el sur se pueden producir distintas mieles, para todos los gustos”, sostuvo. Y agregó que desde hace años la semana de la miel sirve para tratar de promocionar el consumo en la provincia, sobre todo de mieles santafesinas, y para que la gente aprenda a diferenciarlas.
“Las que nosotros estamos más acostumbrados son las de praderas, asociadas a cultivos como las alfalfas. Son mieles claras y que cristalizan rápidamente, ligeramente dulces, con notas florales; contra las mieles de islas que son más oscuras, levemente más ácidas, con otras características sensoriales”.
Según la especialista, la miel es un alimento natural, de allí es tan importante que se consuma, frente a una creciente demanda de este tipo de alimentos. “Es un alimento sin aditivos. Que dependiendo de las flores que usaron las abejas le dan distintas características. Y tiene vitaminas, minerales, enzimas, todas asociadas a la flora que el dio origen a esa miel. Tenemos que tratar de consumir más miel. 250 gramos por habitante al año es muy poco, y con la demanda de alimentos saludables es un buen momento para aumentar ese consumo”, afirma.
Finalmente, Gaggioti destaca que Santa Fe es la segunda o tercera provincia de producción dependiendo del año, lo que además se traduce en un importante un ingreso de dólares para la provincia. “Además los productores y Cooperativas han incorporado fraccionadoras, por eso la idea es meternos en el mercado con las mieles santafesinas para valorar los distintos tipos de miel que tenemos. Y que además se puede diversificar en cervezas, hidromieles, etc. algo que desde INTA venimos haciendo con la capacitación, que permita iniciarse en la actividad. El gran desafío: tratar de poner en las góndolas las mieles diferenciadas de la provincia. Algo que a nivel nacional se está haciendo”.
Para la especialista, hay manuales con las caracterizaciones de la miel argentina, y ese es el camino. Poder comprar miel de eucaliptus, de alfalfa, de catay, para darle un valor que la asocie a un determinado territorio”.
Fabricio Bauducco es el titular de Promiel, una empresa que desde Romang exporta unas 5000 toneladas anuales (lo que la ubica entre las 10 más exportadoras a nivel nacional). Si bien pagan 5% de retenciones, un arancel de 17,5 % para ingresar a la Unión Europea, y sufren por el desdoblamiento cambiario, afirma que la miel es un negocio dulce.
“Arrancamos hace 18 años exportando miel a granel en tambores de 300 kilos. Hace 10 años incorporamos la planta de homogeneizado, la que permite transformar el producto manteniendo calidades similares. Se exporta en contenedores que cargan entre 60 y 70 barriles de 300 kilos cada uno. El proceso permite que esos tambores tengan las mismas caracerísticas de calidad, así el cliente recibe un producto parejo”.
Promiel ya no produce, sólo compra miel en todo el país: Santa Fe, Entre Ríos, Buneos Aires, La Pampa, Córdoba; y exporta a los mercados más exigentes, como EE.UU., Alemania y Japón entre otros.
“Fuimos productores en un momento, pero dejamos de hacerlo porque el porcentaje que uno puede producir en proporción al volumen exportado es ínfimo, por eso acopiamos el 100 % de la miel. Ofrecemos miel convencional y orgánica, aunque el porcentaje de esta última no alcanza al uno por ciento”.
Bauducco cuenta que con la llegada del Coronavirus el acopio se frenó al principio, pero se fue adaptando a los protocolos de trabajo y transporte “y salimos adelante. Es un producto que mantuvo su demanda y no hubo alteraciones por la pandemia”.
La empresa da trabajo a 20 personas de forma directa y compra la producción de unos 2000 apicultores, además de generar un servicio de transporte que está tercerizado. El precio en los últimos meses tuvo un leve aumento y a nivel internacional se mantiene firme. La miel argentina mantiene sus mercados y año a año va mejorando su imagen, precio y competitividad.
El empresario destaca que las empresas cuidan el producto y hay mucha competencia. “Eso ayuda a mejorar de manera constante. Es un mercado muy competitivo, estamos certificados con HCCP (certificaciones internacionales de calidad). A nivel internacional se paga de U$ S 2400 a 2800 la tonelada, aunque a nosotros la brecha cambiara nos incide en la competitividad del producto. Además, en 5 días la tenés que pesificar”.
Consultado sobre el proyecto de fraccionar para exportar, se mostró más escéptico. “Es difícil. A las empresas que lo intentaron les costó mucho, porque uno es proveedor de la materia prima a granel. Nuestros clientes son los fraccionadores. Es un proyecto que el país siempre lo tuvo, pero es difícil llevarlo adelante, porque ellos son los que fraccionan”. Y agrega que generalmente no justifica la inversión en el retorno, que hoy ronda el orden de los 100 mil dólares aproximadamente.
“El objetivo siempre es progresar, mantener el volumen y la calidad, algo que en este país ya es mucho”. Igualmente, Bauducco es optimista. “Se está trabajando bien, a pesar de todo. Los apicultores tuvieron un mal momento hace unos años, pero ellos siguen y creo que van mejorando. Mundialmente y en los países vecinos la producción sufrió golpes, pero en Argentina la actividad se consolida”.
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