egún la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el vínculo entre desertificación, degradación de suelos y seguridad alimentaria es el responsable de la pérdida de veintitrés hectáreas de tierra cultivables por minuto en el mundo.
La Secretaria de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación implementó el “Proyecto Manejo Sustentable de Tierras en las Zonas Secas” en ocho provincias del Noroeste y Cuyo, con el objetivo de trasmitir a los productores locales prácticas agroecológicas y sostenibles para evitar o reducir los efectos de la degradación del terreno, de manera que se pueda mejorar la disponibilidad de agua y de minerales para el crecimiento de los cultivos.
Un ejemplo de este plan, que cuenta con el financiamiento del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), se llevó adelante en la ecorregión de la puna jujeña. Abarcó un millón de hectáreas entre La Quiaca y Abra Pampa, zona que tiene severos problemas de desertificación debido a procesos de erosión hídrica y sobrepastoreo. La experiencia benefició a más de seiscientas familias de campesinos y pueblos originarios de catorce localidades y parajes del área.
El trabajo consistió en la capacitación a los grupos familiares para que aprendan las técnicas de compostaje y la producción de bioabonos. Se entregaron kit de materiales para el armado y desarrollo de composteras y lombricarios para mejorar el aporte de nutrientes y microorganismos a la estructura del suelo. La producción de los cultivos andinos como quinoa, habas, cebolla y papas se realiza con la intervención de toda la familia mediante prácticas agroecológicas y el 90% de la cosecha es para consumo hogareño.
También se ayudó a las comunidades a construir invernaderos para el cultivo de hortalizas y verduras con equipamientos de riego por goteo, y de árboles para la instalación de cortinas forestales en parcelas con la finalidad de disminuir la erosión eólica provocada por los vientos predominantes de la zona. Estos últimos se plantaron mediante un novedoso sistema de tecnología israelí, conocido como Growboxx, que contiene en la caja de plantación una reserva de agua que conserva la humedad y garantiza el crecimiento de los árboles.
Para Nicolás Buitrago, ingeniero agrónomo y consultor del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), “la gran problemática en la ecorregión de la Puna es la escasez del agua, por eso hay que trabajar con los productores locales en el uso eficiente del recurso hídrico como parte del manejo sustentable de la tierra”.
Los productores adoptaron nuevas prácticas aportadas por los técnicos, porque entienden que mejorar y cuidar sus tierras evita la migración de las familias hacia los centros urbanos
Los productores adoptaron nuevas prácticas aportadas por los técnicos, porque entienden que mejorar y cuidar sus tierras evita la migración de las familias hacia los centros urbanos
Los productores aceptaron de buen modo unir sus saberes que heredaron de generación en generación con las nuevas prácticas aportadas por los técnicos, porque entienden que mejorar y cuidar sus tierras evita la migración de las familias hacia los centros urbanos. Además, son conscientes de que de esta manera mantienen el valor cultural e histórico de las comunidades y el vínculo respetuoso con la Pachamama.
“El uso del suelo es un préstamo que nos hacen las generaciones futuras y se lo tenemos que devolver en iguales o mejores condiciones, todo lo que hagamos para evitar procesos de desertificación, de erosión y de pérdida de suelo es bienvenido como un aporte al futuro”, subrayó Buitrago.
Infobae