La fama de esta semilla (que se toma como un grano) viene dada por su alto nivel nutricional, fuente de proteínas, fibra, grasas poliinsaturadas y minerales (calcio, hierro, fósforo o potasio), elevados en comparación con los de otros granos de consumo más habitual en Occidente, como el arroz, el trigo o el maíz.
La conquista occidental de la quinoa ha provocado que en las últimas tres décadas los principales productores a nivel mundial, Bolivia, Perú y Ecuador, hayan duplicado y hasta triplicado su extensión cultivada, según los datos de la FAO.
Sin embargo, no sólo sus propiedades nutricionales hacen de este grano un superalimento. La quinoa es, además, una esperanza para la alimentación del mundo, donde cada vez más la superpoblación y el consumo de recursos naturales hacen necesarias nuevas salidas más sostenibles.
La quinoa se adapta con facilidad a diferentes condiciones agroambientales por lo que es menos sensible al cambio climático, según destaca la FAO. Además, su consumo sirve también para reducir la dependencia de otros básicos como el trigo y el arroz.
Los investigadores ven, además, un enorme potencial para el desarrollo de los cultivos a través de la secuenciación genómica de la quinoa, que permita mejorar la especie y adaptarla a distintas condiciones de producción. En eso incidía un artículo publicado el pasado febrero en la revista Nature, en el que un grupo de investigadores saudíes había identificado uno de los genes que controla la producción de saponinas (que da a la planta un sabor amargo y que puede ser tóxico), lo que facilitaría la cría de plantas sin saponinas.
El director de la investigación, Mark Tester, de la Universidad de Ciencia y Tecnología King Abdullah, asegura que «la familia de plantas de quinoa es increíblemente resistente y puede crecer en suelos pobres, suelos salados y en altitudes elevadas. La quinoa podría proporcionar una fuente de alimento saludable y nutritiva para el mundo que utiliza tierra y agua que actualmente no se puede usar, y nuestro nuevo genoma nos acercamos un paso más a ese objetivo«.
Aumento de la demanda
Sin embargo, el aumento de la demanda también ha provocado un incremento de los precios, hasta un 300% entre 2006 y 2013 según la FAO.
La empresa española pionera en sembrar quinoa, Algosur (a través de su filial Semillas Sostenibles Ibérica), comenzó a cultivar hace una década en el área del Valle del Guadalquivir y ha conseguido adaptar el cultivo a las condiciones agroclimáticas de Andalucía. Susana Vilariño, experta de la compañía, asegura que el aumento de la demanda ha ido aumentando de forma progresiva y en 2017 han producido 3.000 toneladas de esta semilla, «casi el doble que la temporada anterior».
La compañía realiza el tratamiento de las semillas en una planta de 22.000 metros cuadrados con más de 3.000 metros cuadrados de cámaras climatizadas. Cultivan una especie integral y libre de saponina (un componente de la quinoa que puede llegar a ser tóxico).
Aunque ya lleva años creciendo, el fenómeno de la quinoa no hace sino aumentar. Según los datos de la consultora Nielsen, que acaba de presentar su informe de Gran Consumo en 2017, la demanda de esta semilla aumentó en España un 43%.
El Independiente