Escocia cuenta con una nueva ruta del whisky hebrideano, que se extiende a lo largo de 185 kilómetros. A través de ella, los turistas pueden recorrer distintas destilerías mientras admiran los impresionantes paisajes de tres islas de la costa norte del país: Skye, Raasay y Harris.
Cualquier amante del whisky soñaría con tomar una copa al borde de alguno de los acantilados que enmarcan el paisaje de esta isla escocesa. Sin embargo, vale destacar que las aldeas de la misma poseen restaurantes y pubs sumamente atractivos para públicos de distintas edades.
Una de las destilerías más destacadas de la zona es Talisker, construida hace casi 190 años a orillas de Loch Harport. Otra destilería recomendada es Torabhaig, donde se puede observar y conocer el proceso de elaboración del single malt característico de esta isla.
Entre páramos abiertos, senderos boscosos y caminos costeros, en esta isla paradisíaca se halla la destilería de la isla de Raasay, que recién comenzó a destilar en septiembre de 2017. Como el tiempo de maduración del single malt es de tres años en barriles de roble, el primer whisky de la isla recién se embotellará en 2020.
Hasta que llegue el esperado lanzamiento, la destilería de Raasay ofrece un whisky denominado While We Wait –en castellano, Mientras Esperamos–, que es un anticipo de lo que será el whisky que se encuentra en proceso de maduración.
En esta isla se encuentran playas insólitas y paradisíacas que rompen con las típicas imágenes del país, como Luskentyre, Huisinis o Ardroil, grandes lenguas de arena blanca que parecen extenderse hasta el horizonte con aguas azuladas y transparentes que van y vienen con el cambio de mareas. La destilería de la isla de Harris, que tiene fines sociales, se halla en el pueblo de Tarbert, el más grande de la zona