Más allá del Carnaval que se celebra en Gualeguaychú entre enero y marzo todos los años, en la provincia de Entre Ríos se desarrollan una importante cantidad de eventos de interés, en el marco de un escenario que acoge paisajes y monumentos que vale la pena conocer. A través de un trayecto por la renovada Ruta 14 –que desde hace unos años pasó a ser una autovía de dos carriles por mano que recorre el litoral oriental de la Mesopotamia argentina– es posible acceder a una gran variedad de lugares mágicos y disfrutar grandes experiencias en familia.
La Ruta 14 es un camino de 340 kilómetros que parte de la localidad Ceibas y desemboca en Chajarí. Una vez que uno parte hacia la aventura y cruza el puente de Zárate sobre los brazos del Río Paraná, el panorama se transforma completamente gracias al verde del horizonte, que invita a frenar para admirar la maravillosa vista, que incluye ríos, riachos y arroyos.
La primera parada es en una zona ligeramente urbanizada en el medio del Delta, que es mejor conocida como Villa Paranacito. Aquí, los turistas se acercan para realizar jornadas de pesca o probar la nuez pecán y la miel orgánica local; mientras que pobladores son fácilmente distinguibles, ya que suelen salir con sombreros de paja, camisas aferradas a los pantalones por fajas de lana que se ajustan a la cintura, botas de goma y cuchillas para cuerear nutrias o carpinchos.
Sobre las orillas del arroyo Sagustume Chico, además, se pueden contemplar bellísimos cipreses calvos, que diariamente son sobrevolados por una enorme multitud de aves.
En el kilómetro 56 de la Ruta 14 –cercana al punto donde se cruzan los ríos Paraná y Uruguay–, aparece la ciudad de Gualeguaychú, famosa por albergar uno de los carnavales más populares de la Argentina. En este lugar, el entorno natural alcanza su mejor expresión en el Parque Unzué, que se caracteriza por sus altos y añosos eucaliptos, que transforman el ambiente con su aroma y frescura.
Entre los mayores atractivos, están los complejos termales, la pérgola de la Costanera, la Playa Ñandubaysal y el Restaurante Dacal, donde se sirven riquísimas empanadas de surubí y roquefort o platos de surubí al verdeo.
Sobre el kilómetro 125, está la localidad de Concepción del Uruguay, donde se encuentran ocho grandes monumentos históricos entre los que se destaca el Palacio San José, una antigua residencia de arquitectura colonial con toques criollos e italianos que fue propiedad de la familia Urquiza.
Aparte de grandes construcciones, la ciudad seduce por la belleza de sus ríos, playas y aguas termales. De todas maneras, quienes busquen urbanización pueden frecuentar las zonas urbanas modernas de la calle Rocamora y el Paseo de los Artesanos “Manos Entrerrianas”.
Seguido a Concepción del Uruguay, yendo hacia el norte por la Ruta 14 (sobre el kilómetro 151,5), se llega a Colón, por un trayecto en el que abundan las palmeras. El sitio se caracteriza por sus piscinas termales naturales, donde el río se muestra como un remanso que roza delicadamente el contorno de las islas de Hornos y Queguay.
El Parque Quirós, en la cima de una lomada de más de diez metros, es el lugar ideal para contemplar el paisaje o tomar fotografías que capturen el momento. Fue fundado por el abogado y político Herminio Quirós, quien le encargó el proyecto al paisajista Carlos Thays, que imprimió su talento dándole forma a este gran terreno ocioso. Sobre pérgolas y jarrones de bronce, hay figuras de piedra dedicadas a Cervantes, Víctor Hugo y Dante, y leones alados que hacen referencia a la mitología griega.
A poca distancia, sobre el kilómetro 163, está Villa Elisa –zona de colores fuertes y grandes flores–, conocida como la “Ciudad Jardín de Entre Ríos”. El casco urbano consta de un sinfín de casas con cuidados jardines y plantas de todo tipo de formas y tamaños, aunque uno de sus mayores atractivos es el ferrocarril inaugurado en 1907, que transita a 20 kilómetros por hora a través de Primero de Mayo y Puente Negro. El lugar también contiene campos de soja y una abundante flora, que comúnmente es visitada por patos, teros y gallinas.
Al borde del Río Uruguay y a solo 22 kilómetros al este de Villa Elisa, aparece Liebig con su cultura centenaria. En este punto, la mayoría de las casas conservan un estilo inglés que data de principios de siglo XX y se caracterizan por poseer grandes jardines y huertas. La localidad cuenta con playas perfectas para descansar o disfrutar la tarde, en cuyos ríos se pueden pescar paties, dorados o surubíes.
46 kilómetros al norte de Colón, sobresale el Parque Nacional El Palmar, donde habita la mayor concentración de palmeras del país y un conjunto de selvas cerradas que se alargan al borde de los ríos y arroyos afluentes del Río Uruguay. A lo largo de estas 8.500 hectáreas, es posible realizar caminatas y cabalgatas, sobre un camino donde también circulan zorros del monte, vizcachas, ñandúes y aves.
Las figuras del caudillo oriental José Gervasio Artigas y el aviador Antoine de Saint-Exupéry adquieren otra perspectiva desde la mirada de los pobladores de Concordia (sobre el kilómetro 250 de la Ruta 14), debido a que una calle y una plaza hacen referencia al paso que dejó el expresidente en la zona; mientras que el castillo de San Carlos recuerda la parada que en 1930 debió realizar el autor de “El Pincipito” durante un desperfecto en el avión que piloteaba.
Aun así, la ciudad es principalmente visitada por sus centros termales –con aguas cloruradas, bicarbonadas y sódicas-, el Museo Judío, el Palacio Arruabarrena y la Costanera.
Por último, sobre el kilómetro 329, está Chajarí, donde además de termas soñadas para aliviar el cuerpo y recobrar energías, se comercializan los mejores licores de cítricos, mermeladas y salames de la región.