Dos investigadores de la Universidad Nacional de La Plata consiguieron convertir el exceso de mosto de uva derivado de la elaboración del vino en un jarabe que permite incrementar la calidad nutricional de diversos alimentos. De esa forma, mediante el agregado de valor al mosto, se beneficia de manera directa a pymes del sector vitivinícola.
Los autores del hallazgo, efectuado en los laboratorios del Centro de Investigación y Desarrollo en Criotecnología de Alimentos (CIDCA) de la Universidad Nacional de La Plata, fueron los doctores Micaela Ureta y Nelson Romano. La directora del CIDCA, Andrea Gómez Zavaglia, expresó que el instituto cuenta con experiencia en la producción de fructo-oligosacáridos (FOS) a partir de la sacarosa, que es el método más simple.
Vale destacar que el mosto de uva es rico en FOS y que la síntesis de éstos suministra fibras que colaboran en el buen funcionamiento de la flora intestinal, además de tener un gran valor edulcorante, con lo cual ayuda a disminuir la utilización de azúcares en la producción de alimentos.
Gómez Zavaglia explicó que aceptaron el desafío de producir fructo-oligosacáridos con el mosto de uva “a partir de una inquietud de la empresa mendocina Nimbus S.A., que buscaba agregarle valor al mosto sobrante de la producción de vino, que incluye el jugo de uva, la piel, la pulpa y las semillas. Hoy, Nimbus S.A. es, junto con nosotros, inventora de la patente”.
Para conservar el valor de los vinos, las compañías tienen un límite de producción, por lo que gran parte del mosto se comercializa como endulzante. Sin embargo, al convertirlo en jarabe enriquecido con FOS, el producto puede venderse mejor y aprovecharse para la producción de alimentos de mayor calidad nutricional.
“Es muy importante que las pequeñas industrias del vino puedan tener un aporte desde nuestro lado, el de la investigación del Estado, para sumar así una pata tecnológica. De lo contrario, seguirán siendo solo las grandes empresas las que pueden llevar adelante este tipo de desarrollos”, concluyó Ureta.