verlane nació en 2010 de la mano del empresario Michael Preysman, un emprendedor que trabajaba en la banca de inversión y que decidió revolucionar el mundo de la moda. La marca utiliza toneladas de recursos no renovables para la confección de sus prendas y acumula más de 40.000 personas en la lista de espera para comprar sus productos. El factor diferencial de esta startup se resume en la expresión que ha convertido en su sello de identidad: moda sustentable y transparencia radical.
Preysman y Jesse Farmer pusieron en marcha la empresa en 2010 como un pure player de camisetas básicas para hombre. Con los años, Everlane diversificó hacia la moda femenina, que hoy es su principal fuente de ingresos. Para encarar el salto, la empresa protagonizó alianzas con gigantes de la industria como Cos y Gap.
La firma, especializada en ropa básica, detalla en su web cada paso de la cadena de valor, especificando los costes de los materiales, la confección y el transporte, así como toda la información sobre las fábricas donde produce. “No se trata de producir en proximidad (gran parte de sus colecciones se confeccionan en China), sino de la transparencia”, expresa su cofundador y la cara visible de la marca, Michael Preysman.
Everlane seduce a fondos como Lerer Hippeau Ventures, Maveron y 14W. Con camisetas de algodón pima a US$15 y vaqueros a US$65, la empresa ha superado ya los US$100 millones de facturación, según la compañía de servicios financieros Privco.
La compañía se ha fijado el objetivo de eliminar su uso de plástico para 2021 en todas sus tiendas y oficinas de la empresa, desde la confección hasta en el packaging.
Everlane también ha llevado la innovación a las rebajas: en lugar de ofrecer los artículos con descuento, propone al cliente elegir el precio que quiere pagar por prendas de temporadas pasadas. Además, la compañía apuesta al feedback con su público mostrando en sus campañas modelos de todas las tallas.
Los productos de Everlane están elaborados con materiales naturales como algodón, seda, casimir y cuero, con solo un 10% de accesorios sintéticos. Sus camisas “seda limpia” son confeccionadas en una fábrica con consumo eficiente de energía y con tinturas libres de productos químicos.
“Nuestros fabricantes reciclan el 98% del agua utilizada”, afirman desde el Comité de Sustentabilidad de la empresa. La compañía utiliza 98 millones de toneladas de recursos no renovables por año y realiza constantes auditorías sobre los desperdicios en toda la empresa. También aplica un rol activo de formación y capacitación de sus compradores de forma online y a través de oradores en todas sus tiendas.