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Alimentos balanceados, la clave de la producción en sistemas intensivos

El informe destaca que entre 70% y 80% de los costos corresponde a alimentación. Se buscan alternativas con residuo de chala de ajo, de tomate de industria, de orujo de uva y oliva

Alimentos balanceados, la clave de la producción en sistemas intensivos
martes 09 de junio de 2020

e estima que en la provincia de Mendoza se faenan alrededor de 2.500 a 3.000 conejos por mes, lo que resulta entre 3.000 y 4.000 kilos de carne mensual.

La mayor parte de esta carne se destina a restaurantes, o bien a circuitos cortos de comercialización: directo del productor al consumidor, con precios que rondan los US$ 8 por kilogramo de conejo. En el caso de la venta en súper e hipermercados, generalmente como conejo congelado, supera los US$ 11 por kilogramo.

Se trata de una carne de excelente calidad, de alto valor nutricional, tierna y de sabor suave, que tiene la característica de contener escasa cantidad de grasa, en tanto su proteína es de fácil digestión, por lo que resulta muy recomendable. Con respecto a las formas de cocinar esta carne son variadas: conejo en escabeche, a la cacerola, guisado, frito, al disco, en estofado e incluso a la parrilla.

 

Sistemas intensivos

La alimentación de los conejos se realiza en base a alimentos balanceados comerciales que rondan los US$ 0,45 por kilogramo. Estos alimentos deben estar formulados correctamente y pelletizados para optimizar la producción. La relación de uso o conversión del alimento en carne es de 5 kilogramos de alimento balanceado por cada kilogramo de conejo producido, este valor incluye el alimento que se consume en todo el criadero.

En la cría comercial, en algunas ocasiones, la alimentación puede complementarse con algo de forraje, como alfalfa en cubos o fresca. En tanto, cuando el objetivo de la producción de conejos es el autoabastecimiento o “cría familiar”, la alimentación puede ser variada e incluir diversos restos de verduras, hortalizas, granos y forrajes.

Durante los últimos años se desarrollaron trabajos de investigación sobre alimentos balanceados en forma conjunta entre la cátedra de Zootecnia de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNCuyo, y la Estación Experimental Agropecuaria Mendoza INTA.

El objetivo fue incluir el uso de subproductos de la agroindustria local en las fórmulas de alimentos balanceados de conejos con el objetivo de disminuir costos, ya que éste es uno de los elementos que más influye en la producción: entre el 70 y 80% de los costos totales corresponde a la alimentación. Esta información, además de estar comprobada en numerosos estudios, es la que vive el productor diariamente.

En los emprendimientos comerciales, el modelo tecnológico más apropiado para la optimización de los recursos y los tiempos implica necesariamente el uso de estos alimentos. Es por ello que se ha analizado la inclusión en las fórmulas del alimento de subproductos tales como cáscara de almendra, residuo de chala de ajo, de tomate de industria, de orujo de uva y de oliva, con diversos resultados.

Paralelamente a la investigación con subproductos, se trabajó con el Instituto para la Agricultura Familiar de INTA y la Cooperativa Conejos Andinos en el desarrollo de un prototipo de maquinaria para la producción de alimentos balanceados en pequeña escala. En un futuro los productores organizados podrán fabricar su propio alimento balanceado, como innovación local.

El uso de los mencionados subproductos de la agroindustria y del acondicionamiento fruti-hortícola implica: conocer, estabilizar, estandarizar y acondicionar estos materiales. Conocer su composición porcentual (que puede ser muy variable) y comportamiento nutricional, su digestibilidad (aprovechamiento por parte del animal), palatabilidad, conversión, rendimiento, ganancia de peso, entre otros.

Estabilizar y acondicionar el producto se refiere a lograr métodos adecuados y económicos para quitar la humedad, que en algunos casos puede resultar en la formación de hongos y micotoxinas, o fermentaciones indeseadas (en los orujos y piel de tomate, por ejemplo); en otros casos estabilizar implica tareas de limpieza de estos productos, que pueden contener tierra u otros elementos (como en la chala de ajo y capote de almendra).

Estandarizar el uso implicaría conocer los rangos límites de su composición para determinar porcentajes adecuados en que pueden participar en las fórmulas de las raciones y desarrollar suficiente experiencia de manera que el acopio y manejo sean adecuados a su fin.

La utilización de estos subproductos en la alimentación animal finalmente depende de una ecuación económica en donde deben atenderse todas las variables en juego y las distancias juegan un rol importante (por el costo del flete); por ejemplo, el traslado de subproductos con alto porcentaje de humedad y que tengan bajo rendimiento en el animal o baja participación en la fórmula puede volver antieconómica toda la logística desplegada. Por estas razones los progresos a nivel local pueden parecer lentos.

Los alimentos balanceados tradicionales ya han pasado por todos estos pasos repetidamente durante décadas, lo que genera experiencia y conocimiento.

 

Los Andes



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