liminar las grasas de la dieta habitual se trata de un craso error: son un macronutriente fundamental que debe constituir entre un quinto y un tercio de la energía diaria, o lo que es lo mismo, representar entre un 20% y un 35% de los alimentos que comes. En torno a ellas existen muchos mitos, desde que comer cualquier tipo de grasas te hará subir de peso a que no desempeñan ninguna función importante -son fundamentales para la producción de hormonas, la regulación de la temperatura o el funcionamiento cerebral-.
También se generaliza como si solamente existiese un tipo de grasa: mientras que es preciso evitar las saturadas -halladas en los aceites de coco y de palma, en la mantequilla y en las grasas de carne de res, cerdo y pollo- o las trans -presentes en aceites vegetales parcialmente hidrogenados, en procesados , ultraprocesados y grasas animales-, las grasas moninsaturadas y poliinsaturadas deben desempeñar un papel fundamental en tu dieta, a través de alimentos.
Las semillas de lino te brindan grasas saludables, aporte adicional de fibra y ALA omega-3 antiinflamatorios. Son muy recomendadas por la ciencia junto a otras semillas como cáñamo, chía o calabaza.
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