os «clásicos» nunca pasan de moda y en alimentación tampoco. Cada vez oímos hablar más de la achicoria porque, de un tiempo a esta parte, estamos redescubriendo los beneficios de esta planta que hace siglos ya se utilizaba con fines medicinales y que, a día de hoy, puede endulzar la vida cuidando la salud, que no es poco.
La achicoria es una planta que se cultiva en diferentes partes del mundo. Entre los múltiples usos que ha tenido a lo largo de la historia, probablemente el más conocido sea el de preparar una bebida caliente sustitutiva del café. Cada parte de esta planta cuenta con propiedades diferentes. Las más utilizadas son las hojas y, muy especialmente, la raíz.
La raíz de la achicoria aporta al organismo sustancias beneficiosas como fitoquímicos, vitaminas, minerales, flavonoides, fibra… Estos aportes, entre otras cualidades, tienen efectos antioxidantes, antiinflamatorios o antiparasitarios.
Para conservar las propiedades, no obstante, es importante que se trate adecuadamente. Como consumidores, debemos prestar mucha atención al etiquetado. Cuanto más natural sea el producto, mucho mejor.
Uno de los usos más interesantes de la raíz de la achicoria es precisamente el de endulzar productos de forma natural y beneficiosa para nuestro organismo. El hecho de que contenga inulina hace que la fibra aportada tenga una estructura diferente y más beneficiosa. Se trata de una «estructura de fructano lineal de cadena larga». Esto quiere decir que tarda más en digerirse que el resto de las demás, por lo que retrasa aún más la absorción de glucosa y sus niveles en sangre después de consumirla.
La composición de la achicoria es beneficiosa para la microbiota, y la salud en general. Uno de los elementos protagonistas es la inulina, que es un carbohidrato no digerible y prebiótico, presente de forma natural en la raíz de achicoria. Es baja en calorías, por lo que se considera buen sustituto del azúcar y se recomienda en la nutrición diabética. Además, es fuente de fibra soluble.
Todo esto hace a la inulina un componente beneficioso para la nutrición, y es lo que ha llevado a que se utilice como aditivo funcional por algunas industrias de alimentos que desean mejorar la calidad de sus productos. Por ejemplo, es un ingrediente clave para la fabricación de productos naturales que no llevan azúcar añadido pero que necesitan dulzor: desde chocolates, hasta barritas o cremas de frutos secos.
La insulina, en sí, es un probiótico. ¿Qué quiere decir esto? Que ayuda a proteger la salud del intestino, al que a veces se le conoce como «segundo cerebro».
Los prebióticos, como la inulina presente en la fibra de achicoria, nos ayudan en esto, pues son el alimento ideal para las bacterias «buenas» de nuestro intestino.
Teniendo en cuenta todas estas propiedades, no resulta difícil entender por qué la achicoria se ha convertido en un nuevo imprescindible en la dieta de quienes se preocupan por su alimentación. En definitiva, comer más sano y más natural es cuidar de nosotros y, de nuestro planeta. Así es cómo queremos cambiar el mundo cambiando lo que comemos.
ABC España