on una herencia familiar gastronómica y una fuerte vocación por el trabajo, el empresario Sebastián Ríos emprendió un exitoso proyecto personal: Almacén de Pizzas. La cadena gourmet de pizzerías que nació en 2006 factura más de $250 millones anuales y cuenta con una red de 32 sucursales, incluyendo las primeras incursiones en Asunción del Paraguay y Punta del Este. La receta de su éxito.
“El primer laburo que tuve era en El Gallo Azul, un bar para copetines al paso que tenía mi familia en Retiro. En ese bar hice toda la escuelita: fui sanguchero, mozo, cajero y en dos años aprendí toda la base del negocio gastronómico”, cuenta. Veinticinco años después de dar sus primeros pasos, Ríos asegura que en la gastronomía la experiencia es fundamental.
Ríos tiene diferentes socios con participaciones variables. “Muchas cosas cambiaron, pero si uno mira el negocio de la gastronomía descubre que gran parte de los dueños son los mismos, en un sistema de redes muy extendido”, explica. Sumado a esto, cuando en 2005 comenzó a pensar el proyecto de Almacén de Pizzas contrató a cuatro asesores, entre ellos, a un especialista en marketing gastronómico, un estudio de arquitectura, una agencia de branding y a un chef.
“Después de la crisis del 2001 empezamos a ver que el formato de pizza café estaba siendo amenazado por la proliferación de marcas especialistas como los bares de Aroma o la propuesta más moderna de Romario y nos dimos cuenta de que la gente empezaba a asociar la especialización con la idea que estos locales ofrecían un producto mejor. Ahí les propuse a mis primos abrirnos del negocio familiar y recorrer el mismo camino, apostando a hacer algo más gourmet con la pizza. Así nació Almacén de Pizzas”, detalla.
Ríos asegura que, a diferencia de lo que suele pensarse, el éxito o el fracaso de un restaurante no depende exclusivamente de la comida. Almacén de Pizzas es resultado de una suma de detalles, desde la ambientación y la música hasta el uniforme de los empleados. “En la gastronomía, hoy más que nunca, la experiencia es fundamental y no todo pasa por el producto”, concluye el empresario.