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emos visto esto en especies de plagas introducidas anteriormente, como los sapos de caña , que son altamente tóxicos tanto para las mascotas domésticas como para las especies nativas , y son una molestia común en áreas recreativas como las piscinas.
Actualmente, una plaga en la cabeza de la mente de muchas personas es la hormiga vagabunda, un grupo diverso de especies de hormigas invasoras que se han establecido ampliamente en todo el mundo.
Esto incluye las hormigas rojas de fuego importadas que actualmente están siendo erradicadas en Queensland . Su efecto sobre el ganado, los insectos nativos y los marsupiales sería devastador, enviando más especies al borde de la extinción y aumentando los costos de producción de los agricultores.
También son un problema importante para la salud humana en los patios y patios de recreo, ya que su picadura puede causar un shock anafiláctico fatal en algunas personas, similar a las avispas y las abejas.
Y recién salido de la prensa, el gusano del ejército del otoño , una plaga potencialmente devastadora que en realidad no es un gusano, sino que se alimenta en grandes cantidades de hojas y tallos, acaba de ser detectada en el Estrecho de Torres .
La bioseguridad es cómo manejamos el riesgo de que las plagas ingresen a Australia, y las actividades que emprendemos para erradicar o prevenir su propagación si llegan y se establecen.
El primer paso es comprender los riesgos antes de que lleguen a Australia.
Tres invasiones en curso en todo el mundo destacan el valor de anticipar estos riesgos.
Estas son Xyllela fastidiosa , una enfermedad bacteriana de plantas nativas de las Américas, que actualmente se extiende por toda Europa y devasta las industrias hortícolas de importancia histórica y económica, como los antiguos olivares en Italia.
El segundo es el insecto apestoso marrón marmolado que es igualmente dañino para la horticultura y los árboles nativos, pero también es una molestia importante para el hogar. A esta plaga le gusta agregarse en grandes cantidades durante el invierno y, en los últimos diez años, se ha generalizado en gran parte de Europa y los Estados Unidos .
Finalmente, la peste porcina africana , un virus que causa una fiebre hemorrágica con altas tasas de mortalidad en los cerdos domésticos, podría afectar gravemente a la industria porcina australiana y provocar más dificultades en nuestras comunidades rurales.
Actualmente está tan cerca como Timor Oriental y Bali
La bioseguridad es cómo manejamos el riesgo de que las plagas ingresen al país.
La bioseguridad es increíblemente compleja, ya que cada una de estas amenazas debe ser gestionada por las agencias de bioseguridad de manera diferente.
En Australia, el Departamento Federal de Agricultura, Agua y Medio Ambiente es responsable de manejar las amenazas antes de que lleguen y lleguen a la frontera, pero comparte la responsabilidad con los departamentos estatales de agricultura e industrias primarias una vez que se detectan especies de plagas invasoras dentro de nuestras fronteras.
Los chinches apestosos marmolados marrones son una plaga de autostopista, lo que significa que se pueden encontrar básicamente en todo lo que se trae a Australia, desde autos nuevos hasta ropa.
Por lo tanto, el único control efectivo es para todos los bienes que provienen de países que ya tienen la plaga para fumigar.
Xylella fastidious también se está enfocando, con pruebas adicionales para la enfermedad requerida para las importaciones de material vegetal desde lugares donde se sabe que ocurre.
La peste porcina africana es más probable que llegue a Australia a través de productos de cerdo contaminados, por lo que los pasajeros de las aerolíneas que transportan estos productos en contra de nuestras leyes de bioseguridad están siendo atacados por oficiales federales de bioseguridad en la frontera.
En caso de que las plagas invasoras atraviesen la frontera, los oficiales de bioseguridad del estado pueden detectar incursiones a través de la vigilancia posterior a la frontera, informes de productores comerciales o el público en general.
Pero, salvo suspender completamente el comercio, siempre habrá algún riesgo residual.
Los riesgos de bioseguridad siempre están cambiando, lo que hace que anticipar amenazas futuras y mantenerse a la vanguardia del juego sea un desafío complejo.
El chinche marrón apestoso solo se convirtió en una preocupación hace unos años, cuando se produjeron brotes en los EE. UU. E Italia.
Desde entonces se ha extendido rápidamente por toda Europa y América del Norte, y cada año la lista de países necesarios para fumigar las importaciones a Australia en condiciones federales de importación continúa creciendo.
Del mismo modo, cuando la peste porcina africana (PPA) se extendió a China en 2018, se convirtió en una gran preocupación porque China es el mayor productor de carne de cerdo del mundo .
Millones de contenedores de carga llegan a los puertos australianos cada año.
Desde entonces, la PPA ha comenzado a extenderse por la mayor parte de Asia y ha llevado al sacrificio de millones de cerdos.
Agregar a la complejidad es el hecho de que los lugares donde se encuentran las plagas no siempre es fácilmente predecible.
Se han encontrado escarabajos de Khapra, una plaga importante de granos, en un vestido de novia, y chinches marmoladas en una computadora antigua (la historia no relata si la computadora era una Apple).
La bioseguridad es una responsabilidad compartida, y el compromiso de la comunidad con nuestro sistema de bioseguridad es esencial.
La vigilancia activa puede ser costosa y desafiante para la mayoría de las especies, y las agencias confían en un público en general informado , desde granjeros hasta jardineros de traspatio, para informar sobre plagas, malezas y signos de enfermedad inusuales.
Un informe temprano puede marcar la diferencia entre que algo se establezca o se erradique.
El sapo de espinas negras de Asia , un pariente cercano del sapo de caña, ha sido descubierto en Australia varias veces por el público, y estos primeros informes permitieron a las agencias reaccionar rápidamente, lo que permitió una erradicación exitosa.
La bioseguridad beneficia a todos los australianos, y las fallas tienen el potencial de impactar fundamentalmente nuestros estilos de vida y economía.
A medida que nuestro mundo se conecta cada vez más, los volúmenes de pasajeros y carga aumentan exponencialmente, pero los recursos asignados a la bioseguridad permanecen estancados.
La única forma de mantener los niveles actuales de gestión de riesgos es hacer más con menos , y eso significa ser mucho, mucho más inteligente.
La financiación sostenible del sistema de bioseguridad permitirá los tipos de inversiones a largo plazo en infraestructura y captura de datos que serán esenciales para que nuestros esfuerzos sean más específicos y efectivos.
Nuestro sistema de bioseguridad del futuro necesita recompensar el comportamiento, y nuestras actividades de gestión deben estar diseñadas para verificar su salud y apuntar a aquellas personas que están rompiendo las reglas.
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