El Cerrado: como el vital "tanque de agua" de Brasil pasó del bosque a los campos de soja

a agricultura brasileña tardó solo unas décadas en transformar el interior de su sabana tropical, el Cerrado, en una potencia agrícola. Los agricultores y el creciente sector de la agroindustria celebraron el aumento de las ventas de soja y carne de res, y las carreteras y pueblos que crecieron con ellos. Pero los ambientalistas y las comunidades del Cerrado dicen que los avances se produjeron a costa de una deforestación, el acaparamiento de tierras, la violencia y la pérdida de tierras tradicionales.

Casi la mitad (44%) de la vegetación nativa del Cerrado, que incluye matorrales, pastizales y bosques, ya se utiliza para la agricultura, calcula el proyecto de monitoreo MapBiomas . Y bajo el presidente de extrema derecha de Brasil, Jair Bolsonaro, que cuenta con el apoyo de poderosos grupos de presión agrícolas, el resto de sus 2 millones de kilómetros cuadrados está desapareciendo rápidamente. Solo el año pasado, se limpiaron 6.500 kilómetros cuadrados, lo que se suma a los 283.000 kilómetros cuadrados de bosques, praderas y matorrales talados desde 2001 .

Una parte virgen del Cerrado en Serra das Araras, estado de Mata Grosso.

 En lo que va de año, el Cerrado ha visto más de 61.000 alertas de incendio , frente a las 39.000 de todo 2018, antes de que Bolsonaro asumiera el poder, lo que genera temores sobre su futuro. Es un sumidero de carbono inmenso e importante, que almacena cientos de toneladas por hectárea en su suelo y sistemas de raíces profundas.

Preguntas y respuestas

¿Qué es el Cerrado de Brasil y por qué está en crisis?

“El Cerrado es como el tanque de agua de Brasil. Esto está impactando el régimen fluvial de los ríos, de los ríos importantes ”, dijo Britaldo Soares-Filho, profesor de modelación ambiental de la Universidad Federal de Minas Gerais. "El Cerrado es un punto de acceso a la biodiversidad y está bajo mucha presión".

Una franja diagonal a través del centro de Brasil, el Cerrado cubre alrededor del 22% del país. Su rica vida silvestre incluye 11,620 especies de plantas y más de 200 especies de mamíferos, incluidos jaguares, osos hormigueros, ñandúes y tapires.

Ignorada durante años, la región cobró más importancia después de que la capital del país se trasladara a Brasilia en medio del Cerrado en 1960 y los estados del centro-oeste comenzaran a llenarse de granjas. La dictadura militar de Brasil de 1964 a 1985 lanzó programas para modernizar la agricultura del Cerrado, mejorar su infraestructura y colonizar sus áreas más remotas.

A fines de la década de 1970, se lanzó un programa japonés-brasileño para ayudar a colonizar y desarrollar la región para garantizar el suministro de soja. Grandes comerciantes multinacionales como Cargill y Bunge se instalaron. La inversión china ayudó a pavimentar carreteras y mejorar los puertos . “Crearon una estructura que favoreció la exportación”, dijo Roberto Miranda, profesor de sociología de la Universidad Federal de Campina Grande.

El Amazonas, que es incluso más grande que el Cerrado, también se explota cada vez más. Pero esa destrucción estaba atrayendo la atención y la preocupación internacionales: mientras tanto, el Cerrado permanecía por debajo del radar. En un artículo de 2017, Soares-Filho y otros investigadores calcularon que si bien el 49% de la Amazonía estaba en áreas protegidas como unidades de conservación y reservas indígenas, solo el 7,7% del Cerrado lo estaba. Según el Código Forestal de Brasil de 2012, los agricultores deben dejar el 80% de las tierras amazónicas como "reserva legal", pero solo el 20% en la mayor parte de la región del Cerrado. “El Cerrado era el pariente pobre”, dijo Soares-Filho. Como resultado, a la agroindustria le encantó.

La “frontera agrícola” de la región es un área enorme de Matopiba, hogar de la agencia de desarrollo de Matopiba de la ex presidenta Dilma Rousseff. "En el área de la agricultura, todavía somos capaces de recolectar fruta madura y, al mismo tiempo, expandir el árbol", dijo Rousseff en el lanzamiento en 2015. "Por eso es un momento muy especial".

Aproximadamente 300.000 hectáreas del Cerrado es el territorio protegido del pueblo Krahô.  El área es demasiado grande para una vigilancia completa y se teme que ya se estén violando partes remotas.

Los agricultores que se mudaron a la región fueron realistas. “Nuestra ambición nunca fue hacernos ricos, pero queríamos tener algo en la vida”, dijo Paulo Dalto Neto, quien llegó a cultivar aquí en 1997. La tierra era barata en esta región seca e inhóspita, pero ha podido mejorar su suelo, desarrollar las carreteras locales y plantar cepas de soja resistentes con altos rendimientos.

 La soja aquí nos trajo muy pocos trabajos ... y nos trajo muchas desventajas

Juárez de Souza, Melancias

Los perdedores fueron las comunidades tradicionales del Cerrado, que por lo general no tenían títulos legales sobre las tierras que habían utilizado durante generaciones. Los agricultores de soja valoraban esta tierra y, en algunos casos, comerciantes de tierras sin escrúpulos pudieron comprarla o simplemente robarla falsificando documentos. “La soja aquí nos trajo muy pocos trabajos ... y muchas desventajas”, dijo Juárez de Souza, de 63 años, de la pequeña comunidad de Melancias en Piauí .

La comunidad de De Souza ahora está involucrada en una batalla legal para demostrar la propiedad de sus tierras, mientras que el río que la gente local usaba para agua y pesca, según De Souza, ha sido contaminado por pesticidas. Dice que ha recibido amenazas de acaparadores de tierras que buscan tierras para venderlas a agricultores más grandes. “Para ellos la soja es oro”, dijo. "Hay mucho dinero".

En lo que va del año, el Cerrado ha recibido más de 61.000 alertas de incendio, frente a las 39.000 de todo 2018.

Además, el cambio de uso de la tierra está alterando el clima de la región. Hay menos lluvia y las temperaturas son más altas, dice: los estudios muestran que la deforestación contribuye a las sequías y al comportamiento errático de los ríos . Y mientras tanto, los agricultores van cortando poco a poco su vegetación natural.

El problema es que, mientras Brasil lucha con una recesión económica como resultado de la pandemia de coronavirus, que hasta ahora ha provocado 169.000 muertes, la producción de soja del Cerrado, vendida principalmente para la alimentación animal, está en auge y se espera que alcance un récord. 135 millones de toneladas para la cosecha 2020-2021. “Esta es la fuerza de nuestra agroindustria”, tuiteó Tereza Cristina Dias, ministra de agricultura de Brasil, el 10 de noviembre . Brasil espera exportaciones récord de carne de res en noviembre , con la mayor parte del ganado del país criado en los estados del Cerrado.

Con Brasil registrando un fuerte déficit, agravado por sus pagos de emergencia por pandemia a decenas de millones de personas y un desempleo récord del 14% , sus exportaciones en auge de productos agrícolas como la soja y la carne son un alivio, dijo Fábio Klein, analista de cuentas públicas. en Tendências, consultoría de São Paulo. “La agricultura es un sector muy competitivo y los ingresos que genera, aunque concentrados, se derraman sobre el resto de la economía, lo que es bueno para el país y el gobierno”.

El sistema de riego de pivote central utilizado en las plantaciones de soja para aumentar el número de cosechas anuales utiliza una gran cantidad de agua.

El alto contenido de proteínas y aceite de la soja brasileña la hace especialmente popular en China, el mayor cliente de soja de Brasil, dice Kory Melby, consultora estadounidense de agronegocios con sede en la ciudad de Goiânia, en Cerrado. “Los mercados nacionales e internacionales le están diciendo a Brasil que, aunque Brasil se está expandiendo lo más rápido que puede, nos gustaría que se expandiera aún más rápido”, dice. "Eso me sorprende".

El problema es que, si bien el Cerrado puede parecer una fruta madura, a largo plazo Brasil está perdiendo aún más de sus preciosos bosques y vida silvestre. Su pérdida vendrá con un alto costo.

The Guardian