e destacaron los beneficios de ese cultivo, «versátil» y «amigable con el ambiente». El «Simposio de Bioeconomía del Bambú» fue presentado por el titular de esa secretaría, Lino Barañao, y sus pares de Ambiente, Sergio Bergman, y Agroindustria, Andrés Murchison. «En la actualidad, las demandas más acuciantes son el equilibrio de la balanza comercial y la generación de empleo. Por eso tratamos de encontrar cadenas que generen empleo a nivel de las economías regionales y permitan crear productos de alto valor agregado para la exportación», explicó Barañao.
El funcionario detalló que una de esas iniciativas «es el bambú, un cultivo versátil del que se pueden obtener recursos tan diversos como biomasa, fibras textiles, indumentaria, bicicletas, muebles y productos de cosmética». «Si bien sabíamos que era un cultivo con muchas ventajas sobre otros, no teníamos todo el conocimiento popular necesario. Ahora existen un montón de pequeños productores y empresas de varios rubros que lo utilizan como materia prima», destacó Barañao.
Por su parte Emilia Caro, presidenta de la fundación Sustentarte, una de las organizadoras del encuentro, señaló que el bambú «es una oportunidad para el desarrollo sostenible». «Hacemos hincapié en las comunidades vulnerables, que son para nosotros los pequeños productores. El bambú se puede plantar en tierras marginales y tolera las consecuencias del cambio climático, como inundaciones y sequías», aseguró la especialista.
Caro agregó que apoyar el cultivo de esa planta, de la que existen más de 1.600 especies y más de 340 son originarias de la región americana, «genera empleo y reduce la pobreza rural». «En la cadena global del bambú se emplea a más de 12 millones de personas y se genera un mercado de 70 mil millones de dólares. Sin embargo, la Argentina, que tiene más de 200 mil hectáreas naturales, no está dentro de esa cadena», cuestionó. Y completó: «Se necesitan políticas públicas, inversiones del sector privado y buenos parámetros y estándares para colocar esos productos en el mundo».
A su turno, Murchinson explicó que la bioeconomía es «la obtención de bienes y servicios a partir de procesos biológicos y sustentables». «Gran parte de la economía Argentina es bioeconomía. La secretaría a la que pertenezco creó un sello llamado Bioproducto Argentino, una distinción para promover esos productos, que deben pasar una evaluación de la comisión de biomateriales que constata si son renovables, sustentables, biodegradables e innovadores», detalló el funcionario.
Murchinson agregó que la bioeconomía es «un concepto», pero a su vez es «algo transversal». «Tiene un aspecto de desarrollo social, por la generación de empleo en territorio; un aspecto ambiental, ya que ayuda a mitigar los efectos del calentamiento climático, y también tiene una pata de agroindustria en todo lo que tiene que ver con biomateriales, bioindustria, biotecnología e innovación», concluyó.
La Arena