unque para algunos autores los primeros pasos o intentos acuícolas en Venezuela se remontan al primer decreto dictado por el General José Antonio Páez para sembrar peces en el Lago de Valencia (1830), creemos que estos obedecieron más a prácticas de alcance ecológico que prácticas piscícolas per se.
Según la mayoría de los autores, la piscicultura en Venezuela se inició en 1937 con la siembra de varias especies de salmónidos en el estado Mérida en los andes venezolanos por parte del Ministerio de Agricultura y Cría, a partir de la importación de huevos embrionados de la trucha arcoíris (Oncorhynchus mykiss) procedentes de los Estados Unidos, y el inicio de la construcción del primer centro de producción de truchas en La Mucuy del estado Mérida (1938) con el fin de producir alevines para la siembra en cuerpos de agua de ese estado y se introdujeron, además, la trucha de arroyo (Salmo trutta) y la trucha marrón (Salvelinus fontinalis).
El primer cuerpo de agua sembrado fue la Laguna Mucubají, en febrero de 1938, extendiéndose posteriormente a los demás estados andinos
En 1940, se introdujo la carpa (Cyprinus carpio) en el estado Aragua y en los andes venezolanos, sin lograrse el desarrollo comercial esperado, aunque en los últimos años se ha venido incentivando el cultivo de esta especie en el estado Táchira y existe una importante población en el embalse Uribante-Caparo ubicada en ese mismo estado.
Hasta el año 1982, el Ministerio de Agricultura y Cría se encargó de¡ cultivo extensivo de esta especie a través de las Estaciones Truchícolas ubicadas en cada uno de los estados andinos. A partir de 1983 estos centros de producción pasaron al FONAIAP, donde se continuó produciendo alevines de trucha, tanto para la repoblación en ambiente natural, como para realizar actividades de investigación sobre su reproducción, alimentación, ecología y venta de alevines a los pequeños productores de la zona.
Para el año 1.955 se inició un programa de siembra en las lagunas naturales, lagunas artificiales, embalses de agua para riego y de agua para consumo humano, con peces de importancia comercial y de forraje, reportándose resultados positivos con la guabina y los pavones, así como con los peces de forraje (Poecílidos).
Para 1958 se inician en el Instituto Oceanográfico de Venezuela (UDO) los estudios sobre potenciales cultivos de especies marinas, y en el año 1959 se instaló el primer centro comercial privado para el cultivo de truchas en el estado Mérida.
Ese mismo año se introdujo la tilapia negra con la finalidad de utilizarla como pez forrajero en ensayos preliminares con el cultivo del pavón en la estación piscícola de El Limón en el estado Aragua, y se liberaron ejemplares adultos en el Lago de Valencia y en la laguna de Los Patos en el estado Sucre durante el año 1964.
Para 1965 se realizan varias reuniones y publicaciones tendentes a resaltar la potencialidad del cultivo de tilapias en el país buscando su aprobación por parte de las autoridades nacionales.
Durante la década de la 70 se inician los trabajos de siembra de lagunas con cachamas y a partir de 1974 se desarrollan los primeros estudios de piscicultura de aguas continentales en la Estación Hidrobiológica de Guanapito, a través de un Proyecto conjunto desarrollado entre el Ministerio de Agricultura y Cría (MAC), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Agencia de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), y se trabajó con la cachama, el morocoto, la palometa y el coporo.
Ese mismo año se realiza la primera reunión consultiva de planificación de la acuicultura, organizada por el PNUD/FAO/MAC, se inician los ensayos para el cultivo de peces marinos (lisas, lebranches y róbalos) y para 1978 se realiza la primera reunión consultiva de planificación acuicultura organizada por FAO / CONICIT en la ciudad de Cumaná.
Para el año 1979, se logra oficializar la Mención Acuicultura Marina dentro de la Licenciatura de Biología que otorga la Universidad de Oriente en su Núcleo de Nueva Esparta, cuyas actividades docentes habían comenzado para el año 1974, y para el 12 de junio de 1980 se otorga el primer título con dicha Mención.
Sin embargo, si bien datan de 1937 el inicio de las actividades acuícolas nacionales, después de más de ochenta años de intentos, esfuerzos, sueños y fracasos, es actualmente Venezuela uno de los países latinoamericanos con el más bajo desarrollo piscícola de Latinoamérica, especialmente desde el punto de vista de la producción comercial.
Hoy por hoy, jerarquizando la producción acuícola nacional por superficie territorial, nuestro país ocupa del decimocuarto lugar (14) en lo que a producción acuícola se refiere, con una producción muy inferior a países con mucho menos ventajas comparativas y competitivas, recursos y condiciones ambientales que el nuestro, y es uno de los países con mayor déficit de biomasa pesquera para cubrir el consumo per cápita mínimo recomendado por los nutricionistas a escala global.
Un conjunto de errores, dificultades y obstáculos se han venido citando a lo largo de todos estos años como “justificativos” de esta situación, y aunque diferentes estrategias y recomendaciones se han ofrecido para tratar de orientar los pasos a seguir para solventar este nivel de recesión productiva acuícola, ninguno de ellos ha sido puesto en práctica.
Los diferentes planes de acción propuestos, publicados formalmente o no, establecen un conjunto de recomendaciones, cuellos de botella, nudos críticos, estrategias, etc., que son alarmantemente similares entre sí, pero no han pasado de constituir meros ejercicios académicos que no logran superar los sueños y expectativas de sus proponentes.
Después de revisar el estado actual de las pesquerías y la acuicultura a escala mundial y latinoamericana y utilizarlas como marco de referencia, resumimos la historia de la actividad piscícola nacional, los principales obstáculos y agentes que a nuestro juicio han dificultado su desarrollo, las potencialidades del país y los requerimientos de biomasa pesquera requeridos para cubrir el consumo mínimo per cápita de productos pesqueros que requiere el país, y ofrecemos recomendaciones y propuestas para que dé una vez por todas se sienten las bases para un inicio de un desarrollo piscícola comercial seguras, con adecuado soporte y respaldo oficial.
Dos grandes actores oficiales juegan destacado papel en la promoción de este desarrollo, como lo son los ministerios con competencia en materia pesquera y en materia ambiental. Cada uno con objetivos diferentes, pero a los que les compete por Ley también trabajar en pro del desarrollo agropecuario nacional bajo aquella moderna premisa de “Desarrollo Sostenible”.
El país no puede ni debe seguir esperando y justificar los innumerables obstáculos y desidia que han imperado a lo largo de todos estos años, obstáculos y desidia que nos ha permitido pasar de ser considerado por FAO como el país del hemisferio con mayor potencial piscícola para la década de los 80, a ocupar el triste lugar que ocupamos hoy en día.
Con un poco de colaboración de todos los que soñamos con ver cristalizada la actividad piscícola nacional, y un poco de voluntad de los entes rectores en materia pesquera y ambiental del país, se puede hacer esto realidad con relativo poco esfuerzo y recursos.
Una actualización a la recopilación básica realizada por el autor sobre los antecedentes, estado actual y recomendaciones para tratar de fomentar el desarrollo de la piscicultura comercial venezolana se encuentra disponible al interesado que lo solicite (solo correo electrónico), tanto para fines didácticos e históricos, como para coadyuvar en la toma de decisiones.
Mundo Agropecuario