n los últimos cinco años creció mucho el cultivo de legumbres y casi mayoritariamente lo hizo con destino al mercado de exportación. Eso explica la fuerte interacción institucional que originó la Segunda Jornada de Legumbres en la Bolsa de Comercio de Rosario en la cual especialistas del Inta y el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación generaron una propuesta que los legumbreros natos y los interesados en serlo no pudieron desoír: mejoramiento genético, manejo de enfermedades, secuencias de cultivos y secretos de manejo para arvejas, lentejas y garbanzos fueron el eje del debate sobre el tema.
"¿Qué hemos aprendido del cultivo de arveja en los últimos años?", se preguntó Gabriel Prieto, especialista del Inta Arroyo Seco. "La arveja es un cultivo que ha tomado mucho vuelo, pero que en realidad es menor, teniendo en cuenta las 150 a 200.000 hectáreas de arveja existentes, contra los 20 millones de soja", mencionó para abrir la jornada.
Lo cierto es que el cultivo de arveja creció y lo hizo de la mano de las complicaciones que han surgido con el trigo. "El mercado se agilizó, es mucho más transparente, al tiempo que busca consolidar mayores volúmenes. La potencialidad del cultivo es muy alta, y el mercado aún puede absorber más producción". Además, se ha generado y difundido suficiente información para mejorar los resultados en legumbres en cuanto a lo tecnológico.
A las tradicionales áreas de cultivos de invierno, se han sumado núcleos de producción de legumbres, cubriendo el sudeste de Santa Fe, La Pampa, centro y norte de Buenos Aires, al punto de que en las últimas siete campañas, el trigo comparte proporciones con arveja más lenteja.
El mercado externo. "En 2006 no hubo precio, no la querían ni para darle de comer a los chanchos", ironizó Prieto. Poco a poco se abrió el mercado. A fines de 2006 surgieron demandas de productores y creció la exportación hasta llegar a las 27.000 toneladas. "Con ese volumen, el precio nunca más dejó de estar, lo cual marca una tendencia muy clara: todas las empresas exportadoras y procesadoras se pusieron las pilas", dijo. Vale decir que a, diferencia de un commoditie, las legumbres no se "despachan", sino que se salen a vender.
En cuanto al comportamiento del cultivo en las última campañas, Prieto refirió que en los núcleos de producción, en 2012, las lluvias de agosto hicieron que se malograran los cultivos. Merced al anegamiento y de la alta incidencia de enfermedades incontrolables de tipo vascular, fue un año difícil. En 2013 la historia se revirtió, y castigó a la arveja con un bajo nivel de lluvias. "Venimos de dos años muy complicados", precisó.
En cuanto a la densidad de siembra y la densidad de plantas, Prieto aseguró que no tienen correlación con el rendimiento. "La arveja tiene buena capacidad de compensación". Recomendó a su vez tratar las semillas con fungicidas de amplio espectro. En la red de ensayos de la que el disertante dio cuenta, mencionó que la variedad «Manantiales», es una de las que mejor porte tuvo.
Un punto a favor de los requerimientos hídricos de la arveja en relación a los del trigo es que precisa unos 270 milímetros en el ciclo del cultivo, unos 100, 120 milímetros de agua, a favor de la arveja. "eso nos queda para el cultivo de verano", alentó.
Por lo que hace a los requerimientos nutricionales, el rendimiento del cultivo es lineal con el nitrógeno que absorbe la planta. "La inoculación es la práctica a llevar a cabo y hay que esmerarse en esto", señaló Prieto.
Sobre manejo de malezas, se está en un punto en que no hay demasiada información. "La arveja adolece en el Senasa de una cantidad de principios activos para poder usarse en forma legal, usamos los productos que nos quedaron de soja pero no estamos haciendo las cosas bien", advirtió el especialista y precisó que "hay que anticiparse al control mediante el uso de herbicidas residuales, en presiembra o preemergencia".
Pulgón es la plaga más importante de arveja, por la frecuencia y por el daño que causa. Su ataque es severo, produciendo incluso la muerte de la planta y no hay un control natural muy marcado. Isoca bolillera es igualmente dañina, del mismo modo que las orugas cortadoras, sobre todo en años secos, pero éstas son controlables con piretroides. Así lo explicó Gustavo Prieto y refirió que, en cuanto al complejo de chinches, pese a que no se veía treinta años atrás, ahora sí: en verano la presencia de trips es muy alta y requiere de varios controles hasta la cosecha.
En el manejo de enfermedades, la recomendación fundamental pasó por evitar el monocultivo, dejar pasar al menos 3/5 años sin legumbres en el lote. Otro fundamental es el monitoreo, el estudio de las condiciones ambientales y pronósticos, así como conocer el tipo de patógeno que tenemos en el lote. "Y por supuesto, rotar los grupos químicos de fungicidas en casos de que tengamos que aplicar más de una vez", señaló.
"En campo propio, con soja de primera estaré en 700 dólares; con maíz de primera, 800 dólares. Con trigo/soja estaremos en 800 dólares y con trigo/maíz, en 1.000 dólares. Legumbres con maíz es la secuencia que mejor nos cierra. En campo alquilado, la tendencia es la misma". ¿Y la lenteja? Mucho de lo mencionado para arveja se reitera en el caso de lenteja. También Gabriel Prieto abordó las particularidades del cultivo en un módulo especial de la jornada de legumbres.
Relató que, en Argentina, la lenteja se cultiva desde 1934 y sus áreas de mayor difusión son los departamentos de Constitución, Rosario, y parte del norte de Buenos Aires. El área actual que abarca está alrededor de las 50.000 hectáreas ¿El dato? El rendimiento promedio de la última campaña fue de 1.200 kg/ha, con extremos de 600 a 2.000 kg/ha.
Prieto aportó algunas claves para la leguminosa. Afirmó que requiere suelos bien drenados, lotes uniformes y sin huellas. "Es preciso evitar lotes anegadizos", dijo. y en cuanto a sus antecesores, "es necesario tener presente nivel de cobertura y eficiencia de implantación".
Sus requerimientos hídricos son similares a los de la arveja, con una profundidad de raíces de hasta 1 metro, al tiempo que en la densidad de siembra, hay que tener presente el tamaño de semilla y el porte de la variedad (200 a 220 plantas/metros cuadrados en lenteja precoz y 150 a 180 plantas por metro cuadrad, para lentejas de ciclo más largo).
En esta instancia, el especialista recomendó tratar la semilla con fungicidas de amplio espectro (Metalaxil Fludioxonil) e inocular la semilla con cepas específicas.
Hay una larga lista de enfermedades de las que cuidarse en el cultivo de lenteja: Antracnosis que afecta tallos y hojas, se transmite por rastrojos y puede producir pérdidas de hasta 70 por ciento de rendimiento; Ascochyta, que afecta tallos, hojas, vainas y semillas, en condiciones de alta humedad, y produce un alto nivel de daño; podredumbre de tallo y enfermedades vasculares.
Arribando a las conclusiones de una mañana especialísima para los legumbreros, Prieto afirmó: "Se cuenta con información básica para obtener producciones normales, sin embargo, es necesario generar más información acerca de adaptación de nuevas variedades y de diferentes tipos. También falta información referente al manejo de malezas, plagas y enfermedades; así como se hace necesario desarrollar materiales adaptados a otras regiones, comportamiento sanitario, estructura de planta y tolerancia a herbicidas". Tela para cortar en un paño que lo vale.
Uno Santa Fe