a concepción de dichos espacios se basó en: Considerar la particular topografía del lugar, respetando las curvas de nivel originales, conservando la imagen de suaves lomadas
Proveer principalmente de especies arbóreas autóctonas con la finalidad de recuperar la avifauna del lugar.
Combinar especies según época de floración y caducidad.
Pensar los espacios verdes según las diferentes escalas de uso, pero siempre con la premisa de reflejar las múltiples actividades tanto grupales como individuales, brindando áreas de sombra y claros despejados.
Agrupamiento de actividades complementarias o afines que tengan requerimientos comunes, otorgándoles un espacio propio.
Brindar accesibilidad adecuada a los diferentes sectores, jerarquizando accesos, respetando directrices y potenciando usos.
Elección de materiales duraderos, de bajo costo de mantenimiento.
Ordenar los usos previendo espacios propios para cartelería, papeleros y bancos, de manera tal que no interfieran con las circulaciones.
Evitar saltos o desniveles en las circulaciones, priorizando su adaptabilidad a las condiciones del terreno.
Inclusión de bicisendas, en aquellos lugares donde se pudiera desarrollar un recorrido que vincule puntos de interés.
Se pensó la provisión de arbolado teniendo, particularmente en cuenta, la época de floración, porte y tipo de copa a fin de dotar a cada espacio o circulación de aquellas especies que más se adecuen ya sea por la sombra que brindan, por ser de hojas caducas y garantizar sol cuando así se lo requiera, o por su altura que acompaña y protege los ámbitos propuestos.
Así se optó por especies de gran porte sólo en espacios despejados y complementados por otras de menor envergadura. Acompañando las caminerías se pensó en las distancias entre especies y en relación a las veredas y se propusieron distintos tipos de agrupamientos, en forma de bosquecillos o en hilera o doble hilera, según tipo de recorrido o ámbitos a generar. Las especies de hojas perennes que a su vez son las de menor porte fueron las elegidas para acompañar las zonas de bancos. Sin embargo, se previó la ubicación de bancos sin protección solar para comprender todos los usos y requerimientos.
Las distintas especies responden a la premisa básica de que fueran autóctonas, propias del pedemonte y la yunga tucumana, contemplando sólo dos excepciones de especies exóticas que por su uso intensivo en la provincia no provocarán un gran impacto en la fauna local. Las especies se dispusieron a lo largo de las caminerías pensando en generar recorridos con múltiples coloridos, texturas y perfumes, como así también se dispusieron de modo tal de otorgarle identidad a cada uno de los trayectos a recorrer.
En relación a los muebles urbanos pensados para estos grandes espacios verdes, se tuvieron en consideración algunas pautas rectoras a fin que los mismos sean adecuados al uso al que estarán destinados: masivos, por parte de distintos grupos etarios e individuales. Se tomaron en cuenta los siguientes criterios:
Bancos de dimensiones dobles que admitan múltiples usos, que tengan la flexibilidad suficiente para ser usados por varias personas, apoyados en el plano de banco en diferentes direcciones, utilizando el respaldo como tal o como apoyo para sentarse o como superficie para relax en posición extendida. A su vez se ha contemplado la alternativa de hacerlos simples así otorgar mayor dinamismo a las variantes en el equipamiento. Los mismos se han pensado para ser colocados en superficies adicionales a las caminerías principales, a modo de mini plazas o remansos, que tendrán otro tipo de pisos y contendrán además de los bancos descritos otros equipamientos tales como bicicletarios, o espacios lúdicos.
Para ser colocados sueltos en las grandes superficies verdes y destinados al relax, se han propuestos módulos acoplables y que permitan por su forma de encastre ir tomando forma serpenteante y que además acepten cambios de dirección o giros, tomando formas variadas y únicas. A su vez permiten obtener tiras continuas que a lo largo admiten o no respaldos. Dichas tiras acompañarán los cambios de nivel de manera tal que además de su función de banco sirvan de contenedores en estos cambios de niveles existentes en el terreno. De allí que una de las características más destacables sea su flexibilidad.
Están también los individuales a modos de puf urbanos, que sueltos o agrupados aceptan usos varios: como bancos o prestándose a juegos lúdicos, permitiendo saltarlos o treparlos. El agrupamiento busca figuras geométricas y se ubicarán en los remansos o mini plazas generadas inmediatas a las veredas centrales.
A su vez existen como excepción, ya que se encuentra en sólo 2 lugares en toda la extensión verde, bancos circulares, contenedores de un importante espacio que hace las veces de cantero contenedor de especies arbóreas de gran porte.
Por último, están los bancos más tradicionales que acompañan el recorrido de las veredas internas de los parques y que responden también a los criterios mencionados anteriormente: flexibilidad en las posibilidades de uso, durabilidad en los materiales propuestos, formas ergonométricas que den respuesta a las exigencias actuales.
IPV