Los Esteros del Iberá son una enorme zona de humedales en la provincia de Corrientes. Su profundidad no supera los tres metros y se encuentra cubierto por plantas acuáticas. Se constituye como el segundo humedal más grande del mundo: antiguos cauces o lechos abandonados del río Paraná conforman la base de esta compleja red, que se encuentra compuesta por bañados, esteros, lagunas, embalsados y cursos de origen pluvial. Además, forma parte del sitio Ramsar, que incluye tierras públicas y privadas, así como áreas y reservas protegidas.
Los esteros constituyen un ambiente dentro del sistema Iberá, que en guaraní significa “agua brillante”. La Reserva Natural contiene lagunas y espejos de agua menores, abarcando 1,3 millones de hectáreas que conforman uno de los circuitos de turismo aventura más atractivos de la Argentina.
El Parque Nacional Iberá posee una superficie de 183.500 hectáreas. Las tierras fueron cedidas por The Conservation Land Trust y Fundación Flora y Fauna a través de un proceso gradual que comenzó en noviembre de 2016. La ley Nº 27.481 de creación del área protegida fue sancionada el 5 de diciembre de 2018 y promulgada el 21 de diciembre del mismo año, en la que se estableció la protección de los recursos naturales y culturales de los esteros correntinos.
Este parque alberga la mayor población del mundo del amenazado yetapá de collar y la segunda del ciervo de los pantanos, sirviendo además como refugio fundamental para especies amenazadas como el aguará guazú, el venado de las pampas, las aves de pastizal -casi extintas en la Argentina por la actividad agrícola-, los yacarés y el lobito de río, entre otras. Además, por su tamaño y calidad de hábitat, esta área de conservación representa una oportunidad única para la reintroducción de especies localmente extintas, como el oso hormiguero, el tapir, el pecarí de collar, el venado de las pampas, el ocelote, el lobo gargantilla y el yaguareté.
Los aguapés, las amapolas y las lentejuelas de agua son algunas de las especies flotantes que cubren la superficie de las lagunas formando camalotales. Éstos dan origen a los embalsados y sobre su entretejido vegetal se deposita la tierra que permite el arraigo de las plantas. Algunas de estas islas flotantes llegan a los dos metros de espesor y se puede caminar sobre ellas. Por otro lado, la irupé y las amapolas desempeñan un papel fundamental dentro del ecosistema.