l sorgo forrajero puede ser una herramienta muy importante para el empresario pecuario, de manera de ajustar rápidamente la oferta forrajera a las demandas de la misma, sin necesidad de tener que “alivianar los campos” (deshacerse de hacienda).
Desde el punto de vista agronómico es una planta adaptada a ambientes semiáridos, para poder cumplir su ciclo necesita unos 130 días sin heladas. Cuando las temperaturas bajan por debajo de 21ºC disminuye su producción, logrando su potencial con rangos de entre 25ºC y 30ºC. La competencia que le efectúan las malezas es muy importante evitarla, sobre todo en los estadios tempranos de crecimiento, por ello que recomendamos la utilización de los herbicidas registrados para este tipo de cultivos. Se debe sembrar cuando la temperatura de suelo llega a los 18ºC; siembras más tempranas generan un crecimiento inicial lento y agrava el peligro de pérdidas de plantas. Se busca obtener entre 20 a 35 plantas por metro cuadrado (según el ambiente), para lo cual se debe colocar un porcentaje mayor de semillas que la cantidad de individuos deseados, debido a que la pérdida de plántulas en muy alta.
Esta especie tiene el potencial de producir altos volúmenes de forraje (400 a 600 raciones) dividido en 3 a 5 pastoreos, con ganancias que rondan los 700 a 800 gramos por animal, por día en los primeros pastoreos; y unos 500 a 600 gramos por animal, por día durante los últimos pastoreos. Genera buenos resultados suplementar estos sorgos con sales azufradas. El primer pastoreo se hace cuando la planta tiene unos 70 centímetros de alto aproximadamente, lo que representa unos 2000 kilogramos por hectárea de materia seca. Se utilizan cargas de entre 4 a 6 novillos de 400 kilogramos o su equivalente en otras categorías.
Los sorgos forrajeros se adaptan al pastoreo directo, al silaje planta entera, a la confección de rollo o incluso al pastoreo diferido, si bien esta última es una alternativa bastante discutida porque un sorgo forrajero azucarado almacena la energía como azúcar, que se pierde por oxidación una vez que la planta muere por una helada. Por ello si se piensa comer diferido, la mejor elección es plantar un sorgo granífero que guarda la energía como almidón, este sí es un hidrato de carbono de reserva perdurable, aunque la planta haya finalizado su ciclo.
En el caso de que el forraje se destine a la realización de henos es imprescindible utilizar una máquina segadora acondicionadora, de manera de quebrar los tallos, permitiendo que la humedad salga y el forraje se deshidrate rápida y uniformemente. Un rollo de sorgo posee alrededor de un 14 a 18% de proteína, tanto la concentración de esta como la digestibilidad del alimento será mayor a medida que más temprano sea el corte, el cual puede iniciarse a los 70 u 80 centímetros de altura.
Para el caso de silaje, si se utiliza sorgos forrajeros, conviene picarlos con un 30% de panojamiento o incluso algo antes si lo que se busca es calidad, en cambio si el objetivo es la cantidad puede esperarse un poco más. En caso de picar un híbrido doble propósito se deberá esperar a que la mitad inferior de la panoja tenga grano pastoso y la otra mitad, lechoso. Otra técnica muy utilizada por los productores es la de hacerle 2 pastoreos y dejar el tercero diferido para el invierno (vale la salvedad antes hecha para este tipo de estrategias).
Para ir finalizando, diremos que del bagaje genético disponible en sorgo con destino a forraje es muy amplio. Disponemos de un sorgo forrajero común, o en su defecto si pretendemos mayor calidad nutricional escogeremos un sorgo con tecnología BMR. Esta sigla significa que la planta fue modificada genéticamente para que disminuya su nivel de lignina en tallos y hojas, lo cual se manifiesta por una banda de color “té con leche” en la nervadura central de la hoja. La diferencia de lignina entre una planta “común” o BMR es de apenas 2% menos para esta última, sin embargo, nutricionalmente hablando la diferencia es superlativa.
Es muy recomendable que la “estructura del cultivo” (diseño de los surcos) contemple una orientación con las hileras hacia la aguada, de lo contrario los animales rompen muchas cañas al momento de desarrollar la herbivoría, generando cuantiosas pérdidas de forraje por ineficiencias de pastoreo. El remanente de pasto que quede una vez liberado el potrero, deberá ser eliminarlo con una segadora en caso de ser factible, esto favorece una buena y vigorosa recuperación del verdeo de verano. Vale mencionar que también están los sorgos forrajeros fotosensitivos que demoran en promedio un mes la floración, lo que les permite acumular mayor cantidad y calidad de materia seca.
En resumen, el sorgo forrajero parece ser una especie más que apropiada para el presente desafío de producir abundante cantidad de pasto, en la menor cantidad de “suelo” posible y a la mayor velocidad posible.
De Frente Al Campo