l mijo más rico en proteínas que el arroz y que el trigo y no contiene gluten. En lugar de hablar de las propiedades curativas o medicinales de alguna planta, hoy pondremos la vista en un cereal con miles de años de historia: el mijo. Su cultivo se remonta a tiempos remotos, por lo que es difícil indicar con exactitud su origen o procedencia.
Constituye un alimento básico para la población africana, india y china, y parece que comienza a ponerse de moda en los países europeos como alternativa al arroz y a la quinoa. ¿Qué tendrá el mijo para despertar nuestra curiosidad y atraer el interés nutricional de cada vez más gente?
El mijo se caracteriza por ser un cereal muy energético (378 calorías cada 100 gramos), ya que presenta un elevado contenido en carbohidratos. Su aporte proteico es mayor que el del trigo, el maíz y el arroz, por lo que resulta interesante para incluir en las dietas vegetarianas y de deportistas.
Su riqueza en fibra, la cual ayuda a controlar el azúcar en sangre, además de limpiar el organismo, lo hace recomendable para las personas que sufren diabetes. Aparte de producir sensación de saciedad, siendo así útil para quienes presentan sobrepeso u obesidad o quieren adelgazar, favorece el tránsito intestinal. La poca grasa que contiene (en su mayoría ácidos grasos poliinsaturados y monoinsaturados) contribuye a reducir el colesterol, por lo que es beneficiosa para proteger y cuidar el sistema cardiovascular.
En lo que a minerales respecta, el mijo es una buena fuente de magnesio, fósforo, hierro y zinc. Dada la presencia de lecitina, magnesio y fósforo en su composición, el mijo se considera adecuado para mejorar el rendimiento físico e intelectual, así como la memoria. Aportavitaminas del complejo B, entre las que se encuentran la tiamina o B1, la niacina o B3, la piridoxina o B6 y el ácido fólico o folato, esencial antes de la concepción y durante el embarazopara el correcto desarrollo de un futuro bebé.
Una de las grandes ventajas del mijo es que está exento de gluten, de modo que se digiere con facilidad y puede ser consumido por los celíacos e intolerantes a dicha proteína. Podemos emplearlo como sustituto de otros cereales con gluten o simplemente para diversificar un poco la dieta.
El mijo tarda un poco más tiempo en cocerse que la quinoa, casi lo mismo que el arroz integral; de hecho, se prepara de la misma manera que este.
Todo lo que hay que hacer para disfrutar del sabor suave y mantecoso del mijo es enjuagar bien los granos bajo el agua del grifo y ponerlo a hervir en una cacerola a fuego medio-alto. La proporción suele ser tres partes de agua o de caldo por cada una de mijo, aunque las cantidades pueden variar en función de la receta. Lo llevaremos a ebullición durante unos 30 minutos aproximadamente con la tapa puesta. Una vez compruebes que el mijo ha absorbido todo el líquido y está bien cocido, podrás servirlo como guarnición o añadirlo a otras preparaciones.
Aunque a simple vista recuerde un poco al alpiste, el mijo tiene un toque de sabor a nuez y una textura agradable que, por lo general, gusta a todo el mundo. No solo combina a la perfección con verduras como la calabaza, el pimiento, la zanahoria o el calabacín, sino que también admite cualquier ingrediente dulce: pasas, orejones, plátano, miel… Sirve tanto para elaborar pasteles salados, hamburguesas y croquetas vegetales como para hacer cremas, muffins y budines para el desayuno o la merienda.
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