El INTA impulsa la cría casera de vaquitas de San Antonio como herramienta de control biológico para producciones agroecológicas. Los especialistas destacan sus beneficios predadores sobre insectos de cuerpo blando. Desde la sede del organismo en La Consulta –Mendoza–, esperan capacitar y divulgar la identificación y cuidado de estos insectos con el objetivo de minimizar el uso de elementos tóxicos en los controles de plagas.
El Coccinellidae, conocido popularmente como vaquita de San Antonio, es un insecto coleóptero de entre uno y diez milímetros, de forma redondeada u oval y colores vivos. Su acción predadora es significativa sobre insectos de cuerpo blando, tanto en su estadio larval como adulto.Llegan a consumir hasta 800 insectos a lo largo de su ciclo,entre ellos están los trips, pulgones y arañuelas. “Las vaquitas de San Antonio son una alternativa para el control biológico de algunas de las principales plagas que afectan a las producciones hortícolas agroecológicas de la zona”, indicó Carla Chiandussi, técnica del INTA Mendoza.
Para Silvina Panonto, co-responsable del proyecto, “es muy importante que estos procesos de control biológico se implementen en las chacras”. La investigadora no dudó en asegurar que esta herramienta es fundamental para un manejo sustentable de los cultivos.
Existen más de 4.500 especies de todos los colores y tamaños, las cuales están presentes en distintas regiones del mundo en temporadas cálidas. Estos insectos transitan la mayor parte de su vida en las plantas, donde encuentran su principal alimento; su dieta es a base de pulgones, ácaros, eriófidos y algunos tejidos de hongos que dañan los cultivos.
Una vaquita de San Antonio adulta puede comer más de mil pulgones durante el verano. Además, durante esta época pueden llegar a poner más de un millón de crías, lo que las convierte en un natural y eficaz controlador de plagas.
Las especialistas Silvina Panonto y Carla Chiandussi están a cargo del desarrollo bajo la dirección del ingeniero agrónomo Daniel Pizzolate, responsable del INTA en la provincia de Mendoza.
La cría se desarrolla en las cámaras de la Estación Experimental Agropecuaria, ubicada en el kilómetro 96 de la ex Ruta 40, en el departamento mendocino de San Carlos.
Los ejemplares se encuentran en diferentes contenedores según su especie, donde son alimentados diariamente. A través del uso de aire acondicionado y luces, se recrea un ambiente propicio para que los coccinélidos continúen con su desarrollo.
El proyecto tuvo sus inicios como parte del programa ProHuerta en 2018. Desde ese momento, se comenzó a trabajar en la idea de producir un insumo para el control de plagas en las huertas orgánicas de la zona del Valle de Uco; unos meses después, se inició la cría y recolección del insecto.
Las especies que se encuentran con mayor frecuencia en los agroecosistemas, ambientes naturales de los cultivos hortícolas, plantas aromáticas, malezas anuales, perennes y forestales son: Harmonia axyridis, Cycloneda sanguínea, Adalia bipunctata, Eriopis connexa, Hippodamia convergens y Olla abdominalis.
Respecto a los momentos oportunos para la recolección, las especialistas del INTA aseguraron que las condiciones ambientales como la temperatura y humedad son factores que afectan la presencia de controladores biológicos.
Para atacar las plagas, las técnicas del INTA recomiendan contar con una rutina en cuanto a:
- Manipulación: es importante ubicar por separado los insectos en cada estadio del ciclo de vida. El tamaño de los contenedores debe variar de acuerdo al número de huevos y al tamaño de las larvas.
- Alimentación: es fundamental la presencia de insectos presa como los pulgones, trips y arañuelas.
- Limpieza: realizar la limpieza de los contenedores día por medio, aplicando agua con rociador. Retirar los huevos y proporcionar el alimento adecuado. Las técnicas del INTA esperan aumentar la producción de huevos y comenzar con la cría de otras especies benéficas, considerando la necesidad de disponer de organismos benéficos para los productores.