ugares próximos a la Ciudad de Buenos Aires que invitan a disfrutar de la aventura, la historia y la gastronomía.
A 126 kilómetros del Obelisco, donde el campo tiene una larga tradición de producción lechera, esta pequeña localidad es el centro de la Ruta del Queso. A lo largo de un día, los visitantes pueden recorrer varios kilómetros de la Ruta Nacional 5 visitando establecimientos productivos. Algunos de ellos son: la histórica La Suipachense; la boutique de productos artesanales Quesos de Suipacha; la Cabaña Piedras Blancas, dedicada a la producción de leche y quesos de cabra sobre modelo francés; la finca de quesos de campo Fermier; la plantación de arándanos Il Mirtilo; y el criadero de jabalíes La Escuadra.
La visita puede ser guiada y en grupo –en auto propio es el modo más recomendable, para garantizar el acceso a todas las fábricas combinando bien los horarios de visita–, o en forma independiente. Concebido como una experiencia gastronómica, el recorrido incluye degustaciones, además de un almuerzo en algunos de los restaurantes locales.
Suipacha cuenta con hoteles, casas de campo y hosterías para quienes quieran pasar la noche y extender su visita a dos días.
Ecléctica, única y con un conjunto de construcciones arquitectónicas yuxtapuestas, se trata de una auténtica aldea medieval en las afueras de Buenos Aires. Calles pavimentadas con adoquines, campanas de un convento de clausura, majestuosos vitrales, columnas de mansiones porteñas, el primer carro de bomberos tirado por caballos y románticas estatuas de mármol, son algunos de los puntos sobresalientes.
La localidad es obra de Antonio Campana, un soñador que, a la cabeza de un equipo de albañiles, levantó un conjunto de 40 edificios en un terreno de 200 hectáreas ubicado en González Catán.
En Campanópolis hay de todo: fuentes, lagos, puentes de quebracho, muelles, un molino de viento holandés, una capilla colonial y una locomotora con vagones. El Museo de las Rejas exhibe objetos de los más diversos materiales y procedencias que Campana fue consiguiendo en remates, como arañas colgantes, vitraux, objetos antiguos y piezas de arte que decoran el predio.
Se visita mediante paseos guiados algunos fines de semana, ya que el resto del tiempo funciona como locación fílmica y de fotografía.
Uribelarrea es un pueblo que transporta al pasado. Ubicado en el municipio de Cañuelas, es de muy fácil acceso desde la Ciudad de Buenos Aires, lo que lo convierte en una buena opción para una escapada de fin de semana. Se trata de un destino de salidas verdes o gastronómicas para muchas familias que abandonan la ciudad por unas horas para reencontrarse con el campo.
También es un punto turístico muy visitado por cinéfilos que buscan escenarios de famosas películas en torno a su plaza, a la silueta de su iglesia o a lo largo de las fachadas de sus viejas casas. La colonia agrícola fue fundada, como muchas otras, a fines del siglo XIX gracias a la llegada del ferrocarril.
En la zona hay muchos restaurantes de campo para degustar pastas, picadas y carnes a la parrilla, como Macedonio, La Uribeña y El Palenque. Casas de té, una pequeña fábrica de cerveza artesanal y la bodega Uribelarrea completan el circuito gastronómico.
Al norte del Gran Buenos Aires, la localidad de Tigre ofrece una diversa propuesta de actividades que combina arte, gastronomía, relax y naturaleza: un paseo por la ribera, recorrer su majestuoso Museo de Arte y almorzar en el Boulevard Sáenz Peña son solo algunas opciones.
Los paseos en kayak o canoa –con la posibilidad de tomar clases para los principiantes– son la opción que mejor combina el deporte con la inmersión natural y el avistaje de aves. Se organizan salidas diurnas y nocturnas.
Desde la Estación Fluvial parten lanchas colectivas que llevan a cabañas, restaurantes y campings en el río Paraná. Entre los brazos del río se encuentra la reserva natural Delta Terra, con un centro de rescate de fauna y un pequeño museo. También puede visitarse el establecimiento de Marta Mattone, una apicultora que recibe huéspedes y los lleva a visitar sus colmenas.
La estancia La Candelaria, ubicada en Lobos –a menos de 100 kilómetros del Obelisco–, ofrece propuestas para pasar el día o el fin de semana.
Con un imponente castillo francés de finales del siglo XIX y un parque de más de 100 hectáreas diseñado por el reconocido paisajista Carlos Thays, esta estancia fundada en 1840 propone una estadía combinada con lo mejor de la gastronomía criolla.
La cocina es una de las especialidades de La Candelaria. A sus famosos asados se suma la combinación de platos criollos con la cocina internacional de 5to Chukker Restó, un restaurante con temática polera y de campo argentino.
La visita incluye cabalgatas, paseos en sulky, actividades de ecoturismo y un safari fotográfico en las 40 hectáreas de un bosque poblado de centenarias araucarias, palmeras, casuarinas, cedros, pinos y ombúes.