Los cruceros son una atracción turística que no distingue climas ni estados de ánimo. Son un medio de transporte exclusivo –con amplia capacidad– que recorren el mundo desde uno de los escenarios más elegido por los viajeros a la hora de vacacionar: el mar. En las últimas dos décadas, el segmento creció de manera exponencial, aumentando no solo en cantidad de pasajeros, sino en inversiones y variedad de propuestas.
En marzo del año pasado fue noticia el viaje inaugural del Symphony of Seas –que partió desde la ciudad de Barcelona–, un barco de Royal Caribbean que representa el crucero más grande construido hasta la fecha. Tiene un tamaño que equivale a cinco Titanics y dispone de espacio para nueve mil personas. Cuenta además con 40 restaurantes, 23 piscinas, dos teatros, una pista de patinaje sobre hielo, un simulador de surf, dos paredes de escalada, una tirolesa, una calesita, cancha de minigolf y numerosos casinos, gimnasios, spas y tiendas de lujo.
Desde 1990 hasta la actualidad, la industria viene creciendo en base a inversiones y la apertura de nuevos mercados. Según se estima, en los próximos siete años aparecerán en el mar al menos cien cruceros a estrenar, tras una inversión de alrededor de 59 mil millones de dólares.
La mayor naviera a nivel global es Carnival, compañía que en el año 2013 sufrió el naufragio del Costa Concordia. La firma fue creada en la década de los setenta por el israelí Ted Arison, quien luego de disolver la sociedad que tenía con el fundador de Norwegian Caribbean (tercera en la escala mundial, tras Royal Caribbean), se lanzó a la aventura por cuenta propia. Carnival tiene sede en las bolsas de Nueva York y Londres y presencia en territorio nacional a través de una de sus subsidiarias, Costa Cruceros, que arribó al puerto bonaerense hace 70 años.
Costa Cruceros tiene dos embarcaciones que amarran en Buenos Aires entre noviembre y abril, y cuenta con un transatlántico que da vueltas por el mundo. Su gerente general para Sudamérica, Darío Rustico, asegura que lo que ocurre en la Argentina está estrechamente relacionado con lo que pasa en el resto del mundo, ya que “los cruceros son assets de un profit determinado”.
Rustico remarcó que en 2011 Brasil llegó a tener 20 barcos, porque el desarrollo de la industria en Europa y Estados Unidos suscitó un excedente de embarcaciones que durante la etapa invernal no tenían donde ir y llegaron a Sudamérica. “No fue un plan. Desde 2015, la región viene creciendo mucho. Se espera que las próximas temporadas se equipare con las propuestas que hay en Asia, Australia, Isla Mauricio y Dubái. Sin embargo, aún resta mejorar la competitividad en relación a la cantidad de puertos y los costos”, resaltó.
En abril de 2018, el presidente Mauricio Macri recibió en la quinta de Olivos a Adam Godstein, vicepresidente de Royal Caribbean, en el marco de una reunión donde la compañía anunció la vuelta a la región –que había abandonado hace más de una década–, debido a nuevas políticas que implicaban una reducción significativa en los aranceles portuarios.
La medida fue bien recibida por la empresa MSC Cruceros, cuyo director ejecutivo en Argentina, Javier Massignani, explicó que incrementaría los números operativos y posicionaría mejor al mercado. MSC es la cuarta naviera del mundo y es la que más entradas y salidas realiza actualmente al puerto de Buenos Aires (34). También es –junto con Costa– una de las más exitosas en territorio nacional, por lo que para sus directivos la región representa el segundo mercado más activo después de Europa. Por este motivo, apuestan muy fuerte por su desarrollo. “El crucero pasó de ser un nicho exclusivo a masificarse sin perder calidad y prestaciones”, advirtió.
Para Joaquín Salgueiro, gerente de Ventas de Organfur, la oficina comercial que Royal Caribbean posee en la Argentina, no sirve de nada reducir los costos argentinos si no se reducen paralelamente los de Brasil, Chile y Uruguay. Organfur se dedica a la venta de cruceros para argentinos en el extranjero, de los cuales el 83% parten de Miami hasta Bahamas o el Caribe. La compañía, al igual que la mayoría de las navieras, funciona en dos dimensiones: en temporada y sobre región; no se maneja con destinos específicos, sino con circuitos.
Según un estudio realizado por la empresa, basado en las búsquedas en Google de los argentinos, el 65% opta por cruceros a Brasil; el 16% busca barcos de Miami hacia Bahamas; el 12% por el Mar Caribe; mientras que el 7% restante se reparte entre Europa, la Patagonia y Asia.
Los cruceros más importantes que amarran en Buenos Aires son el Fascinosa de Costa y el Orchestra de MSC. Ambos superan la capacidad de tres mil pasajeros, a quienes se le suma la tripulación. “Son grandes embarcaciones de acero que transportan, alimentan y entretienen a más de cinco mil personas en el medio del agua. Son una verdadera ciudad dentro del mar”, agregó Rustico.
La fastuosa logística permite que haya tickets a precios razonables, con opciones amplias y tarifas que varían de acuerdo al paquete contratado (media pensión o all inclusive), y a los gastos dentro y fuera del barco (excursiones o salidas desde los puertos).
En el último tiempo, también se incrementó el turismo en cruceros por zonas más inhóspitas como la Patagonia y la Antártida. La firma chilena Australis, por ejemplo, realiza viajes entre Ushuaia y Punta Arenas, que pasan por el Cabo de Hornos, combinando aventura y lujo. Su valor ronda los 2.500 dólares por persona.
La mayor parte de los pasajeros son adultos de más de 55 años, provenientes de Estados Unidos, Europa, Asia y Oceanía, que contratan los paquetes con más de seis meses de anticipación.
“El concepto de lujo que trabajamos nosotros no tiene que ver con lo extravagante, sino con la exclusividad: llegamos a lugares que de otra manera no llegarías”, planteó Mara Lougedo, gerente de ventas.
Hacia la Antártida llega la empresa noruega Hurtigruten, cuyo presidente para las Américas, William Harber, reconoce que está satisfecho con las travesías que vienen realizándose sobre el continente. Harber además confirmó que ven con entusiasmo realizar viajes a futuro por Iguazú, Buenos Aires y la Patagonia. “Nuestras operaciones se basan en una logística aceitada en la costa, transfers eficientes, seguridad y predictibilidad en temas aduaneros y de migraciones. Si bien, por razones de eficiencia, nuestros buques amarran en Montevideo, queremos volver a hacerlo en Buenos Aires con los nuevos cambios tributarios”, expuso.
El sector naviero sabe que aún hay mucho por hacer y que el potencial es infinito. Sin ir más lejos, Disney cuenta con cuatro cruceros dentro de su Disney Cruise Line y anunció que agregaría por lo menos tres más en los próximos años. Por otra parte, en China se comenzaron a construir barcos; en tanto que las industrias más tradicionales, como las noruegas, alemanas e italianas, tienen proyectos para ampliar sus tropas. Latinoamérica representa un escenario lleno de oportunidades para los inversores, ya que contamos con amplias costas y maravillosos paisajes.