a producción se redujo un montón, somos unos de los pocos que seguimos en la zona” cuenta Silvana. Todos los años siembran alrededor de un centenar de hectáreas: “A mi papá, Néstor, le gusta implantar a mediados de mayo y sobre rastrojo de maíz, pero por las lluvias esta vez fue unas semanas después, en junio”, contó la productora antes de precisar que en cada hectárea sembraron 60 kilos de simientes Aguará INTA “porque es una variedad de ciclo corto que permite cosechar temprano”.
Por el andarivel del manejo sanitario apenas debieron combatir un poco de roya, nabo y mostacilla; por lo demás la campaña marchó sobre rieles, ni el frío del invierno pudo hacer mella en la calidad y cantidad de las materias primas, tanto que la trilla marcó 1.000 kilos por hectárea que serán vendidas a la aceitera de Nogoyá.
Dato: en esta campaña que se acaba también trabajaron con trigo y obtuvieron rendimientos de 27 quintales por hectárea, nada mal para lo flaca que resultó la fina entrerriana. Y de cara a lo que llega, prevén seguir con sorgo, algo de maíz y soja.
En cuanto a recomendaciones importantes, Brondi dejó dos y de tipo operativo: “El que quiera producir lino que pida con tiempo las semillas porque suele faltar; no es como el maíz, el trigo o la soja que suelen abundar y; al vender el que puede esperar que espere porque tiempo después de la cosecha el precio es mejor”.
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