Noruega sufre los cambios climáticos como ningún otro país

Los icebergs en Noruega flotan junto a los botes como islas perdidas. A medida que la temperatura del agua derrite la base sumergida, la masa de hielo se vuelve demasiado pesada en la cima, pierde el equilibrio y se da vuelta, como si estuviesen jugando y no muriendo.

Según el experto Kim Holmen, director del Instituto Polar Noruego, es natural que el glaciar Wahlenberg se vaya desgajando y desprenda icebergs hacia el mar. Pero la situación es que eso ocurre cada vez más rápido debido a las altas temperatura de los océanos.

Holmen vive en el archipiélago de Svalbard, en el norte de Noruega, desde hace 30 años, y los cambios que vio recientemente son “profundos, extensos y veloces”.

“Svalbard se está perdiendo a causa del cambio climático. Estamos perdiendo todo el Ártico tal como lo conocíamos, y éste es solo un aviso de las penurias y los problemas que le esperan al resto del planeta”, resaltó.

Según el informe divulgado a comienzos de año por el Centro de Servicios Climáticos de Noruega, la temperatura promedio en Svalbard aumentó 4°C en los últimos cincuenta años, mientras que las temperaturas de invierno subieron 7°C. Se prevé que para fines de siglo, la temperatura media anual aumente entre 7°C y 10°C.

Son pésimas noticias para Longyearbyen, la principal ciudad del archipiélago que, con una población de poco más de 2.000 personas, es la más septentrional del mundo y la que más rápido se está calentando.

Ivar Smedsroed es el vicario que atiende en verano la Iglesia de Svalbard, y en ese corto lapso le alcanza para saber de las angustias y los temores de los pobladores por el vertiginoso cambio climático. Uno de sus efectos es el derretimiento del permafrost que está debajo del cementerio de la iglesia.

“Cuando el permafrost se derrite, lo que está bajo tierra es empujado hacia arriba”, reveló el pastor. “Esto está pasando todo el tiempo, así que no me extrañaría que veamos ataúdes brotando literalmente de la tierra”, indicó. Se habló de relocalizar el cementerio, sobre todo después de que estuvo a punto de ser barrido por una avalancha en octubre de 2016. “También puede pasar que todo el cementerio termine bajo tierra, cuando la próxima avalancha baje por la montaña”, advirtió Smedsroed.

El derretimiento del permafrost también causó graves inconvenientes a los actuales residentes de Longyearbyen. Las viviendas están construidas sobre pequeños pilotes de madera, por lo que el reblandecimiento del terreno podría provocar derrumbes, desprendimientos y avalanchas, situaciones que las casas no están preparadas para enfrentar.

Las consecuencias del calentamiento global se agudizaron para el 19 de diciembre de 2015, cuando un hombre y su hijo murieron en su casa debido a una avalancha. “Se suponía que era un hecho sumamente infrecuente, pero apenas dos años después, en 2017, hubo otra avalancha”, dice Erik Holmund, vecino de Longyearbyen.

El suelo sobre el que se asienta el archipiélago también demostró ser letal en otras localidades. Michal Sawicki trabajaba como geofísico en la Estación de Investigaciones Polares de Polonia, en Hornsund, en el lado sur de Svalbard. El científico polaco y la meteoróloga Anna Gorska murieron al caer de una montaña, en mayo de este año.