l establecimiento se llama "El Argentino". Lleva de marca una vieja señal ancestral. Para el ojo entendido, exhibe muestras de un pasado gaucho que ya no se ve. Un mangrullo; corrales de palo a pique; caballos con pelajes únicos, y un fogón bien campero donde Osvaldo Raimondi y su familia reciben a clientes y amigos.
En la zona de Coronda, a la vera de la autopista, el predio se consolida como un espacio tradicional donde flamea la celeste y blanca y se proyecta la hombría de bien de un verdadero referente de la tradición gaucha en la región.
En diálogo,explicó los pormenores de la cría de esta raza tan ancestral. "Estos campos donde tenemos las yeguas de cría son campos de monte; son campos duros, pero el criollo es un animal rústico", comienza manifestando con orgullo.
Osvaldo cuenta que una vez que las yeguas paren, se destetan los potrillos a los 7/8 meses. Los traen al establecimiento "El Argentino" en donde se lo recría: se le da de comer, se los palenquea, se los soguea muy bien. "Todo esto es para que el día de mañana vayan a un centro de doma, para que sean caballos mansos", agrega.
Respecto del amanse, Raimondi explica que al tratarse de animales de buen cuerpo, recién pueden empezar a domarlos a los dos años, con una doma tranquila, y entre 3 a 4 años ya está saliendo a venta, "porque cuando te descuidaste, ya tienen dos años de doma".
Respecto de la metodología utilizada, explica que es una doma netamente a campo, "para que ese animal esté preparado para las tareas rurales: que te bajes 20 veces a abrir tranqueras, para que te puedas emponchar un día de lluvia". El hombre está convencido de estas muchas cualidades, que además le confieren docilidad. "Si bien estuvimos atravesando una época de sequía, cuando llueve, la única manera de entrar a los campos es a pata de caballo. Por eso, estos caballos están domados para trabajo, porque a veces, si están domados en el pueblo, al primer revoleo de un lazo empiezan los problemas".
Además, confiesa que trata de hacer un homenaje a nuestros antepasados. "Si no hubiese sido por nuestros abuelos y bisabuelos, a pata de estos caballos, este país no se hubiese forjado. Por eso trato de mantener esto vivo, que los chicos lo puedan vivenciar, porque no es lo mismo contárselos que ellos lo están viviendo".
Algunos kilómetros más al sur, y cruzando la ruta, ya en jurisdicción de Desvío Arijón se encuentra el establecimiento "Monte de Los Padres", donde Franco Petroselli armó un Haras que en una década de trabajo ya se impuso entre los grandes jugadores del circuito del Cuarto de Milla, con importantes premios obtenidos.
Remarcó que la raza se distingue por su estructura, su mansedumbre, su musculación y su versatilidad. "Sirve para paseo, trabajo, carreras, sobre todo de tambores, que están muy de moda hoy en día. La raza está cobrando un auge muy importante. Se usan para apadrinar, etc.", se explaya.
Petroselli agrega que es una raza que se distingue por su expresión en los ojos, su mirar femenino, su cabeza y orejas chicas y su cuerpo grande, además de su gran volumen muscular, una estructura ósea chica, cogotes elegantes y finos que los definen como ejemplares únicos.
"La raza llega a mediados del siglo pasado con caballos importados por el King Ranch que tenía campos en Corrientes y traen los primeros reproductores al país", cuenta , mientras un curioso grupo de madres y potrillos se acercan a curiosear.
A título personal, confiesa que desde chico fue un apasionado por los caballos, un sentimiento que se afianzó luego con el polo. "Si bien la vida me llevó por muchos lugares, el caballo siempre estuvo presente".
En cuanto al emprendimiento familiar iniciado en 2008, recuerda que al principio les generaba cierta incertidumbre. "Pero pudo más la pasión y hoy estamos con unas 25 yeguas madres, con padrillos campeones de Palermo, trabajando con transferencia de embriones, semen y algunas yeguas americanas. En definitiva, viviéndolo con mucha pasión y dedicándole mucho tiempo".
Esa pasión no fue en vano, ya que en 2017 consiguieron un importante galardón: Campeón macho en Palermo, un hecho que los marcó para siempre. "Si bien no pude estar presente, lo viví intensamente, y a partir de ahí hubo un antes y un después. Es algo muy difícil de explicar, porque vamos a Palermo desde que tenemos 5 años, y poder estar desde adentro con un campeón no se puede describir con palabras", explicó.
Nobleza gaucha
Petroselli admite que hay pocos animales que tengan el valor del caballo, tanto sea económico como sentimental. "Nadie cría caballos únicamente por el negocio, y eso le da un valor extra a lo que uno hace". Y a su vez, destaca el valor agregado de una cría seleccionada que suma como una gran alternativa para cualquier planteo productivo agrícola o ganadero. "Cada persona relacionada al caballo lo hacer primero por un sentimiento y luego por un negocio, y eso marca la diferencia".
El joven no oculta su sentimiento por la actividad, y rememora el contacto desde su infancia con los caballos. "Tengo recuerdos de muy chiquito arriba de un caballo, y es una actividad que requiere mucha pasión. Cuando corría en motos, lo único que quería era ganar, y ahora sólo pienso en crecer como productor, poniendo todo de mí. La diferencia es que hoy estoy mucho más tranquilo, no me quiebro ningún hueso (risas), y estoy más con mi familia".
Finalmente, confiesa que lo emociona hablar de caballos, porque "no podría vivir sin ellos, es una pasión, un sentimiento muy fuerte. Es una forma de vida, son el pilar de cualquier cosa que pueda llegar a armar, para nosotros es todo, sin el caballo no podríamos vivir".
"Juanito" ganó el premio de Reservado en 2016 de la Expo Nuestros Caballos. Luego fue Gran Campeón en Tandil y en General Las Heras, y campeón de Palermo en 2017, perdiendo una sola competencia en el circuito. "Las virtudes de este ejemplar pasan por un gran balance de su línea superior del lomo, que es más corto que la línea inferior, lo que hace que tenga movimientos sueltos del cogote, más flexible, más dócil. Eso lo hace muy comercial. Tiene muy buenos garrones, muy buen hueso, buena carretilla, buena expresión de ojos, cabeza chica, orejas cortas. Me gustaría tal vez que sea más profundo de costilla, pero en línea general apuntamos a un caballo más alto, (tiene una alzada de 1.53 metros), tal vez sea grande para los estándares de la raza. Tiene buen andar y movimiento. Su hijo ya ganó premios en categoría potrillo", destaca Petroselli.
Campo Litoral