a región chaqueña es, tal vez, una de las más castigadas por la acción humana en nuestro país. Especies en extinción y bosques arrasados son el saldo de décadas de desidia y malas decisiones administrativas, que hoy nos brindan un paisaje muy distinto al original.
Esta región comprende las provincias de Formosa y Chaco, el este de Salta, la mayor parte de Santiago del Estero, el norte de Santa Fe y parte de Tucumán y Córdoba. Es una extensa llanura húmeda, de abundantes pantanos y lagunas, con presencia de salinas en el centro y sudoeste de Santiago del Estero. Limita con el río Pilcomayo al norte, los ríos Paraguay y Paraná al este, el río Salado al sur y la región del Noroeste argentino al oeste.
Al parecer, el destino de la región chaqueña estaba marcado desde el inicio: Chaco significa, en lengua quechua, “lugar de cacería”. Fue así como muchas de las especies que vivían en estas tierras hoy están extintas, pero los motivos de su desaparición no se encuentran tan solo en la caza indiscriminada: también tuvo mucho que ver la destrucción de su hábitat.
Hasta el siglo XX, la región chaqueña se hallaba cubierta de densos bosques subtropicales. Sin embargo, en la década del 70, el gobierno de la provincia del Chaco decidió talar cinco millones de hectáreas del bosque salvaje conocido como el Impenetrable, con el objetivo de convertirlas en tierras de cultivo. Este proyecto no terminó de cumplirse y la región fue arrasada y transformada en chaparral espinoso prácticamente infértil. Este panorama empeoró desde 1990, cuando gran parte de la cubierta forestal natural chaqueña comenzó a ser desmontada para cultivar soja. La siembra masiva de ese cultivo industrial contribuyó a eliminar la biodiversidad de la zona.
El Impenetrable continúa, de todas formas, brindando un marco distintivo a esta región y es, sin lugar a dudas, su marca distintiva.
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