umplir el sueño de su madre, que luchaba contra una dura enfermedad, impulsó a Luz María Santos Bollea a pensar en grande y llevar sus limones tucumanos a más de 20 países.
La inmigrante española Isabel Mena de Mata fundó en 1954 la citrícola San Miguel. En 1993, la familia decidió vender la plantación. A Carmen Bollea Mata, nieta de Isabel, le quedaron 97 hectáreas, que a lo largo de los años logró multiplicar hasta llegar a las 1.000.
Luz María Santos Bollea, licenciada en Administración de Empresas y contadora pública, tomó las riendas de la empresa tras volver de Estados Unidos y mientras su mamá, Carmen, realizaba un tratamiento contra el cáncer. “Siempre la admiré a mi mamá como empresaria por ser una de las pocas mujeres citricultoras que además supo multiplicar lo que había heredado”, destacó.
Sin embargo, el sueño de su mamá era que sus limones dieran la vuelta al mundo. “En ese momento exportar parecía imposible, estábamos en el medio de un tratamiento y yo no sabía nada del negocio del limón”, reconoció.
Lejos de rendirse, la joven empezó un curso en comercio exterior y encaró un viaje con su hermano a la feria Fruit Logística, que se realiza todos los años en Berlín y que es reconocida como una de las más importantes del sector a nivel internacional. “Fuimos con un mini stand. El día que llegamos a la feria hubo un paro de aviones y se acercó muy poca gente. Además, todo el mundo se reunía directamente con sus clientes. En ese momento, dijimos “bueno, levantemos nuestras cosas y vayámonos. Pero donde veíamos un limón, nos acercábamos y contábamos nuestra historia”, relató.
La historia captaba a los clientes, pero todos les preguntaban lo mismo: “¿Qué experiencia tiene? ¿Cuáles son sus clientes? ¿Tienen fotos de las cajas?”. Santos Bollea no tenía respuesta.
En abril de 2017, los primeros contenedores de la marca Carmencita, bajo la que se comercializan sus limones en honor a su mamá, salieron para Holanda, España e Inglaterra. “Volvimos a la Argentina, armamos la cuenta en el banco y todo de cero para exportar”, afirmó.
Carmen Bollea Mata falleció dos semanas después de la primera exportación, pero su sueño y la operación exportadora continúan vigentes hasta hoy. En 2018, Terri Citrus facturó US$4 millones.
Santos Bollea aclara que la empresa tuvo un crecimiento de facturación por la exportación de alrededor del 105%. En el transcurso de dos años, la empresa llegó a exportar a más de 20 países, entre los que se destacan Estados Unidos (país al que llegan desde hace un año, tras el cierre y reapertura de las importaciones de limones decretados por Donald Trump), Canadá, Hong Kong, Rusia; países de la Unión Europea, como Holanda, España, Inglaterra y Francia, y de Europa del Este, como Georgia o Macedonia.
Sin embargo, no todo es color de rosa y la gestión de Terri Citrus no está exenta de los golpes de la macroeconomía argentina. Además, durante muchos años la Argentina era el único protagonista en el mercado del limón internacional, pero hoy la foto es otra. Sudáfrica se posiciona a nivel mundial con limones que alcanzan la misma calidad de los argentinos pero a la mitad del costo. “No tienen impuestos ni retenciones. Acá el costo de la caja está dolarizado, el costo del despachante de Aduana está dolarizado; el negocio se está tornando difícil”, explicó Santos Bollea, y agregó: “Hoy, el margen es cada vez más chico y la competencia nos está afectando”.
“Pienso que la solución es solidarizarse con exportadores, sentarse a hablar con la gente del flete terrestre, con los puertos, y que el Gobierno nos ayude a habilitar que salgan camiones por medio de Chile para mejorar la competitividad”, subrayó Bollea Mata. “La unión hace la fuerza, todos los agentes del sector, productores y proveedores debemos buscar la solución para poder salir al mundo y competir con buen precio”, concluyó.