as conservas vegetales protagonizan una amplia y variada oferta, en la que figuran preparaciones de duraznos, peras, ananás, cerezas, ensaladas de frutas, arvejas, espárragos, maíz, jardineras, palmitos y tomates, sin agotar la nómina. Y contribuyen, además, a facilitar la incorporación de vegetales a la alimentación, tendencia tan saludable como creciente.
Es de destacar que las producciones de tomate para industria y durazno para industria son importantes economías regionales principalmente en la región de Cuyo.
Las conservas vegetales representaron el 0,04% en valor y el 0,02% en volumen del total exportado por Argentina en el año 2016. Si se consideran las exportaciones de alimentos y bebidas, las conservas alcanzaron el 0,09% en valor y el 0,05% del volumen total 2016. Se observa una leve tendencia a la baja, dado que en 2010, representaban un 0,06% y un 0,04% en valor y volumen respectivamente del total exportado, y un 0,17% y 0,10% dentro de los alimentos y bebidas.
La producción de duraznos para industria o pavías amarillos, diferentes a los duraznos comercializados para consumo en fresco, tiene dos destinos principales: la producción de duraznos en mitades en agua edulcorada (duraznos en conserva o en lata) y la producción de pulpas concentradas, que sirven de base para la preparación de mermeladas, jugos y gaseosas.
Argentina alterna con Chile el quinto lugar como productor mundial, luego de China, Grecia, España y EE.UU. Grecia es el segundo productor mundial y como tiene un consumo muy bajo, genera saldos exportables que lo convierten en el principal exportador.
Las conservas de tomate se caracterizan por la amplia variedad de subproductos que comprenden, entre los que se destacan salsas, puré, extractos, etc.
Las exigencias de los consumidores locales e internacionales son cada vez mayores. El mercado modifica vertiginosamente tanto los hábitos de consumo como la forma de valorizar a los productos, y en esto, las conservas vegetales no son una excepción.
Así entonces, el sector enfrenta el desafío de adecuarse a las exigencias crecientes de los consumidores con el desarrollo de productos nuevos, formas de presentación renovadas, avances tecnológicos que apunten a obtener mejoras en la conservación, introducción de nuevas especies y variedades, innovaciones en los procesos de industrialización, etc.
Las economías regionales deberán focalizarse en sectores de mercados particulares con productos diferenciados y de calidad, procurando también ampliar la potencialidad del sector fortaleciendo el consumo interno.
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