a proliferación de malezas es hoy por hoy uno de los mayores dolores de cabeza que enfrentan los productores en materia agronómica. Pero diversos estudios a campo están revelando estrategias que pueden ser útiles para su control. Una de ellas: la utilización de cultivos de cobertura, como centeno, avena o triticale.
Una jornada organizada por la Agencia de Extensión Rural (AER) del Inta Río Primero junto a la Cátedra de Protección Vegetal de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad Católica de Córdoba (UCC), en colaboración con Aacrea y Aapresid, develó precisamente que el centeno es una de las mejores alternativas para combatir las malezas.
En una reciente reunión organizada por la regional Aapresid de Río Segundo, el ingeniero agrónomo del Inta Río Primero, Productores y técnicos sobre un lote enmalezado (Inta Río Primero)., había adelantado que los cultivos de cobertura “son un apoyo, no evitan que germinen las malezas pero corren su fecha de nacimiento unos 40 días y se puede ahorrar el herbicida pre-emergente; no elimina el problema, pero ayuda a combatirlo”.
Ahora, el primer caso de éxito se detectó en uncampo ubicado cinco kilómetros al sur del peaje de la Ruta Nacional N° 19, a la altura de Monte Cristo. “Allí se pudo recorrer parcelas testigo y las implantadas con avena, triticale y centeno, en donde pudo observarse el efecto de estas gramíneas en el control de malezas existentes en el lote, la que pudo medirse en un 80 por ciento respecto del lote testigo”, destacaron desde el AER Río Primero.
Los asistentes a la jornada pudieron observar un lote de trigo contiguo, sembrado con avión en cultivos de maíz y soja, donde también hubo una reducción de malezas pero no de la magnitud que presentaban los de centeno. “Como conclusión, se pudo medir que los cultivares que mayor efecto de control (alelopatía) se pudo detectar fueron los de Centeno”, resumieron desde la entidad.
El otro campo analizado fue uno ubicado en camino a Capilla de Los Remedios, en donde se visitó un lote con centeno sembrado por avión sobre cultivo de maíz, antes de cosecha. Dicho lote ya estaba casi en su totalidad espigado y presentaba una buena implantación. Allí se sembraron en dos modalidades: una con semilla sola de centeno, a razón de 50 kilogramos por hectárea; y la otra, con semilla peleteada e inoculada, también en 50 kilos por hectárea, lo que representó unos 32 kilos de semillas puras.
“Se observó un alto control de malezas si se la compara con un barbecho sucio de la parcela dejada como testigo en el mismo lote”, informó la AER del Inta Río Primero.
AgroVoz