La próxima generación tiene el desafío de profesionalizar la red de veterinarias

Victorio Firpo y Pablo Mangioni son socios en Veterinaria Hernández, una red de nueve sucursales con amplia presencia en el centro norte entrerriano y el sur de Corrientes

La próxima generación tiene el desafío de profesionalizar la red de veterinarias
martes 07 de julio de 2020

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os socios sostienen que en la ganadería local todavía hay cuentas pendientes. Las copiosas lluvias de verano obligaron a los médicos veterinarios Victorio Firpo y Pablo Mangioni a tomar un avión para atender el ganado de un cliente en el medio de los esteros.

Corría el año 1989 y en el pueblo lo que se acumulaba con fuerza no era solo el agua, sino la suba de precios que obligaba a cambiar los valores de los productos hasta tres veces por día. A la distancia, los propietarios de Veterinaria Hernández solo atinaron a decirles a sus empleados que cierren urgente el local.

Pasó ya ese tiempo. Hoy, la situación económica de la Argentina vuelve a ser crítica, pero, en el medio de la cuarentena por COVID-19, el negocio agropecuario resulta esencial, sigue su marcha, y Veterinaria Hernández mantuvo su actividad.

 “Hay que ser creativo y -en algún punto- algo conservador para seguir con vida en este negocio con los vaivenes de este país”, dispara Pablo Mangioni, que se sumó a la sociedad hace 34 años.

Veterinaria Hernández surgió en mayo de 1976 de la mano de Victorio Firpo en esa pequeña localidad del departamento de Nogoyá, en Entre Ríos.

Hoy, son nueve las sucursales repartidas desde Ramírez, al sur de Paraná, pasando por la capital provincial, hasta Esquina, en Corrientes.

“Mi especialidad es la reproducción y el manejo profesional de rodeos de cría en zonas de monte. En los inicios, venía de hacer una experiencia como inseminador y de la mano de firmas como CIALE, con la que seguimos trabajando, sumamos tecnología y trabajo que dio como resultado el desarrollo de la actividad, hasta alcanzar 3.000 productores como clientes y un rodeo de 2 millones de cabezas”, sintetiza Firpo los 44 años de trayectoria de la firma.

“Hoy, somos un equipo de 45 personas que incluye a 15 médicos veterinarios que ponen especial énfasis en el manejo del rodeo y la reproducción. A su vez, la parte comercial es muy importante, los productores nos han impulsado a crecer y fuimos profesionalizando el negocio”, reconoce el también ex secretario de la Producción y Senador provincial de Entre Ríos.

 

El desafío de elevar la ganadería

A la hora de analizar la situación de la producción ganadera en su zona de influencia, Mangioni no lo duda: “La adopción de tecnología es una de las grandes cuentas pendientes. En el norte de Entre Ríos los niveles de destete alcanzan el 60% en el mejor de los casos”. Es decir, apenas acompañan el bajo promedio nacional.

Entre las razones que explican esta situación, los socios de Veterinaria Hernández repasan algunas. Para Firpo, el campo tiene una baja rentabilidad y como consecuencia la inversión suele ser escasa.

“Tiene que haber líneas de financiamiento o menos impuestos para que se mejoren alambrados, mangas, pasturas, instalaciones. Hay falencias en infraestructura y eso tiene consecuencias”, señala y sentencia: “Hay que dejar que el productor produzca”.

“La adopción de tecnología es una de las grandes cuentas pendientes en la ganadería. En el norte de Entre Ríos, los niveles de destete llegan al 60%, en el mejor de los casos”. MV Pablo Mangioni.

Para su socio, Mangioni, muchos de los planes sanitarios se cumplen a medias o son incompletos por las mismas razones que mencionamos antes. “Hay muchos productores de raza que hacen las cosas bien y otros que son solo tenedores de vacas. Es decir, falta profesionalismo y si bien creció la adopción y uso de vacunas, el manejo no acompañó esa mejora”.

En ese sentido, desde su negocio no dejan de apostar a la extensión. “Hacemos muchas charlas con productores, empleados y personal de campo. Al menos 20 encuentros anuales para impulsar los planes sanitarios y la adopción de nuevas tecnologías”, resalta Mangioni como un punto de encuentro con sus clientes.

Por otro lado, Firpo tiene una teoría que pueda generar un cambio de paradigma. “La demanda china nos van a hacer más eficiente a la hora de producir más terneros: se van a llevar las vacas viejas”, dispara. Y amplía: “Muchas de ellas están en su etapa final, como invernada o conserva, y se cuentan como si fuesen productivas. Veremos si en uno o dos años esos porcentajes que vemos desde hace 20 años, en materia de preñez y destete, cambian”.

 

Bien de familia

Veterinaria Hernández también tiene desafíos puertas adentro. La convivencia de dos familias en el manejo del negocio desde 1986, cuando se sumó Mangioni a la sociedad, se sostiene en el tiempo.

Mientras que dos de los cuatro hijos de Firpo forman parte del negocio, son tres de cinco en el caso de su socio. Es así como Ignacio Mangioni, también veterinario, hace trabajos profesionales junto a su padre; Juan se desempeña en todo lo que tiene que ver con Pago a proveedores y Cuentas Corrientes; y Santiago, está en el área de Stock y Logística. Mientras tanto, Agustín Firpo es el responsable de la sucursal de Paraná y su hermana, Andrea, está a cargo de las Relaciones Institucionales y el Marketing de la firma.

“La próxima generación tiene como desafío profesionalizar la red de veterinarias y generar una nueva hipótesis de negocio para ampliar la cadena”, resume Mangioni padre la visión de la compañía multifamiliar. Para su socio, si bien coincide que profesionalizar la compañía es una cuenta pendiente, reconoce que siguen de cerca los números, evaluando las decisiones plenamente y más en estos tiempos donde “hay que ser un artista para manejar un negocio en este país”.

“La demanda china nos va a hacer mucho más eficientes a la hora de producir terneros”. MV Victorino Firpo.

A la hora de repasar el peso que tiene cada segmento en el negocio, los propietarios de Veterinaria Hernández resumen el modelo de negocios. “En la mayoría de las sucursales, los veterinarios son los encargados. Es una simbiosis porque le damos un lugar para desarrollarse en la parte profesional y nosotros le proveemos insumos agropecuarios. Así nos quedamos con una comisión y los honorarios corren por su cuenta”, señala Firpo. Y completa: “Todos los empleados tienen un rol participativo y eso genera un buen clima de trabajo. Son amigos, tenemos muy buena relación”.

En lo que respecta a la pata comercial, la base de operaciones de la firma está en San José de Feliciano, Entre Ríos.

Veterinaria Hernández tiene una relación directa con los laboratorios. “Hoy el 90% de las ventas están relacionadas con los productos veterinarios y una pequeña parte al sector de insumos para agro, una nueva división que lanzamos y para la cual también sumamos ingenieros agrónomos”, acota Mangioni.

Firpo rescata el valor de la sociedad. “A lo largo de 16 años, estuve en política, por eso reconozco y agradezco el esfuerzo de Pablo para mantener y hacer crecer la veterinaria en todos esos años”, asegura. A su turno, Mangioni, agrega que, “como todo matrimonio, para que las cosas sigan funcionando, hay que hablar mucho”.

 

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