on más de 2.600 especies, las palmeras son parte de una de las familias botánicas más grandes y notables del reino vegetal. En la Argentina, se emplean en jardinería y se encuentran desde especies de menos de un metro de alto, hasta otras gigantes de diez metros o más de altura.
En el caso de Butia yatay, ubicadas mayormente en las zonas templado cálidas del nordeste argentino, la especie es abundante y forma un paisaje digno del mejor jardinero. Tal es el caso del Parque Nacional El Palmar, situado en la localidad entrerriana de Colón.
Su historia se remonta al siglo pasado, cuando los palmares de yatay fueron arrasados por el avance de la agricultura. Ante tal desastre ambiental, los botánicos impulsaron la creación del Parque Nacional El Palmar en 1966.
Si bien la pradera se recuperó vigorosamente, no todo fue color de rosas. En aquel momento surgieron dos problemas: el aumento de la biomasa y los grandes incendios, sumado a las aves frugívoras que dispersaron los árboles.
Ante tal escenario, la quema prescripta resultó ser la única manera práctica de limitar el avance de arbustos y árboles, varios de ellos exóticos. Al tiempo que las poblaciones de yatay mermaban rápidamente, también se observaba sus renovales en forestaciones, banquinas y campos.
Esta especie de palmera es la indicada para espacios verdes urbanos, portales de ciudades, bordes de caminos rurales o bulevares. Además, en Ubajay, localidad vecina al Parque Nacional El Palmar, se le está dando otros usos como el culinario.