n las explotaciones agropecuarias usualmente se cometen errores en la práctica profesional que la naturaleza ayuda a disimular. Sin embargo, hay otros que no solo involucran la pérdida de grandes sumas de dinero, sino que generan dolores de cabeza a todos los involucrados en el desarrollo.
Este tipo de problemas es más común en empresas familiares, donde se podrían evitar muchas discusiones solamente con adelantar los trámites sucesorios y establecer un orden.
Puede suceder que los hijos que se queden al mando de las empresas no logren adoptar ciertos valores, ya sea por problemas de entendimiento con los padres, cuentas pendientes, malas influencias o cuestiones externas. No obstante, es vital poder transmitir, de generación en generación, los valores aprendidos en el campo.
De acuerdo con el Código Civil y Comercial, existen soluciones claras para ordenar una sucesión:
- Pacto entre herederos. Los herederos podrán pactar un acuerdo donde se disponga una indivisión por un plazo no mayor a diez años con renovaciones por un período de tiempo.
- Indivisión forzosa. El propietario de un establecimiento que constituya una unidad económica puede determinar en su testamento que no se divida el campo por un período de diez años y nombrar un administrador.
- Designación del administrador. El propietario decide por testamento quién será el administrador de la herencia. En el caso de que no llegara a hacerlo, la ley establece que le corresponde al cónyuge.
- Fideicomiso testamentario. El dueño del campo puede establecer un fideicomiso, indicando quienes serán los beneficiarios y el administrador del mismo.
- Mejora de la parte disponible. Se puede disponer de un tercio del total de los bienes para beneficiar a algún heredero en particular o a un tercero.