Escoger de forma fehaciente el momento indicado para arrancar el picado es uno de los factores más importantes que hay que tener en cuenta a la hora de obtener un silo de calidad. Entre las principales diferencias entre el maíz y el sorgo, figura que los máximos contenidos energéticos de los respectivos ensilajes se logran con distintos contenidos de Materia Seca (MS) de la planta. Esto quiere decir, por ejemplo, que cuando el cultivo del primero tiene entre un 34 y un 37% de MS, el del segundo tendrá alrededor de un 26 y un 32%.
Es preciso conjugar el conocimiento de los ciclos de cada cultivo, con la ayuda de la programación con la cual se confeccionará el ensilado de manera correcta. Para esto, el momento óptimo del corte es a 1/2 de la línea de leche para el maíz; y a 1/3 de panoja con grano pastoso para el sorgo.
Un factor que determina el tipo de fermentación en el proceso es el tenor de MS de la planta, ya que en ensilajes muy húmedos, los efluentes generados varían de un 1 a un 11% en la MS y contienen la mayoría de los componentes solubles del forraje, ya sean azúcares, ácidos orgánicos, proteínas u otros compuestos nitrogenados. Una ecuación elaborada por Bastimam y Altman en 1985, determinó que las pérdidas por efluentes suelen ser muy pocas cuando la MS del forraje es superior a un 25% y su producción se cesa al 29%. Pavía, en 1976, propuso que los ensilajes de buena calidad deben tener entre un 30 y un 35% de MS, ya que aquellos que disponen de una humedad muy alta presentarán desventajas como: costos de producción mayores y poco crecimiento de bacterias Clostridia spp.
En cuanto a la altura del corte, cuanta mayor sea, más grandes serán las posibilidades de incrementar la relación entre la espiga o panoja con la mesa ensilada, lo que a la larga logrará aumentar su digestibilidad. Por su parte, el picado se debe hacer teniendo en cuenta el tamaño de la fibra y el quebrado de grano para que sea de buena calidad.
Un picado correcto sería a los 1,5 centímetros (cm), con un grano bien partido, que tenga entre un 7 y un 12% de partículas más de 2,5 cm, que a la vez no sean mayores a 8 cm. No se buscan tamaños menores debido a que cuando los tamaños de la partícula tienen menos de ocho milímetros, la tasa de pasaje a nivel ruminal termina siendo muy alta, pudiendo provocar faltas de eficiencia en el aprovechamiento de nutrientes.
Para una buena digestión y utilización de los silajes de maíz o sorgo con altos rindes de granos, los materiales deben estar efectivamente procesados –es decir, partidos o aplastados– a partir del uso de un cracker. Si bien su implementación es un poco más costosa, no usarlo puede producir una baja digestibilidad en los granos, lo que a la larga provocará gastos de mayor envergadura. En la actualidad, la mayoría de los campos cuenta con procesadores SHREDLAGE, con los que se puede quebrar el grano sin picar la fibra, a través de un desgarro que logra proporciones ideales.
En cuanto a la compactación del silo –que es uno de los pasos finales para que la reserva de forraje sea de calidad–, se requiere eliminar el exceso de aire entre las partículas para lograr un proceso fermentativo adecuado. Esto requiere eliminar rápidamente el aire de la masa ensilada, de forma que se limite el proceso de respiración inicial y se eviten fermentaciones aeróbicas putrefactivas en el forraje que a la larga derivan en pérdidas de material por descomposición.
El compactado debe hacerse cuando el material es almacenado en los silos bunkers. Para llevarlo adelante, se utilizan mucho las ruedas del tractor para el pisado, ya que brindan mayor peso por unidad de superficie en relación a otros rodados.
Si se quiere una buena preservación del ensilaje por largos períodos, se lo debe aislar completamente del ambiente atmosférico, procurando la impermeabilidad de las paredes y colocando cubiertas sobre su cobertura plástica.
El uso de inoculantes también es muy conveniente, debido a que constituye una alternativa eficiente para mejorar las condiciones de fermentación y conservación del silo.