on nuevo empaque y reformulando productos y procesos, la empresa cochabambina Sociedad Agroindustrial De La Selva Ltda. expande el mercado del palmito boliviano a Chile, Estados Unidos y Europa. Sus productos Palmighetti, un spaguetti de palmito sin gluten ni azúcar y bajo en calorías y los PalmiDip, unas salsas con las mismas propiedades buscan posicionarse en los mercados más exigentes.
“Detrás de nuestro palmito existen familias, un compromiso ambiental, social y un grupo empresarial comprometido con cientos de personas que nos venden la materia prima porque buscamos que el trópico de Cochabamba se siga desarrollando y el medio ambiente no se destruya”, asegura Sergio Tejada, gerente general y accionista mayoritario De La Selva.
Siete empresas bolivianas se dedican al cultivo de palmito, dos de ellas pertenecen al Estado y cinco son emprendimientos privados. “Cinco mil familias en los municipios de Villa Tunari, Shinahota, Chimoré y Puerto Villarroel tienen plantaciones en 7000 hectáreas”, explica el Dr. Rolando Morales Zeballos, coordinador general de la Cámara Agropecuaria de Cochabamba.
Una caída en las exportaciones de palmito conservado en 2015 puso en alerta a los productores de Cochabamba, iniciando una profunda crisis de precios de esta materia prima. A abril de 2019, la exportación de palmito alcanzó un valor de 3,4 millones de dólares, frente a los 3,8 millones registrados en el mismo periodo de 2018, lo que representa una caída del 10 por ciento, según los últimos datos disponibles del Instituto Nacional de Estadística (INE). Esta iniciativa de poner a disposición del público una mayor cantidad de productos permite estabilidad a empresas como De La Selva, que planea exportar sus productos con valor agregado a Washington, EEUU y Santiago de Chile y a Francia y España, en este 2020, “para Europa primero debemos implementar la norma IFS, que certifica la seguridad y la calidad de los productos alimenticios procesados, así como los procesos de producción”. Bolivia es el tercer país exportador del mundo después de Ecuador y Costa Rica, según la Cámara de Industria de Cochabamba, con un 11 % de la demanda internacional. El 84 % del mercado del palmito boliviano está concentrado en Argentina (45 %), Chile (31 %) y Uruguay (8%).
Argentina, Estados Unidos y Francia son los destinos habituales para la exportación de palmito, pero hace una década que el sector no percibe un repunte importante. “Por ello, la tabla de salvación para este rubro es el valor agregado y abrir nuevas puertas con potencial por explotar, motivados por el alto índice del consumo del producto en países de Europa y Norteamérica”, asegura el Dr. Morales.
Tejada revela que la economía de su empresa se basa en los ingresos que perciben por exportación de palmito, entre 3 y 3,5 millones de dólares al año; mientras que a nivel nacional comercializan alrededor de 150 mil dólares, lo que les da tranquilidad financiera para intentar posicionar el palmito boliviano procesado. “Su sabor es diferente al de otros países debido al suelo en el que se cultiva; además es una excelente alternativa de alimentación, es libre de colesterol, bajo en sal, fuente de fibra soluble y contiene potasio, hierro y vitamina C”.
Con este objetivo en mente, durante casi 2 años, De La Selva afrontó el desafío de construir la máquina que permite el corte en forma de tallarín. Primero lanzaron el Palmini y ahora el Palmiguetti. También innovaron en el envasado y conservación del producto que se vende en latas sin preservantes, con un peso drenado de 220 gramos. Los tallarines van de 5 a 12 cm de largo y están listos para consumo. Se sirven calientes o fríos, como plato principal acompañados de cremas o en su estado natural. Otra apuesta son los PalmiDips, salsas a base de palmito con sabores tipo Queso Cheddar, Crema de Cebolla y Chipotte, que se consumen con los Palmiguetti, con papas fritas, nachos y/o vegetales. “Y en una segunda etapa presentaremos el pesto, el ceviche y la lasaña de palmito, seguidos por alimentos para bebés”, anuncia Tejada con entusiasmo. En marzo de 2019, la compañía firmó un convenio en Washington con Wakkal, una empresa desarrolladora de mercados para productos innovadores, a la que le despacharon una carga como muestra. “En EEUU estamos en proceso de desarrollo de mercado en plataformas virtuales y con promoción física de nuestros productos, mientras que en Chile y Europa estamos haciendo marketing”.
En Bolivia, todos los productos De La Selva están disponibles en las cadenas IC Norte e Hipermaxi, entre otras.
La compañía nace como una empresa familiar en 2001, en el bosque húmedo tropical del Chapare, dedicada inicialmente a los plantines de café, palmito, cacao y camu camu como cultivos alternativos a la hoja de coca. “Esta empresa es considerada pionera y líder en innovaciones. Su mayor fortaleza está en la calidad del producto que procesan porque cuentan con diversas certificaciones internacionales que les permiten competir en el mercado mundial, es toda una empresa de tradición cochabambina”, señala César Cuadros Rivera, vicepresidente de la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia (CEPB).
Cerca del 70% de la materia prima proviene de productores campesinos de la zona y su propia finca, lo que hace posible manejar de primera mano el proceso total de producción, desde la selección de la tierra y semilla en el vivero hasta la germinación y procesamiento del producto terminado. De todos los elementos de su proyecto, el más importante actor es el trabajador, cuentan con 110 especialistas en el área de producción industrial, 30 en producción agrícola y 15 en el área administrativa/contable. La mayor parte son mujeres.
“De La Selva constituye un gran aporte a la economía de la región porque genera importantes oportunidades para los productores de palmito”, asegura Tania Claros Vargas, presidente de la Cámara Departamental de Industria de Cochabamba. En 2003 construyeron la planta industrializadora de alimentos para elaborar conservas alimenticias para mercados de exportación y atender la demanda interna. Es una moderna estructura que tiene una nave de 2400 metros cuadrados de superficie, almacenes, laboratorio y oficinas en una finca de 300 hectáreas. “Aportamos a la conservación del medio ambiente de la zona y cumplimos con todas las normas de gestión ambiental y seguridad industrial”, sostiene Tejada. En 2012 obtuvieron el registro de Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA por sus siglas en inglés), emitido por el Gobierno de EEUU. Y en 2013 lograron el sello UK Kosher. Actualmente cuentan con un sistema de calidad ISO 22000 que fue certificado el 2015 por la empresa Tuv Rheinland. Llevan cuatro años participando del Programa de Entrenamiento para Exportar a Europa del Centro de Promoción de Importaciones de Países en Desarrollo (CBI), a través de la Cámara de Exportadores de Cochabamba. Esto les permitió la participación en varias ferias internacionales como Sial y Anuga. En 2017 iniciaron el proyecto de Investigación y Desarrollo de nuevos productos derivados del palmito y en 2018, fueron seleccionados como una de las mejores innovaciones en la Feria Sial, la segunda feria de alimentos más importante del mundo. “Visualizo a De La Selva como la principal proveedora de productos alimenticios en base a palmitos de Bolivia, quiero revolucionar nuestro palmito en el mercado mundial incrementando y diversificando nuestra oferta; sueño con que lleguemos al punto de abrir una lata con la conciencia de que al consumir este producto boliviano apoyamos también a millones de familias a salir de una situación de pobreza y enfrentamos a la economía ilegal del narcotráfico”, declara Tejada como manifiesto. Su plazo para ver este sueño hecho realidad es un año.
Forbes Bolivia